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En febrero de 2018 la crecida inédita del río Pilcomayo generó un masivo movimiento de los habitantes de Santa Victoria Este (SVE), departamento Rivadavia. La contingencia impulsó la creación de anillos, formaciones que sirven como terraplenes de contención de las aguas sobre las comunidades ribereñas. 

A tres años, y en épocas de fiestas, el Pilcomayo volvió a crecer a niveles históricos y, si bien los anillos funcionaron, las filtraciones y llegadas de las correntadas generaron la evacuación de 28 familias de Monte Carmelo, y 22 de Santa María. Todas las familias, según informó el gobierno de la provincia, “decidieron reubicarse preventivamente”, en zonas más altas.

Las explicaciones de las fuentes oficiales indicaron que la crecida fue prematura. El director del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) de Bolivia, Víctor Carrillo, explicó a Salta/12 que el fenómeno que está generando la fuerte intensidad de las lluvias en la cuenca alta del Pilcomayo (río que atraviesa a Bolivia, Argentina y Paraguay), es conocida como “la alta de Bolivia”. “Llama la atención porque no habíamos visto un registro como el de ahora con esa intensidad”, afirmó. Si bien sostuvo que entienden que ante el traslado de las lluvias a otras zonas las aguas del río van a empezar a bajar en estos días, se debe tener presente que las crecidas suelen generarse también durante enero y febrero, por la persistencia de las precipitaciones.

“El crecimiento del río fue prematuro ya que se las espera a partir de febrero”, sostuvo por su parte el secretario de Recursos Hídricos de Salta, Mauricio Romero Leal, al afirmar que los anillos fueron acondicionados según un plan de trabajo que se había programado. Sostuvo que si no se llegó a algunos lugares fue porque se tenía previsto en otro momento. Pero reafirmó que los trabajos sí fueron realizados. Detalló que los desbordes que se vieron dentro de ciertas poblaciones victoreñas fue producto de la crecida extraordinaria del curso de agua.

Ante las consultas sobre si podían haber previsto con antelación esta crecida, dado que desde la primera semana de diciembre se había informado del primer fallecido (un ciudadano paraguayo), por la crecida de las aguas, el funcionario indicó que es imposible poder preverlo mes a mes. Pero sí, con todas las estaciones hidrometeorológicas que hay sobre la cuenca, se permite avisar a algunas poblaciones sobre la crecida con 24 horas de anticipación.

Las consultas se hicieron dado que al menos tres referentes victoreños indicaron a este medio que los trabajos de refuerzo en los anillos de contención no se hicieron. Aunque otros habitantes de la zona sostuvieron que vieron las máquinas trabajando, entendieron que las preguntas deberían ser “si los trabajos fueron de calidad”.

Romero Leal manifestó por su parte que una vez que bajen las aguas del Pilcomayo se continuará con un relevamiento y los trabajos que hagan falta para reforzar los anillos de contención. 

Las aguas llegaron a su nivel máximo el domingo que pasó cuando en Misión La Paz (en la frontera con Paraguay), estaban a 6 metros 47 centímetros, mientras ayer a las 7,15, el nivel había bajado 5 centímetros llegando a 6 metros 42 centímetros.

La crecida y la emigración

El presidente de la Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo (UACOP), Abel Mendoza, recordó el éxodo de las comunidades cuando en 2018 quienes vivían en La Curvita y Monte Carmelo, emigraron unos 15 kilómetros desde la costa del río hasta cercanías de la ruta 54.

“Hay gente de Monte Carmelo, la mitad de las familias que habitaban, que desde entonces no quiso volver” a la comunidad, recordó. Contó que con la nueva crecida, muchas familias se autoevacuaron y algunas están pensando en no volver.

Las consecuencias de la emigración fueron entre muchas otras, la falta de los servicios básicos (ya sin demasiada cobertura), en la nueva zona de residencia. Es así que luego de diversas manifestaciones se logró contar con aulas móviles para La Curvita. “Ahora están con la construcción una escuela. Pero desde hace tres años que se la pide”, dijo Mendoza.

También recordó sobre la represión sobre la ruta 54 cuando con un corte hicieron diversos reclamos. “Había gente que ahora integra la UACOP”, dijo, al sostener que en aquella protesta se llevaron detenido a quien es hoy el primer diputado provincial del Pueblo Wichi, Rogelio Segundo. “Tenemos hermanos a los que les quedó la cicatriz de la bala de goma como recuerdo de aquella represión”, afirmó.

Además de cumplirse el dicho de sus ancestros y abuelos sobre que “el río siempre vuelve por donde había pasado”, las aguas del Pilcomayo crecen cada vez más “por el desastre natural que hicieron en la parte de Bolivia con los desmontes. Por eso nosotros no dejamos que acá se haga desmonte”, declaró.

Luego de los hechos y la conformación de la UACOP, en noviembre de 2020 los originarios realizaron una marcha histórica y formaron una mesa intercultural “pedimos que nos arreglen los anillos y más defensas”. Pero observó que recién “aparecieron las máquinas”, un año y un mes después de aquel pedido acompañado con la advertencia de la crecida del río. “A algunas comunidades fueron, pero a otras donde se debían hacer no, y por eso desbordaron algunas defensas en Monte Carmelo y Santa María”. El presidente de la UACOP contaba ayer que en los caminos que conducen a Alto La Sierra y Rancho El Ñato, las aguas empezaban a aislar a las comunidades. “Entonces no va a llegar la mercadería y la gente va a estar aislada”, advirtió.

El Bermejo también

Cuando el Pilcomayo crece lo hace también el Bermejo, pues ambos nacen en Bolivia, en donde las lluvias no dan tregua. Romero Leal afirmó que se trabajó en el anillo de contención de La Esperanza (en Rivadavia Banda Sur), y que ahora se están dando “cortes característicos en la zona”.

Diógenes Escobar, quien es locutor en Rivadavia Banda Sur, contó a Salta/12 que las aguas del río están afectando fundamentalmente al paraje Montevideo, cercano a Morillo (ciudad cabecera de Rivadavia Banda Norte), y que si bien la contención impidió que La Esperanza se inunde “eso no quiere decir que la gente no se quede aislada”. Pues ayer al menos, en los caminos entre La Esperanza y San Felipe ya se había producido un corte a raíz de las aguas.

 “Aparentemente el río va a seguir creciendo”, agregó al señalar que no existe un centro de acopio de mercadería cercano para poder acercar a las familias que quedan entrampadas por las aguas.