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viernes, 4 de mayo de 2018

EL ESPECTADOR: Doce ciudades en Argentina ya prohíben el glifosato. Martín de Ambrosio

Doce ciudades en Argentina ya prohíben el glifosato

El temor ante los riesgos de salud asociados al agroquímico ha detonado en Argentina movimientos populares que se oponen a su uso.
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El municipio de la ciudad argentina de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos cerca del río Uruguay, aprobó una ordenanza que prohíbe el uso, la venta y la comercialización del herbicida glifosato —clave para la soja transgénica— en las 33.000 hectáreas que están bajo su jurisdicción.
 
Se trata de la ciudad número doce que en Argentina adopta una medida similar y la tercera en esa provincia.
 
“Quedó acreditado que el glifosato tiene presencia química y consecuencias para la salud humana, que se traslada por viento y agua y que tiene razonabilidad la prohibición”, señaló Pablo Delmonte, uno de los concejales que votó a favor, integrante del partido Frente para la Victoria.
 
Delmonte explicó que, a diferencia de otros procesos de discusión similares, en este caso se trabajó durante cinco meses en la elaboración de la norma y se llamó al debate a diversos especialistas.
 
“Hubo convocados y participaciones espontáneas de la sociedad a través de ongs ambientalistas y vecinos con historias dolorosas, con pérdidas de niños y enfermedades; también miembros de asociaciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); el Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa) la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid)”, menciona.
 
La conclusión fue que “el glifosato afecta a las personas porque no sólo se están fumigando los campos” sino también en áreas urbanas. Quienes argumentaron en contra de la medida no negaron los problemas de salud, pero pidieron controles en lugar de prohibición, contó el concejal.

Entre Ríos produjo durante la última campaña más de 3.300.000 toneladas de soja (sobre 136 millones del total del país) en 1.198.400 hectáreas, según informe de la Bolsa de Cereales provincial.
 
Las anteriores ciudades argentinas que habían prohibido el agroquímico habían sido las patagónicas Bariloche (2010), El Bolsón (2015), Cholila (2015), Lago Puelo (2015) y Epuyén (2015), así como Montecarlo en Misiones (2015, luego revertida), General Alvear en Mendoza (2017) y ciudades más cerca del núcleo sojero como Rosario (2017), Rincón (2018), ambas de Santa Fe, y las entrerrianas Paraná (luego vetada) y Concordia. La provincia de San Luis tiene una disposición similar.

Silvana Buján, activista ambiental de la organización Bios, considera histórico lo que plantean los concejos municipales y recuerda que hasta la Comisión Nacional de Regulación del Transporte en 2003 prohibió su uso en las vías férreas que atraviesen ciudades y pueblos.
 
La medida llegó tras concluir que “distintos autores dan cuenta de que el glifosato expone a riesgos de disfunciones endocrinas, daño celular y genético, y que estos efectos se producen en dosis que están entre 500 y 4.000 veces por debajo de lo que se aplica normalmente para el control de malezas”, detalló.
 
Buján advierte, no obstante, que otros productos que están en el mercado o esperan turno de aprobación son iguales o incluso peores para la salud de los organismos biológicos.
 
“Son cientos de otras sustancias tan o más peligrosas que el glifosato, como el 2,4,D; el clorpiryfos, tantos clorados o fosforados cuyos prontuarios son probadamente estremecedores y cuyas autorizaciones han sido concedidas atravesando metodologías de clasificación creadas para otra cosa y que no asumen los riesgos a la exposición crónica ni sinérgica”.
 
Para el ambientalista entrerriano Rubén Knetemann, que está a favor de la norma aprobada, “el asunto es delicado porque el glifosato forma parte de la vida cotidiana y lo usan amigos y familiares con los que después nos juntamos a comer un asado”.


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Reforestar 250 millons de hectáreas neutralizaría las emisiones de Latinoamérica

El coordinador de la Iniciativa 20x20, Walter Vergara, impulsó a los países como Colombia, que acordaron restaurar 50 millones de hectáreas en los próximos 32 años, a ser más ambiciosos con esta meta. Aportes de Chile, México y Brasil son ejemplo.
Proceso de reforestación en El Bagre (Bajo Cauca antioqueño) por parte de mineros dedicados a la extracción de oro. David Campuzano - El Espectador.
Latinoamérica puede neutralizar sus emisiones de carbono si recupera 250 millones de hectáreas de tierras degradadas para el año 2050, afirmó hoy el coordinador de la Iniciativa 20x20, Walter Vergara, en la inauguración de la cuarta reunión de socios de ese mecanismo contra el cambio climático, entre los que está Colombia. 
Vergara, del World Resources Institute (WRI), animó a los 17 países latinoamericanos que actualmente están comprometidos en restaurar 50 millones de hectáreas para 2020 a que sean ambiciosos en la meta que se fijen para el siguiente periodo. El coordinador de esta iniciativa aseguró que los 50 millones de hectáreas permitirán absorber 1.600 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono. 
Restauración y cambio climático
De hecho, el funcionario apuntó que “hay una relación muy estrecha en América Latina entre restauración y cambio climático”, porque la región apenas supone el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, principal causa del calentamiento global, y la mitad de ellas proviene de la degradación y el cambio de uso del suelo.
Para demostrar que la restauración “no es solo teórica”, Vergara destacó una serie de proyectos ejecutados desde 2014, cuando la Iniciativa 20×20 fue lanzada en el marco de la cumbre mundial del clima de Lima, con un compromiso inicial de recuperar 20 millones de hectáreas, como contribución al Desafío de Bonn, que tiene como meta recuperar 150 millones de hectáreas a nivel mundial para 2020.
Entre los aportes más destacados está la recuperación de 807.000 hectáreas realizadas por el Programa Nacional de Reforestación de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) de México, con una inversión de 410 millones de dólares. También resaltó la restauración ecológica del Valle del Chacabuco, en el sur de Chile, un proyecto de la organización Conservación Patagónica por valor de 5 millones de dólares que abarca 267.000 hectáreas, casi el 60 % de las 500.000 hectáreas que el país austral se comprometió recuperar en 2014.
Asimismo, felicitó la iniciativa de Amazon Andes Fund para conservar 2,1 millones de hectáreas en el parque nacional Sierra del Divisor de Perú, fronterizo con Brasil.

La acción de la Unión Europea para proteger a las abejas

La Unión Europea alargó este viernes la prohibición de tres neonicotinoides, unos pesticidas peligrosos para las abejas, en todos los cultivos en campo abierto, para defender la biodiversidad y el medio ambiente.
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La abeja Bernie, insecto inflable gigante desplegado por el colectivo Avaaz el viernes por la mañana frente a los edificios de la UE en Bruselas, puede regocijarse. Defendida por la Comisión Europea, la prohibición fue votada por una mayoría cualificada de Estados miembros durante un comité técnico a puerta cerrada.
Dieciséis de ellos, el mínimo requerido, dieron luz verde, según fuentes coincidentes. Entre ellos Francia, Reino Unido, Alemania, España o Italia, pero también Holanda o Luxemburgo, cuya ministra de Medio Ambiente, Carole Dieschbourg, se expresaba satisfecha en Twitter.
"Es un gran día para nuestra lucha permanente por más biodiversidad y contra insecticidas dañinos", afirmó.
El ejecutivo europeo también se regocijó por el apoyo de los Estados miembros a su propuesta.
"La Comisión propuso estas medidas hace meses, sobre la base de la opinión científica de la EFSA (Agencia Europea para la Seguridad de los Alimentos). La salud de las abejas tiene todavía una importancia fundamental para mí, porque refiere a la biodiversidad, a la producción alimentaria y el medio ambiente", expresó el comisario de Salud y de Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis.
El futuro de la clotianidina, el imidacloprid y el tiametoxam -sustancias neurotóxicas muy utilizadas que atacan al sistema nervioso de los insectos-, había quedado en suspenso desde 2013, tras una primera evaluación negativa de la Agencia Europea para la Seguridad de los Alimentos (Efsa).
La agencia confirmó su opinión a finales de febrero, apoyando el deseo del ejecutivo europeo de ampliar la prohibición.
De ahora en adelante se aplicará a todos los cultivos al aire libre, con la única excepción de la utilización en invernadero, a condición de que las semillas y las plantas no salgan de su refugio cerrado.
En 2013 la UE ya había impuesto en primera instancia restricciones sobre estas tres sustancias, apeladas ante la justicia por dos gigantes de pesticidas cuyos productos están directamente relacionados, la suiza Syngenta y la alemana Bayer.
La moratoria parcial incluyó los cultivos que atraen a las abejas (como el maíz, la colza y el girasol) salvo algunas excepciones. La UE no ha esperado al resultado de este procedimiento ante el Tribunal de la UE, todavía en curso.

Victoria para el medio ambiente 

"Con un juicio de la justicia europea previsto para el 17 de mayo, es una decisión prematura, no bienvenida, incluso no del todo inesperada", dijo Graeme Taylor, de la ECPA, la Asociación Europea de Productores de Productos Fitosanitarios.
"Es desafortunado que una decisión haya sido tomada para restringir todavía más el uso de sustancias que son de gran importancia para la agricultura en Europa", continuó.
"La agricultura europea sufrirá con esta decisión", predice Taylor.
Pero para Sandra Bell, de la ONG Friends of the Earth, la prórroga de la prohibición es "una inmensa victoria para nuestras abejas y, en general, el medio ambiente". Insta a la Comisión a ayudar a los agricultores a abandonar el uso de pesticidas.

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