China quiere reconstruir la "Ruta de la Seda"
Formalmente, One belt one road es un ambicioso plan de infraestructura; para los analistas es una pieza clave en la estrategia geopolítica de instalación del liderazgo global del gigante asiático
JUEVES 29 DE JUNIO DE 2017
La cumbre de la "Nueva Ruta de la Seda" convocó el 14 y 15 de mayo en Pekín a 28 jefes de Estado y de Gobierno (entre ellos, Mauricio Macri), y a representantes de más de 100 países.
Aunque el encanto de la milenaria cultura china es tan fascinante como irresistible, decididamente, la principal fuerza de atracción del gigante asiático pasa hoy por su billetera, por lo que efectivamente desembolsa en diferentes formas (a través de inversiones o mediante financiamiento) y, por el potencial de la relación.
Lo que se conoce como la Nueva Ruta de la Seda tiene en realidad nombre propio y una sigla para simplificar su cita: OBOR, en referencia a One belt one road, traducido como Un cinturón (o una franja), una ruta.
Durante la reunión, el presidente chino, Xi Jinping, anunció inversiones por más de 100.000 millones de dólares, pero el paquete completo incluiría alrededor de 900 proyectos por US$ 900.000 millones.
El plan contempla crear -o recrear en muchos casos- corredores económicos a lo largo de las antiguas rutas comerciales. Así, los fondos se destinarán a construir, ampliar o modernizar la red de conexiones a lo largo de la vía comercial que unía Asia, África y Europa por mar y tierra. En ese contexto se destacan puertos, rutas, líneas ferroviarias y oleoductos.
El nuevo comercio
Donde alguna vez se comercializó seda, especias, té, porcelana, oro y plata, circularán trenes de alta velocidad y vagones de carga llevando los productos del nuevo comercio, y se intensificará el turismo, una de las industrias más potentes de estos tiempos. Al menos eso es lo que figura en los bocetos oficiales de lo que muchos analistas definen como el proyecto geopolítico y económico más ambicioso de los últimos años.
"La cumbre sobre la Nueva Ruta de la Seda se convocó para cimentar la determinación china de asumir un liderazgo global constructivo y moldear las relaciones internacionales de acuerdo con sus ideas", dijo el sinólogo alemán Jan Gaspers al ser consultado por DPA.
Gaspers cree que mediante el desarrollo económico China pretende estabilizar políticamente a vecinos frágiles como Afganistán o Pakistán pero señaló que sin embargo las inversiones también sirven -y cada vez más- para generar dependencias económicas que Pekín puede convertir en apoyo político: los miles de millones de dólares no son todos donaciones, sino que en la mayor parte de los casos se trata de ayuda financiera que los países receptores tienen que reembolsar con intereses.
Un lugar en el mundo
Un lugar en el mundo
¿Cuál es el lugar de América latina y el de la Argentina de modo particular en OBOR?
El embajador argentino en China, Diego Guelar, resume los orígenes de la iniciativa: "Lo lanzó Xi Jinping en 2013 como un programa de desarrollo del rezagado oeste chino. El gran desarrollo chino se dio desde el mar hacia el centro, desde el este y el sur de China. Los trenes de carga que conectan después de recorrer 14.000 km a ciudades chinas con Londres o tras 11.000 km con Colonia, en Alemania, implican que la carga llegue a destino en 11 días, un tiempo sustancialmente menor que si tuviera que bajar desde el oeste chino por tierra hasta la costa y desde allí viajar en barco. OBOR es el armado de una gran red de conectividad, centralmente con Europa y Asia Central. Y la cumbre de Pekín fue un gran show para mostrarlo al mundo", dice.
Pieza estratégica
Pieza estratégica
Guelar se suma a la teoría de quienes hablan de OBOR como una de las piezas de la estrategia de posicionamiento de China como líder global. "Los miles de millones de dólares para obras son una buena forma de convocatoria. El año pasado hicieron el G20, este año lanzan OBOR y en septiembre serán sede de la cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Están ocupando un espacio, desde noviembre del año pasado, instalando la idea del renminbi como moneda de reserva de valor. A principios de este año mandaron dos astronautas al espacio y tienen su propia base. Exhiben su propia globalización", agrega.
¿Y la Argentina? "Nos acabamos de incorporar al Banco de Infraestructura e Inversiones Asiático -como lo está haciendo buena parte de los países-. Ahí es posible -ya lo sondeamos- que se financien obras extra Asia. Les interesa la Hidrovía, que es un canal de comunicación entre toda la región. Ahí pueden plantearse obras de infraestructura. Además hay un programa de cooperación alimenticia muy importante de China en Africa, y a ellos no les sobra comida, importan comida. Nuestro planteo es abastecerse de alimentos a China para cooperar con África y también tecnología agrícola. Hacer lo que se llama cooperación triangular", concluyó.
LA NACION
Comercio exterior