Alma de Nogal : Los Chalchaleros

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Antonio Elio Brailovsky. Nube tóxica sobre Buenos Aires

Nube tóxica sobre Buenos Aires

Queridos amigos:

El 6 de diciembre, la ciudad de Buenos Aires fue afectada por una nube tóxica, causada por el incendio de un contenedor en el área de cargas peligrosas del puerto. Me parece necesario evaluar el incidente y discutir qué aspectos funcionaron y cuáles fallaron en el sistema de prevención y respuesta a las emergencias ambientales.

Lo primero es el episodio mismo. Un incendio en un contenedor de plaguicidas es una situación extremadamente grave. Sólo puede ser el resultado de una negligencia extrema, que debe ser investigada. Es decir, saber si la mala praxis se produjo en la preparación del contenedor o en su tratamiento dentro del puerto y cómo fue que los controles posteriores no la detectaron.
 ¿Hubo acaso controles posteriores? ¿Cuál es el procedimiento usado en el Puerto de Buenos Aires para estar seguros de que las cargas peligrosas están bajo control?

Tuvimos una información inicial que procuraba minimizar el incidente.

Alguien dijo (y muchos medios repitieron) que no fue un incendio sino una reacción química. Que el contenedor se volcó y que se produjo esa humareda por una reacción causada por el contacto del plaguicida con el agua de la lluvia. Se trata de una versión sofisticada y falsa: todos los plaguicidas son solubles en agua. La reacción mencionada es imposible en esta clase de sustancias.

Para escuchar buena música : Es una nube ( VOX DEIIIIIIIII)
Todo indica que estamos en otro caso en que una empresa privatizada hace ahorros en temas de seguridad. El episodio se parece demasiado a los transformadores con el tóxico PCB de las empresas eléctricas, al mal mantenimiento de las vías y los frenos de los trenes o a la peligrosa ampliación de la pista del Aeroparque. Sin embargo, no escuché que nadie prometiera un informe público sobre las causas y responsabilidades del episodio.

 
Otro aspecto es la seguridad del personal que debe enfrentar los aspectos más críticos de la emergencia. Una vez que pasó todo, el Secretario de Seguridad de la Nación elogió el valor de los bomberos que arriesgaron sus vidas al abrir el contenedor incendiado, sin protección alguna y sin saber qué había adentro. Sin embargo, los bomberos tienen equipos adecuados para enfrentar riesgos químicos. Los mismos que llevó el Secretario de Seguridad cuando más tarde fue a la zona, pero que no usó el personal a su cargo. ¿Por qué los bomberos fueron sin protección?

Horas más tarde, el personal de seguridad que impedía el acceso a la zona evacuada llevaba unos inútiles barbijos de pintor, que sólo protegen contra el polvillo, pero no contra gases tóxicos. ¿Quién decide, quién controla esos aspectos que pueden tener que ver con la vida o la muerte?
Además, ¿por qué no sabían lo que había dentro del contenedor? Un puerto es un lugar ordenado, aunque desde afuera no lo parezca. Los contenedores están prolijamente catalogados y la autoridad portuaria tiene un registro de qué hay exactamente en cada uno de ellos. Mucho más en el área de cargas peligrosas. ¿O tal vez no lo tuvieran? ¿Podemos imaginar que alguien tenga sustancias peligrosas y no sepa cuáles son ni dónde las tiene?

 
El contenedor siniestrado tenía un plaguicida de la familia de los carbamatos, cuyo uso más frecuente es matar las larvas de insectos que se comen las semillas. Se trata de un producto de toxicidad moderada. Pero si hubiera sido un plaguicida de alta toxicidad, como por ejemplo, un fosforado, habríamos tenido una mortandad masiva. Por eso es tan importante aprender del episodio. Porque hay situaciones en las cuales la respuesta es valiosa, pero hay otras en las cuales lo único que puede hacerse es prevención.

Varios medios de comunicación citaron un comunicado del Ministerio de Salud que hablaba de un "plaguicida fosforado", no de un carbamato. Esto es particularmente delicado, por la fuente de la información. Para el público en general puede dar lo mismo forsforado que carbamato. Pero los médicos que tienen que atender personas intoxicadas necesitan saber exactamente a qué sustancia han estado expuestas para monitorear los síntomas que puedan aparecer.

Aclaremos que la falta de muertos no significa ausencia de toxicidad, teniendo en cuenta los efectos sanitarios detectados en la población. Al comienzo del episodio, un vocero del puerto dijo que era solamente "un feo olor". Más tarde, la Ciudad de Buenos Aires informó sobre los síntomas que podían presentarse y en qué casos recurrir a una guardia médica. Un organismo conjunto de emergencias ordenó evacuar un área de 600 metros en torno del epicentro. Allí los principales edificios eran un establecimiento escolar y los tribunales de Comodoro Py.

En este caso, la respuesta a la emergencia fue muy superior a su prevención. En muy poco tiempo midieron la toxicidad de la nube y pudieron definir la diferencia entre el área de incomodidad y el área de peligro.

¿Cómo se mide la toxicidad de una sustancia? ¿Por qué se dice si es alta, moderada o baja? El procedimiento consiste en agregar unas gotas de esa sustancia al alimento de unos pobres ratones blancos y medir qué cantidad de esa sustancia necesitan para morir. Si mueren con poquito, la toxicidad es alta, si necesitamos más gotas para matarlos, la toxicidad es moderada. En este caso, lo más probable es que las personas no hayan estado expuestas sólo al plaguicida sino también a sus productos de descomposición, ya que la sustancia se quemó. De ellos, el más notorio es el ácido sulfhídrico, por su característico olor a huevo podrido. No tiene por qué haber sido el único.

La Fundación en Defensa del Ambiente (FUNAM) indicó que el insecticida thiodicarb “es un carbamato usado sobre todo en cultivo de maíz transgénico” y que el contenedor accidentado “es solo uno de los miles que ingresan al país con plaguicidas”. El Dr. Raúl Montenegro –que es profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba- indicó que el thiodicarb “es un insecticida carbamato que puede afectar el sistema nervioso. Al actuar sobre la enzima acetilcolinesterasa, que regula las cantidades del mediador químico acetilcolina, hace que este se acumule en las uniones nerviosas y se produzcan colapsos de transmisión. Al disminuir la cantidad de acetilcolinesterasa, la acetilcolina no puede transformarse en los subproductos colina y ácido acético. Afortunadamente, este es un proceso generalmente reversible en las intoxicaciones por thiodicarb. Conocemos los efectos agudos, pero desconocemos los efectos en la salud de bajas dosis”. Indicó que el thiodicarb “es tóxico, no olvidemos que se usa para combatir insectos, y que ha sido clasificado por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) como cancerígeno reconocido en animales de laboratorio. La EPA lo incluye en el grupo 2B de agentes cancerígenos”.

Otra cuestión es la evacuación de la zona. Hubo una franja de evacuación obligatoria (los 600 metros que dijimos, definida con el área de riesgo) y otra de evacuación optativa, que era la zona en la cual era molesto estar y todo el que pudo hacerlo se fue. Sólo que cuando intentaron irse no lo lograron porque estaban cerradas las estaciones de subterráneo y de tren. Es decir, que se fueron caminando en medio de la nube tóxica, una situación que hubiera sido necesario evitar. Hay que incorporar los subtes y los trenes al sistema de emergencias. Tienen que poder funcionar con una guardia mínima y personal protegido en situaciones de emergencia, para poder evacuar rápidamente las zonas de riesgo.

Todo esto requiere reconocer la existencia de un serio problema de falta de prevención. Al mismo tiempo, creo que es el momento de iniciar una serie de auditorías ambientales en el conjunto de empresas privatizadas, para evaluar con precisión los riesgos que está corriendo la población.

Un gran abrazo a todos.

Antonio Elio Brailovsky





lunes, 10 de diciembre de 2012

NUBE TÓXICA EN BUENOS AIRES:…No quiero ni pensar… Ricardo Luis Mascheroni, Docente Santa Fe.

AGUAFUERTES AMBIENTALES

NUBE TÓXICA EN BUENOS AIRES:…No quiero ni pensar…

Todos los que ya no somos tan jóvenes, tal vez recordemos, una famosa publicidad de un conocido pegamento, que por lo general se pasaba en los cines, en la cual a partir de un pequeño incidente doméstico, los servicios de emergencias (bomberos) llegaban al lugar del hecho y en una cadena de desaciertos chaplinescos, terminaban destruyendo todo.

Algo parecido se produjo en el puerto de Buenos Aires, días pasados, ante el escape o rotura de un recipiente conteniendo un producto tóxico destinado a la preparación de plaguicidas (insecticidas), que diera lugar a dimes y diretes y una gran cobertura de prensa, que se repartía entre este hecho, los coletazos e implicancias del fallo de la Cámara Civil sobre la guerra Clarín-Gobierno y la copiosa lluvia caída en aquella ciudad.

Cuál o qué era el químico liberado, es secundario a los fines de esta nota, no lo es para quienes debían o deberían actuar en la prevención o minimización de los impactos provenientes del incidente, que casi tres horas después de ocurrido, todavía no sabían de qué producto se trataba a tenor de los distintos reportes periodísticos.

Lo central es que infinidad de productos de igual toxicidad o directamente letales, ingresan al país o se transportan a lo largo y ancho de toda su geografía, atravesando en muchos casos ciudades de miles, cientos de miles o millones de habitantes, sin que los organismos encargados de velar por la seguridad de las personas en cada rincón de la misma, sean notificados con la antelación que el caso requeriría ante eventuales accidentes, o tengan la suficiente preparación y coordinación para evitar consecuencias lamentables.

No quiero en la presente cargar las tintas sobre los sufridos servidores públicos, que muchas veces exponen sus vidas y su integridad física con entrega y valentía, en condiciones precarias y sin los elementos adecuados.

Si quiero desnudar la impericia, falta de idoneidad e improvisación de aquellos que tienen la responsabilidad de evitar y minimizar las consecuencias de este tipo de eventos, que no son excepcionales y que se reiteran con demasiada asiduidad para mi gusto.

Valgan a tales fines y como ejemplos: el lamentable y doloroso caso de Cromagnón, el accidente ferroviario de Once, la caída cada vez más reiterada de edificios en construcción o el derrame de gas cianhídrico ocurrido en la ciudad de Avellaneda en 1993, que diera lugar al dictado de la hipócrita Ley 24.605, que instituyó el Día Nacional de la Conciencia Ambiental, o la muerte de 25 bomberos voluntarios de entre 11 y 22 años, intentando apagar un incendio en Puerto Madryn, Chubut en 1994; entre tantos otros desastres.
Lo ocurrido en el puerto capitalino, nos habilitaría a decir como en muchas historias y relatos, que cualquier parecido con la realidad, es pura casualidad.

El incidente dejó a la vista la incompetencia, la negligencia y la impericia de los que tienen a su cargo las áreas pertinentes que deben atender estas emergencias. Tan es así, que en las primeras horas de ocurrido el mismo, las órdenes, alertas y recomendaciones, eran tan descabelladas y contradictorias, que podrían haber generado, de haber sido otro el químico, un desastre de magnitud.

Como Dios atiende en Buenos Aires, la lluvia ayudó bastante, por lo menos para aplacar la nube.
Quiero, sin ser un experto en catástrofes, y a tenor a los informes de prensa, resaltar algunas acciones o comportamientos que reafirman lo expresado:
1.- Tratamiento del producto con agua no bien iniciado el escape, lo que demuestra que no se sabía en qué consistía el mismo y que nadie consultó con la fojas de ruta del mismo (obrantes en el puerto, o eso creo) para saberlo, lo que agravó el problema.

2.- No utilización inmediata del equivalente local de la cadena nacional de medios de comunicación, con una conducción centralizada, que en principio impidiera que la gente salga a la calle hasta que se sepa cómo actuar, ya que en este aspecto las recomendaciones eran imprecisas.

3.- En estos casos, se debe impedir que los medios de transporte “entren con pasajeros” a la zona en cuestión, no interrumpir los servicios, lo que provocaría que en la necesidad de evacuaciones masivas, no se cuente con disponibilidad de ellos para agilizar las mismas.
Sinceramente espero, en beneficio de todos, que estas lecciones dolorosas sirvan para tomar nota y actuar en consecuencia, ya que en caso contrario y como lo expreso en el epígrafe, no quiero ni pensar, si en algunas de las centrales nucleares tan caras al sentir del Gobierno Nacional, se produjera un accidente de mediana intensidad, cuáles serían las consecuencias.

Si así no lo hicieran, Dios nos libre y guarde.
Ricardo Luis Mascheroni
Docente Santa Fe

lunes, 9 de abril de 2012

Profesor Ricardo Luis Mascheroni: Aguasfuertes ambientales, " REFLEXIONES EN EL DÍA DE LA TIERRA: Hacia Río+20"




Mujer efectuando control de calidad del grano para la alimentación.
Nepal 2011

Fotografía: Patricia Isabel Roccatagliata


AGUAFUERTES AMBIENTALES

REFLEXIONES EN EL DÍA DE LA TIERRA: Hacia Río+20

“El éxito o fracaso de las políticas de preservación del Planeta, no dependen tanto de las acciones de los gobiernos, como de la decisión y la toma de conciencia de los pueblos”
Este 22 de Abril, como en los últimos 42 años, se conmemora el Día Mundial de la Tierra, denominado a propuesta de Bolivia en el 2009, Día Internacional de la Madre Tierra (en quechua: Pachamama).

En esta oportunidad, el día debería adquirir una significación especial, en virtud de que se cumplen 2 décadas de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (ECO RÍO ’92), que llevó a muchos a creer que estábamos frente al alumbramiento de un nuevo esquema mundial más respetuoso del ambiente y menos injusto en lo social.

Las esperanzas y utopías puestas en una relación más armónica, racional y menos agresiva con el entorno, no sólo que no se han materializado, sino que en muchos aspectos se ha profundizado la degradación, haciendo de la Tierra un lugar de cada vez más difícil supervivencia, sobre todo para los pueblos de los países empobrecidos de la misma.

Por aquellos días, el concepto de “desarrollo sustentable” pergeñado por los que tenían y tienen poder de vida y muerte sobre el planeta, se nos aparecía como la varita mágica que todo lo solucionaría, casi como “una tierra prometida” en la que los mezquinos intereses económicos, la desigualdad y la destrucción, dejaban paso a la solidaridad y la preservación ambiental.

RÍO+20 está a la vuelta de la esquina y los problemas ambientales al igual que la obscena acumulación de la riqueza se han multiplicado a niveles nunca vistos.

El concepto de desarrollo sustentable, devenido en sus sinónimos de desarrollo sostenible, eco desarrollo, desarrollo verde y tantas otras variantes, nunca se terminó de definir en su integralidad, muchos menos se avanzó en su efectiva materialización y puesta en práctica. Si así se hubiera hecho, la realidad social y ambiental sería totalmente distinta.

Eso sí, entretuvo bastante y sobre todo contribuyó a engalanar todos los discursos y declamaciones de una variopinta de funcionarios ambientales y de los otros, transformándose en un chicle que se estira y acomoda a cualquier circunstancia.

20 años después y ante el fracaso casual o deliberado de las políticas de preservación del Planeta, los responsables de la debacle, saben que es necesario actualizar conceptos y sobre todo imponer nuevas consignas, que en una suerte de batalla cultural colonizante, reavive las esperanzas y utopías de millones que creen sincera e inocentemente que los organismos internacionales, que han sido los mantenedores del status quo de la apropiación de recursos, pueden variar las tendencias en ese sentido.

Pensar que la ONU, organismo desprestigiado si los hay, que ha demostrado su ineficacia e inoperancia absoluta en solucionar por la vía pacífica, los tantos conflictos bélicos que en el mundo se han desatado en los últimos 50 años, puede resolver satisfactoriamente los problemas sociales y ambientales, es pecar en un exceso de inocencia peligrosa.

Los números siguientes de las políticas globales, se constituyen en una clara radiografía del fracaso rotundo, cuando no de un genocidio encubierto, que azota a la población mundial y que muestran que:

1.020 millones de personas tienen desnutrición crónica.

1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable

1.000 millones de personas son considerados “sin techo”

1.600 millones de personas no tienen electricidad

2.500 millones de personas no tienen servicios cloacales

800 millones de personas son analfabetos

18 millones de personas mueren por año, por causa de la pobreza, la mayoría son niños menores de cinco años

Frente a estos datos, provenientes de organismos internacionales, uno se ve tentado a decir que este es el saldo luctuoso de 20 años, del re manido “desarrollo sustentable” reinante sobre la Tierra.

En RÍO 2012, a celebrarse en el mes de Junio en Brasil, las nuevas creaciones ideológicas, preparadas por el poder global y que ya muchos internalizan y repiten son: “economía verde” y “gobernanza mundial”. Términos casi esotéricos para los neófitos y los no tanto, que nadie deliberadamente precisa y que son de dudosa interpretación para la mayoría de la gente, aunque los oiremos asiduamente de ahora en más, en boca de expertos, funcionarios gubernamentales, ONGs. y sin duda en los informes de cronistas y comunicadores sociales.
A través de la economía verde se podrá medir, pesar y poner precio a los bienes comunes (mal llamados recursos naturales), a partir de lo cual cotizarán en bolsa y serán vigilados y distribuidos por el omnipresente mercado.

Quién más tiene, más puede y en consecuencia los detentadores del poder económico y financiero, serán los que se apropiarán de la mayoría de esos bienes sin cuestionamiento alguno, pagando monedas a los países poseedores de los mismos, cuyos pueblos verán comprometido su futuro y su calidad de vida, mientras otros la mejoran a sus expensas.

Por su parte la “gobernanza mundial” consistiría en la creación de una suerte de organismo supranacional dentro o no, de la esfera de las Naciones Unidas, que monitoree o controle el uso de esos bienes comunes. Una especie de zorro libre en el gallinero libre.

Tenga presente lo expresado y verá como en un tiempo no muy largo, estos términos empezarán a repiquetear en sus oídos, cual canto de sirena que nos anuncia la buena nueva que algo está cambiando en beneficio de la Pacha Mama.
Sepa además, que el poder global no hace concesiones, mucho menos está dispuesto a renunciar a sus privilegios y prebendas, tampoco al modelo de desarrollo agresivo que tantas ventajas y satisfacciones le ha reportado, aunque condenara a gran parte del mundo a la indigencia más cruel y vergozante.

Ojalá que dentro de dos décadas, yo siga escribiendo estas reflexiones y Ud. las siga leyendo y me pueda enrostrar mi error y malos augurios de hoy, en ese momento aceptaré con gusto mi equivocación y mis malos pensamientos.

Los dejo para que lo piensen y me despido hasta la próxima aguafuertes.

Ricardo Luis Mascheroni

Docente e investigador universitario

Santa Fe-Argentina
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viernes, 23 de diciembre de 2011

Rosa Esther Moro, escritora de Vicente Lopez, nos envía Felicidades en estas fiestas

Gente linda: que en esa Navidad nos nazca un amor bellísimo, acompañado de bendiciones y luz para derramar en el esperado 2012- Ese es mi cariñoso deseo.

Más abajo les dejo un artículo y un cuento publicados recientemente en la Revista Literarte.

http://revistaliterartedigital.blogspot.com/2011/12/rosa-esther-moro-articulo-buenos-aires.html

http://revistaliterartedigital.blogspot.com/2011/12/rosa-esther-moro-cuento-buenos-aires.html

Rosa Esther Moro

viernes, 25 de noviembre de 2011

Profesor Ricardo Luis Mascheroni . AGUAFUERTES AMBIENTALES - CIUDADES RIESGOSAS

AGUAFUERTES AMBIENTALES - CIUDADES RIESGOSAS

"Las ciudades no son solamente escenarios de tragedia social, son también el ámbito en que se juega nuestra propia vida". Wally N’Dow, titular de Habitat II .

Históricamente las ciudades se erigieron como abrigo y refugio de los primigenios grupos humanos, los que por temor a ataques de animales feroces y de otros pueblos, se agruparon en un lugar determinado, estableciendo mecanismos de defensa y normas de convivencia.
Este proceso iniciado hacia fines del neolítico, con la aparición de la agricultura, que en lo social, produjo que los pueblos mudaran de nómades a sedentarios, se fue consolidando a través de siglos; pasando por las ciudades-estados, sus distintas variantes y matices, hasta llegar a nuestra época.

Todo este devenir permitió un relativo avance de la humanidad hacia mejores condiciones de vida, pero en las últimas décadas, producto del aumento demográfico, la falta de planificación, las migraciones sociales, el crecimiento desordenado y sin control y la desigual distribución de la riqueza, se generó el fenómeno de las megalópolis y sus impactos negativos sobre la calidad de vida.

En esta realidad el hacinamiento, la obsolescencia o falta de servicios, la ausencia de espacios verdes, la imposibilidad de obtener un trabajo digno, el irracional uso del suelo, el consumo insustentable y su consecuencia la basura, las distintas formas de contaminación y la violencia, están transformando a los conglomerados urbanos, en verdaderas bombas de retardo, las que más tarde o temprano pueden estallar.

Hoy el Planeta tiene 7.000 millones de habitantes, con todo lo que ello significa desde el punto de vista de la provisión de los recursos necesarios para la subsistencia digna de todos.
En promedio, el 50% de la población vive en ciudades, pero si lo comparamos con lo que ocurre en América Latina y el Caribe, los porcentajes se incrementan al 80%.

En el caso de Argentina se supera todo lo tolerable, ya que más del 90% de sus habitantes residen en unas pocas urbes, mientras el resto del país despoblado, queda en manos de unas pocas corporaciones agrícolas, mineras y forestales que imponen sus propias reglas.
La magnitud de esta concentración, ha transformado a las ciudades en verdaderos agujeros negros devoradores de alimentos, energía y recursos de todo tipo.

Según la ONU, las urbes sólo ocupan el 2% de la superficie total del planeta, pero son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero, generadores del cambio climático, provocando burbujas de calor que incrementan entre 2ºC y 6ºC las temperaturas, con un mayor consumo de energía para refrigeración.
Pese a ello, rara vez los citadinos nos hacemos cargo de nuestros actos y responsabilidades, culpando por lo general de todos los males planetarios, a procesos, causas, cosas o entidades extra urbanas.

Los gobiernos locales en sintonía con la anomia general, contribuyeron a la profundización de los problemas y sobre todo a la agudización de las desigualdades entre barrios: algunos que tienen todo y más, y otros que carecen de casi todo.

En esta dirección es revelador el informe "Geo Argentina 2004" que analiza la situación ambiental y expresa: "La gestión urbanística de nuestras ciudades sufrió dificultades derivadas de la casi inexistente planificación de mediano y largo plazo y del recorte de las funciones estatales". Se observa que las normas urbanas terminaron por aplicarse solo a la clase media ya que "El mercado solía eludir o manipular el control normativo en la producción de hábitat para los sectores socioeconómicos altos, en tanto los sectores bajos no podían cumplimentarlo por su incapacidad económica"; el resultado "la baja calidad ambiental de grandes sectores urbanos" y "la inexistencia o mínima provisión de servicios".

Lewis Mumford, en el libro La Carretera y la Ciudad, bien lo expresa: "Por desgracia hay enormes intereses creados para hacer de la naturaleza un infierno, y se gana muy poco dinero –en realidad nada- con dejar las cosas tal como están. De manera que es fácil ver cuál será el lado que pierda en un país dominado por el concepto venal de una economía siempre en expansión. La destrucción de la vecindad y la mala construcción puede ser organizada con fines de lucro".

Con estos paradigmas no es de extrañar que los espacios verdes se reduzcan a su mínima expresión, que la apropiación de lo público por parte de empresas, audaces y “emprendedores”, sea una constante, en desmedro del conjunto.
Pero dejando de lado la dimensión política o institucional del tema, quiero mencionar dos problemas de magnitud, que debemos afrontar a diario los ciudadanos de a pié y que repercuten sobre nuestra salud.
En primer lugar, estos conglomerados son fuentes permanentes de emisión de ruidos de distinto nivel y calibre, los que repercuten con mayor o menor incidencia y nos hacen la vida menos placentera.

No es casual que la Organización Mundial de la Salud (OMS), haya catalogado al ruido como una de las mayores plagas de la vida moderna y diferentes estudios demuestren que un alto nivel del mismo, nos exponen a un aumento de más del 15% de riesgo de hipertensión arterial, pudiendo llegar a que padezcamos accidentes cerebrovasculares.

Por su parte la contaminación del aire, a través de humos, gases y partículas en suspensión, provocadas por la congestión vehicular, quema de basura y establecimientos industriales, entre otras fuentes emisoras, disminuyen la calidad del mismo y pueden causar distintas y peligrosas afecciones, respiratorias y cardiovasculares.

En los últimos años se han incrementado las campañas en contra del malsano hábito de fumar, y está bien que así sea, pero lo que no se dice, es que caminar media hora en un micro centro atestado de automotores, es equivalente a fumar entre 15 y 40 cigarrillos por día.

Para esto no hay campañas, debido a que los automóviles integran uno de los paradigmas consumistas de la modernidad y aportan recursos a los municipios.
Además nos obligan a inhalar millones de partículas de asbesto (amianto) prohibido en casi todo el mundo, que se desprende de los discos de embrague y pastillas de frenos, elemento que se utiliza en su elaboración y que se desgrana por el uso. Para esto tampoco existe el paren de fumigarnos.
A partir de lo señalado y de otras cuestiones, como la violencia, la contaminación electromagnética, etc., hemos pasado de un ámbito milenario de abrigo de vida, a un engendro que se vuelve progresivamente cada vez más agresivo para la misma y la calidad de ella.

En dicho contexto, todas las calamidades se potencian y el consumismo irracional imperante, agrega su cuota de incertidumbre sobre el futuro de todos nosotros.

Por último, los dejo para que lo piensen y me despido hasta la próxima aguafuertes.

Ricardo Luis Mascheroni
Docente e investigador universitario
Santa Fe - Argentina

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lunes, 11 de abril de 2011

Omar Enrique de Prada, Arqueología social: Buscando a la " clase media", fuentes de Reflexión

La “clase media”, el planteo de su no existencia por Ezequiel Adamovsky, su accionar discriminador y “su imaginario escalón de privilegio”.

Tres artículos que suman y permiten avanzar sobre el conocimiento del pensamiento de la supuesta “clase media” frente a temas históricos y de actualidad.

La pregunta: ¿en qué lugar ha quedado la conciencia de clase dentro de la “clase media”?

Juan José Hernández Arregui decía sobre la clase media: “Es mitad cobarde y mitad valiente, es mitad ignorante y mitad sabia”.

Antes una definición de xenofobia:

La xenofobia (Del griego ξένος xeno = extranjero y φοβία fobia = temor) es el odio y rechazo al extranjero, con manifestaciones que van desde el rechazo más o menos manifiesto, el desprecio y las amenazas, hasta las agresiones y asesinatos. Una de las formas más comunes de xenofobia es la que se ejerce en función de la raza, esto es, el racismo.[] La «Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial» (aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre de 1965) define la discriminación racial o xenofobia como:

Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

En los países occidentales, tradicionalmente han sido, y son, las formaciones de ultraderecha las que alimentan y promueven el sentimiento de xenofobia, existiendo en la actualidad una creciente preocupación por el rebrote de estas formaciones y de estas actitudes.

La creciente aparición de actitudes racistas, en Europa y en otros lugares del mundo, es en estos momentos un hecho penoso y grave. Probablemente, nunca dejó de existir una minoría xenófoba, pero lo que está ocurriendo de un tiempo a esta parte es que esa minoría crece, abandona el secreto vergonzante, se manifiesta públicamente, protagoniza actos violentos e, incluso, justifica su peculiar visión del mundo en el marco legal de partidos políticos.

Al margen de su consideración ética, la xenofobia también es un delito. Numerosos Estados tienen tipificadas como delito las conductas racistas y xenófobas. La Comunidad Europea aprobó, en septiembre de 2008, una ley contra el racismo y la xenofobia, teniendo los países miembros un plazo de dos años para adaptar sus legislaciones a esta ley.

Según algunas corrientes de la Psicología se puede deducir que los xenófobos estarían aquejados de un tipo de distorsión en la percepción que les haría sobrevalorar su cultura, sus tradiciones y su grupo étnico por sobre las demás. Al igual que ocurre con otras distorsiones en la percepción (como por ejemplo la anorexia) el xenófobo no se considera como tal, ya que no sabe de su desajuste perceptivo.

La Psicología considera que ancestralmente, el miedo a lo desconocido es el origen de la xenofobia,[] se rechaza lo que es diferente.

28 febrero 2011

Informe Racismo y Xenofobia en Argentina/Que la Xenofobia no tape al Racismo/ Jorge Garaventa

Que La Xenofobia No Tape Al RacismoSiempre Es Posible Discriminar Un Poco Más

Por Jorge Garaventa*

Una sensación fea que amenaza cronificarse es la que nos legó todo lo ocurrido en relación a la toma y posterior desalojo del Parque Indoamericano de Villa Soldati. Sensación que se infiltra con un sentimiento de derrota. Cada vez que hay una muerte evitable en un conflicto social la ilusión de un mundo mejor tiñe el cielo de desesperanza. Y la realidad se empeña en cargarse una muerte con una frecuencia cada vez más preocupante. Lo cierto es que a menudo esas muertes son símbolo de lucha pero también símbolo de impunidad porque nadie pagará por ellas.

Precisamente nos preocupó la ferocidad de lo ocurrido en el parque, tanto como la lentitud en intervenir de parte de quienes tenían posibilidades de hallar algún tipo de solución. Y se sabe que si una intervención necesaria llega después de la muerte, nada es temprano, pero mucho menos eficaz.

Sin embargo el eje de esta nota no va a girar acerca de la intervención estatal. Apuntamos a poner en cuestión al conjunto social y sus actitudes en torno a la crisis, algunas de ellas considerablemente alarmantes. Porque después de todo la Federal actuó de acuerdo a su historia y su presente demostrando que es impermeable a las primaveras democráticas de cualquier jefe del arma, y la Metropolitana no hizo otra cosa que poner en acto la ideología de su mentor.

Pretendemos, sin alardear de un etimologismo estricto, mostrar que lo que se vio en las críticas a la toma excedieron el concepto de xenofobia para escalar, ante el asombro de pocos, hacia un racismo que siempre estuvo socialmente presente. Pero nunca con tanta crudeza, al menos que nosotros recordemos, apareció con tanta fidelidad el odio al negro y al marrón.

Las malignas declaraciones de Macri y las desafortunadas y desinformadas palabras de Evo Morales azuzaron el conflicto, pero no lo provocaron. En todo caso permitieron su pornográfica visibilidad.

El alcalde porteño, como gusta decir el New York Time, estuvo lejos de cometer un exabrupto verbal. Mas bien fue una intervención pensada y precisa que tenía claros destinatarios. No en vano, casi al final de una gestión a la cual llamar mediocre es un rasgo de nuestra generosidad, es el dirigente con mejor intención de voto en el espectro capitalino. Evo, mal informado y peor asesorado reprendió a sus conciudadanos residentes en Argentina quienes, luego se comprobaría, no tenían presencia significativa en la toma.

El Jefe de Gobierno escupió su desprecio a lo diferente, al extranjero, sabiendo que portaba un pensamiento que sería recibido con beneplácito por no pocos. Lejos estaba de suponer que su xenofobia quedaría pequeña al lado del racismo que se desató entonces.

La toma del parque desnudó además la vigencia de la lucha de clases con una estratificación sumamente compleja donde desde la punta de la pirámide hasta la base, es decir desde los muy ricos a los muy pobres hay infinidad de gradaciones dispuestos a defender su imaginario escalón de “privilegio” a sangre y fuego. Habíamos presenciado muchas veces la pelea de pobres contra pobres y sus desesperanzadas consecuencias, pero el Indoamericano nos mostró un corte inédito, el enfrentamiento de “los negros”, como históricamente se bautizó a los pobres, con los “marrones”, en los que se agrupó a bolivianos, peruanos, y por añadidura, paraguayos. Si bien es estribillo dominguero del fútbol de todos y para todos, y habita el corazón de muchas concentraciones políticas la fuerza del prejuicio y el racismo en su envase de odio y furia nos preocuparon seriamente a quienes sostenemos la igualdad de los seres humanos como principio básico de convivencia.

Pero estamos lejos de sostener que el racismo es un sentimiento y una ideología tributaria de esos grupos en pugna. Podemos afirmar, en cambio que tiene una extensa transversalidad, independientemente de que vaya mostrando distintos ropajes. No es casual que se haya visto su desnudez entre quienes menos tienen.

No creemos, como decía el inefable Bernardo Neustat, para justificarse a sí mismo, que todos tenemos un enano fascista dentro, pero si que cuando el racismo muestra todo su esplendor, su extensión es atemorizante.

El racismo eructa conductas odiosas que tienden no solamente a diferenciarse del distinto, extraño, extranjero, sino a su exterminio.

Aquí necesitamos hacer algunas diferenciaciones ya que no todos los sectores que discriminan responden a los mismos estímulos.

El racismo de los que lo tienen todo es el más “legítimo” y claro. Por derecho de familia o acumulación de plusvalor los ha consolidado en el privilegio que a su vez genera una paranoia odiosa. Hay que estar en guardia contra el diferente…o tomar la iniciativa. Desde pequeño sabe de olores y colores que son de despreciar porque “son lo que quieren lo mío”. Aprendimos con Althusser que la ideología y los aparatos ideológicos y de control del estado están ahí para preservarlos.

Y como se ha visto en estos días, aún cuando el estado represor y centinela de privilegios se está desarmando, los repliegues que anidan en las costuras son suficientes para sembrar la muerte. Muchos de los que salieron a matar bajo la consigna de que “la propiedad privada es privada”, probablemente sepan que en esta vida el sueño de la casita propia es ajeno.

Porque, bueno es decirlo, los cuadros de los cuerpos policiales no provienen precisamente de los sectores mas acomodados de la población y atacán con fiereza en los reprimidos, aquello que rechazan de sí mismos. Ese es el secreto de su eficacia. Atacando al semejante arman la ilusión de la diferencia.

Este es el mismo mecanismo que se disparó en la disputa por el sueño que portaban los futuros lotes del parque Indoamericano. La pelea sin piedad enfrentó a los más humildes con los un poquito apenas más humildes. Estos últimos tenían la gloria de haber logrado una punta de playa, un terrenito tomado y ya alambrado, un departamentito sub sub vendido o sub sub alquilado. Es decir las puertas del cielo que promete la propiedad privada. Mientras ellos se sienten mas cerca del que más tiene, por encandilamiento de la posesión, los desheredados de la tierra, apenas un escalón mas abajo, les recuerdan lo que han sido, lo que pueden llegar a ser nuevamente. Y eso es devastador.

Por eso abogamos por una lectura mas profunda de los trágicos días de Soldati. Si sostenemos el criterio de la lucha xenofóbica, tapamos el racismo autóctono que se desató. Nunca se pretendió cerrarle el paso al extranjero sino de extranjerizar su propia miseria de vida que, en macabra identificación con el expoliador quedó situada en el invasor. Salvajemente trasladado a lo social, hablamos, junto a Freud, de identificación con el agresor.

Pasó en Soldati, las muertes y la televisión actuaron como microscopios que nos habilitaron un primer plano, pero se sabe, los microscopios muestran virus que no se ven a simple vista pero que están en todos lados…siempre.

*psicólogo


Un centro para la

clase media

ENTREVISTADO POR NUESTRA

CULTURA, NORBERTO GALASSO

DEBATE SOBRE EL SER Y EL NO

SER DE LA CLASE “SANDWICH” DE

LA SOCIEDAD, SU LÓGICA DE

FUNCIONAMIENTO Y LAS CHANCES

DE REEDITAR UNA ALIANZA

PLEBEYA.

PERONISMO Y CLASE MEDIA

OPINA NORBERTO GALASSO

Norberto Galasso

Historiador.



–¿Por qué cree que la mayor parte de la clase

media fue adversa al primer peronismo?

–La clase dominante difunde un conjunto de ideas a

través de los medios de comunicación, de la escuela,

de los académicos y los intelectuales a su servicio, con

el cual intenta legitimar sus privilegios, el orden constituido

con esas ideas. Dan una versión de la historia.

Se han volcado especialmente sobre la clase media,

que está más ligada a estos medios.

Entonces, el obrero está menos influenciado por lo

que aparece como el sentido común, que es la

superestructura cultural creada por los sectores dominantes.

Y la clase media está muy afectada por

eso. Concibe el orden como si fuera producto de

un consenso general, como si fuera el único orden

posible.

La clase media es una clase sándwich. No está asentada

en el gran poder económico de la clase alta, pero tampoco

en la clase trabajadora, que posee el cable a tierra

de su vínculo con otros trabajadores de la fábrica, con

los problemas concretos. Juan José Hernández Arregui

decía sobre la clase media: “Es mitad cobarde y mitad

valiente, es mitad ignorante y mitad sabia”.

A su vez, cuenta con varios sectores: la clase media

más popular, que tiende a jugar con los trabajadores;

la clase media alta, que en general, lo hace con

la clase alta; y la clase media media, que es más

fluctuante. No pisa fuerte en la tierra, cambia de

posiciones. Es el llamado “electorado independiente”.

Esta última suele dejarse llevar por algunos

lemas, que pueden ser “la institucionalidad”,

“la corrupción”. Una serie de cosas que la clase dominante

le tira para apropiarla, para llevarla hacia

su lado.

Otro de los factores de la adversidad es que la clase

media, a veces, no tiene ingresos muy alejados de

los de algunos sectores trabajadores, pero sí sustenta

su estatus; se construye superior a ellos en algunos

principios éticos que cree que la clase

trabajadora no tiene y que ella, sí. Por eso, puede

ser usada por la clase dominante y arrastrada para

su política. Ocurrió en 1945, en 1955, y también en

2008 con motivo del conflicto con la Sociedad

Rural. Pareciera que, últimamente, hay sectores de

las clases medias que están replanteándose cosas.

En este momento, están desmitificando creencias

que tenían.

–¿No piensa que el primer peronismo también

cometió errores en materia educativa y cultural

que limitan más aún el acercamiento de la clase

media?

–En una carta de 1944, Arturo Jauretche le dice a

Perón que no hay que irritar a los sectores medios,

que existe una tradición e historia de luchas estudiantiles

que debe ser recogida por el gobierno. Subraya,

además, que no deben designarse en cargos

oficiales figuras de derechas, que eran “piantavotos”,

como el mismo Perón decía. Entonces, evidentemente

hay errores.

Existe una cuestión que resulta dual: el gobierno peronista

aumenta como nadie la matrícula universitaria.

Por el ascenso social, la gente se incorpora a la

universidad a mares. A pesar de eso, lo que ocurre es

que el peronismo se enfrenta con un elenco de profesores

liberales, del viejo régimen. Y en gran medida,

es cierto que carece de planteles nacionales y populares.

En algunos casos, pudieron haber sido rectores

de la universidad o directores de una cátedra tipos

como Jauretche o Scalabrini. Pero por los acuerdos

de Perón con la Iglesia, lo que se se produce es un

avance del nacionalismo católico.

Entonces, la actitud de Perón irrita a veces innecesariamente.

Este fenómeno cambia en la década del 70,

cuando la juventud universitaria peronista gana en

casi todas las universidades.

–¿Por qué se da el cambio?

–Creo que porque, en el 45, los jóvenes lo tenían a

Perón enfrente, lo veían. En el 70, no lo conocían. En

ese momento, Perón aparece como una gran figura

frente a las reiteradas traiciones e incapacidades, impotencias

y fracasos de toda la dirigencia política.

Consideraban que la única persona en la que podían

confiar era la que estaba lejos, desterrada.

Un chico que en el 70 quería un mundo mejor se encontraba

con que, en el 55, sus padres habían apoyado

la llamada “revolución fusiladora” o

“libertadora”, según quien mire. Todo esto hace que

muchos jóvenes hasta cuestionaran el mundo de sus

padres. Es un fenómeno muy común: jóvenes peronistas

hijos de gorilas.

–¿Cómo explica el acercamiento de un conjunto

importante de intelectuales a este Gobierno

peronista?

–Esto, que surge con Kirchner, nace en un momento

de reivindicación de los derechos humanos, por ejemplo,

que no ocurría en el otro peronismo. Es un factor

que influye. Carta Abierta es un fenómeno inimaginable

durante el primer peronismo.

En el 45, los intelectuales que entendían la cuestión

nacional eran pocos, eran los hombres que venían de

FORJA, con los cuales Perón tenía bastante desconfianza,

y Evita también. Esto se relaciona, además,

con el carácter verticalista en la mirada de concepción

de mando que tenía Perón como caudillo.

–¿Hay posibilidades de triunfo sin la clase

media?

–Ese es el problema que, de un modo u otro, hemos

abordado, fundamentalmente quienes fueron nuestros

maestros, que dieron una política de irradiación

de ideas sobre los sectores medios: Jauretche, con Los

Profetas del odio y la Yapa, especialmente; Rodolfo

Puiggrós; Hernández Arregui, con La formación de la

conciencia nacional; Ramos, con Crisis y resurrección

de la literatura argentina. Todos esos hombres del 55

en adelante hicieron una tarea importante e influyeron

sobre aquella juventud.

En la historia argentina, la alianza entre la oligarquía

y la clase media se quiebra, por ejemplo, con el Cordobazo

en 1969, cuando los estudiantes del barrio

de Clínicas se juntan con los obreros de las empresas

más poderosas de la provincia. Se da un fenómeno

que, en la teoría clásica del socialismo, se llama la

alianza plebeya, que es lo que conmociona porque

deja sola a la oligarquía.

Hay que ir quebrando esa alianza con la clase dominante.

Desde el Gobierno, hoy por hoy, se intenta reconocer

la importancia de los sectores medios.


SOCIOLOGÍA CRÍTICA

Blog de un sociólogo de la URJC, con textos seleccionados y otros escritos

La clase media no existe / Ezequiel Adamovsky *

2010/01/15

En Argentina, los sectores medios de la sociedad no conforman una clase social ni un grupo política o económicamente homogéneo, sostiene Ezequiel Adamovsky en Historia de la clase media argentina (Planeta). Pero casi toda la sociedad –argumenta– está atravesada por una identidad de clase media, caracterizada por rasgos antipopulares y clasistas. ¿Cuándo y por qué se configuró esa identidad? ¿Cómo se manifiesta hoy? Adamovsky analiza estos temas en diálogo con Página/12 y concluye: “Es necesario volver a pensar el modo de construir vínculos políticos entre las clases bajas y al menos una porción de los sectores medios”.

–¿Por qué pone en cuestión la existencia de la clase media como tal?

–Los diferentes grupos sociales a los que se suele llamar “clase media” son objetivamente muy distintos: hay gente independiente y otra con relación salarial, gente con ingresos altos y otra con ingresos más bajos que los de un obrero manual, gente con y sin formación superior… Es un conglomerado muy diverso y, de hecho, históricamente, no ha actuado de manera homogénea ni a través del tiempo ni internamente. Por eso, me pareció importante analizar el proceso por el cual un grupo muy heterogéneo llegó a adquirir una identidad compartida.

–¿Cómo caracteriza a esa identidad?

–Tiene, por un lado, una serie de características que hacen a la propia idea de clase media y que aparecen en otros países: la idea de que la clase media es algo que está entre ricos y pobres, que encarna la moderación, la racionalidad y la movilidad social. Pero además hay características propias del caso argentino. Una es que la identidad de clase media nació con una marca política muy fuerte, surgió como reacción al peronismo, como una separación respecto de esa plebe insubordinada que había aparecido. La identidad de clase media nació con la marca antiperonista. En Argentina se presupone que alguien de clase media no es peronista, así como se presupone que alguien del bajo pueblo es peronista. Ninguna de las dos cosas es necesariamente cierta. La identidad surgió con otras dos marcas asociadas. Una es étnico-racial: la forma en que se despreciaba al bajo pueblo por sus rasgos, por “cabecita negra”. En contraste, la clase media apareció entonces asociada a lo blanco y europeo, como descendiente de la inmigración y baluarte del progreso: los que vinieron a trabajar por oposición a los que estaban acá y eran un obstáculo. Otra marca es regional: cuando se habla de clase media se presupone no sólo alguien no peronista y blanco, sino también alguien de la región pampeana, sobre todo de la ciudad de Buenos Aires.

–Las apelaciones a la clase media surgieron desde sectores de la elite y antes de que se constituyera la identidad, según describe en el libro.

–Sí, es algo muy parecido a lo que pasó en otros países pero bastante antes. La expresión “clase media” fue introducida por políticos e intelectuales ubicados a la derecha del arco ideológico, que intentaron incentivar un orgullo de clase media para contrarrestar los lazos de solidaridad entre los sectores más bajos del pueblo y el escalón superior. Esto empezó después de la Semana Trágica, en 1919. Ahí un grupo de liberales, nacionalistas, católicos, radicales, empezaron por primera vez a convocar a una clase media –que no existía como tal– para tratar de convencerla de que no debía mezclarse con esos obreros revoltosos. Estos llamamientos fueron muy intensos a mediados de los ’30, por la preocupación que generaba el comunismo. Pero el momento cuando todo esto se convierte en una identidad y es adoptado por un amplio sector de la población es 1946. Después de la derrota de la Unión Democrática ante Perón, se hace carne la identidad de clase media, con sus marcas políticas, culturales y étnicas.

–¿Cómo se configura la idea de que la Argentina es un país de clase media?

–La identidad de clase media entronca con mensajes previos que venían desde el siglo XIX. Desde Sarmiento y Mitre en adelante, en los grupos de elite había un fuerte discurso que asociaba al país con lo europeo, a lo criollo con un rasgo de inferioridad, y vinculaba a la Argentina con el relato de la modernización. Ya desde entonces la modernidad aparecía asociada con el espacio urbano, sobre todo Buenos Aires, mientras lo rural y lo criollo eran los obstáculos al progreso que la inmigración venía a superar. La identidad de clase media hace propia toda esta narrativa y aparece como encarnación de la argentinidad, como la clase que trae la modernidad para superar el atraso previo, un atraso que –para ese relato–- reaparece con el peronismo. Toda la historia nacional está marcada por esa tensión entre el proyecto que asocia al país con lo blanco, europeo, racional y moderno, y su contracara, los sectores plebeyos.

–Todo eso tiene también un correlato a nivel latinoamericano: Argentina se postula diferente de los demás países.

–Es una idea que también viene desde el siglo XIX, Argentina como una excepción en América latina porque su población está más relacionada con Europa, porque en teoría tuvo una burguesía pujante que trajo progreso y, sobre todo, por el peso relativamente menor del componente indígena.

–Enfatizar el carácter “contrainsurgente” con que se configura la clase media, ¿no supone un poder puramente negativo que deja a los sujetos encerrados en una situación pasiva, como si no tuvieran nada que hacer ante la ideología de las elites?

–Por eso insisto en analizar la clase media como identidad y no como clase. De hecho, esa identidad tiene características tan antiplebeyas precisamente porque las personas concretas de sectores medios no actúan como la identidad espera. En Argentina hubo varios momentos históricos en que parte de los sectores medios actuaron políticamente junto con las clases bajas y con proyectos populares, incluso revolucionarios. En el ’19, cuando surgió este discurso, había un gran activismo obrero acompañado por empleados de comercio, bancarios, maestras, chacareros, estudiantes. Además, había una ideología revolucionaria con fuerte predicamento en sectores medios. Es en ese contexto que se estimula una identidad para contrarrestar esos vínculos. Pero la tensión entre una identidad antiplebeya y el hecho de que las personas concretas de sectores medios muchas veces actúan junto a las clases populares es una constante de la historia nacional, y sigue presente hoy. La clase media como tal no es un sujeto político.

–¿Cómo atraviesa esta identidad los ideales revolucionarios de los ’60 y ’70, luego la represión y el neoliberalismo? ¿Qué cambia y qué perdura?

–Cuando cae Perón ya hay una identidad de clase media instalada, por primera vez hay gente que se considera de clase media y no parte del pueblo. Después se abre un largo período de disputa entre dos proyectos que proponen a diferentes figuras como centro de la nación: la clase media o los trabajadores. En esa época surge un elemento que no está en otros países: el desprecio enorme que personas de la clase media tienen contra la propia clase media. Esto aparece con Jauretche, Ramos, Sebreli y otros ensayistas que acusan a la clase media de racismo, de no entender los problemas nacionales y aliarse con la elite. No es una cuestión sólo de intelectuales o militantes, sino que se difunde en toda la sociedad como parte de esa disputa entre dos imágenes contrapuestas de nación. La disputa se salda, provisoriamente, con el Proceso. Ahí hay una derrota del proyecto que trataba de situar al trabajador como eje de la nación. La imagen de la Argentina como país de clase media queda entonces indisputada. De algún modo, eso encarna en el alfonsinismo, que aparece como superación del peronismo y vuelta a la “normalidad”, con fuerte protagonismo de la clase media. La identidad penetra muy hacia abajo, generando ese fenómeno que vemos todavía hoy: gente incluso muy pobre que cree ser de clase media. Durante los ’80 y ’90 esta identidad continúa sin disputa, hasta que el país colapsa.

–¿Por qué interpreta que las posibilidades abiertas por 2001 son clausuradas por el conflicto con “el campo” en 2008?

–En 2001 hubo un encuentro muy poderoso de sectores bajos y medios, incluso en la calle, con voluntad de confundirse en un mismo sujeto social. Es muy interesante que, en 2002, los sectores dirigentes que intentaron “encauzar” el país advirtieron que el peligro más grande que enfrentaban era esa combinación de reclamos. El proyecto de Duhalde pasaba por ahí, por evitar que la clase media se juntara con la baja. Y el proyecto del primer Kirchner pasaba no por volver a una clase media antiplebeya, pero sí por mantener claro el límite entre una clase y otra. Casi no hubo político argentino que insistiera más en el orgullo de clase media que Kirchner. Con la normalización económica y política que trajo su gobierno, se volvió a una separación más clara entre quiénes eran clase baja y quiénes no. Y el conflicto de 2008 con las entidades del campo fue una especie de cierre de época. Hubo una puesta en escena en la que los sectores que apoyaban al campo se apropiaron del lenguaje de 2001 con un sentido opuesto. Salieron a cortar rutas y a cacerolear, pero con un proyecto excluyente. En lugar de una vocación de confundirse en un mismo pueblo, había una actitud racista y clasista. Fue una farsa que marcó el cierre de 2001. Volvió a aparecer en boca de gente de izquierda o identificada con el Gobierno el escarnio a la clase media. También había en eso algo de farsesco: se volvió a hablar con las palabras de Jauretche, cuando claramente no estábamos ya en aquel país. Hay una sociología muy rápida entre sectores progresistas que considera a la clase media como un grupo social homogéneo. Y esto es un obstáculo para pensar políticamente, porque hay cantidad de personas que no actúan a favor de la derecha ni con prejuicios clasistas. Es necesario volver a pensar el modo de construir vínculos políticos entre las clases bajas y al menos una porción de los sectores medios. El prejuicio que descalifica a la clase media es cómodo pero inmoviliza, confirma lo que ya sabemos: si la clase media es así y todo el país es clase media, entonces no hay nada que hacer.

* Historiador (UBA) e investigador del CONICET.

viernes, 25 de marzo de 2011

Por cada árbol mutilado se deben plantar como mínimo 2O : Conciencia planetaria

                                 Los árboles nos brindan oxígeno, y tranquilidad.
                             Son potentes filtros a la contaminación atmosférica,
                                     sus raíces toman el agua pura del
                              suelo.

martes, 22 de marzo de 2011

Eduardo Sanguinetti:"FRÁGILES CRIATURAS"

EDITORIAL:"FRÁGILES CRIATURAS"

Eduardo Sanguinetti
Filósofo

¿Dónde está la seguridad? ¿Qué protección pueden inventar que no se
 haya imaginado ya?
 Es inútil pensar en la seguridad: no existe ni la más mínima. 

"Son bárbaros, terroristas, monstruos", sostuvo el coronel libio, y
 manifestó que el pueblo de ese país "está en armas" y en Bengasi "se
defenderá cuando vea que este es un ataque de los cruzados".El ataque
representa "un nuevo nazismo, nosotros no dejaremos nunca nuestra
tierra, sabemos que venceremos", dijo Kadafi...De estas palabras
tomadas al acaso en lectura interlineada, con otras cientos de
noticias acerca de la invasión de las potencias occidentales a Libia,
 "para proteger bombardeando a los civiles libios", me hacen meditar
acerca de la farsa en que vivimos, el espectáculo insano en que nos
colocan los Organismos Mundiales, tal el caso de Naciones Unidas en
favor de 'la guerra' impulsada por las denominadas 'potencias para el
desastre y el capital convertido en fin de la vida'.

Naciones Unidas que no desean establecer una dirección unida por el
bien de todos los que habitamos este planeta, salvo para los intereses
sucios y mezquinos de los 'desarrollados' ¿para el crimen?

Apenas asqueado de la imbécil esperanza de sistemas y creencias,
concibo al inevitable e impotente, hombre de hoy.
No creo en lo lento y doloroso, en lo glorioso y lógico. Creo que el
mundo entero, el conocido y el desconocido, está estropeado, gritando
de dolor y de locura.

Creo que si estamos tan armonizados con el ritmo del cosmos integral,
como para escapar del milagro del choque, también estamos armonizados
con el destino que actúa simultáneamente en todas partes y que no
habrá salida de este destino universal a menos que simultáneamente en
todas partes, cada uno y todos, lo quieran.

Hoy todavía queda tiempo para asistir al entierro de los muertos
recientes, mañana no habrá tiempo, puesto que los muertos serán
dejados allí mismo donde caen, y pero para aquel que derrame una
lágrima. Hoy no hay un lugar final donde retirarse...a no ser que nos
quedemos quietos...inmóviles. Si llegamos a ser capaces de hacerlo,
sin perder el equilibrio, sin dejarnos llevar por la embestida, puede
ser que seamos capaces de controlarnos, y de esa manera, actuar.

Desde el momento de despertarnos por las mañanas, hasta el momento de
acostarnos, todo es una farsa, una verguenza, una estafa, todo el
mundo lo sabe y todo el mundo colabora con la perpetuación del fraude.

Por eso es que quizás, nos parecemos a veces tan desagradables unos a
otros. Por eso es por lo que es tan fácil organizar una guerra o una
cruzada contra el vacío... 
Si todavía pudiéramos creer en un Dios, lo convertiríamos en un Dios
de venganza. Pondríamos en su ser el trabajo de limpiar todo a fondo,
¿es humano, no? a mi medida y también a mi Dios...que sin mí no es
nada.

No queremos un mundo nuevo. No merecemos un mundo nuevo. Aceptamos
seguir existiendo con un colonialismo que hipotecó generaciones, que
se disolvieron dramáticamente y en brutal anonimato, un colonialismo
vigente y que además habla de integración: integración para estas
corporaciones asesinas, significa de hecho la renuncia a lo
diferencial en bien de una unidad inexistente, del acuerdo si todo
cierra en los números de las Bolsa de Valores de Wall Street, la
ausencia de ideología convertida en ideología mercantilista, en total
desdén por la sensibilidad y futuro de la humanidad y su ser
 trascendente (esa era la consigna) y una ausencia de horizonte en
alegría y en paz.

No importa que este colonialismo, con un pasado de siglos en nuestras
culturas, bastardeadas y penetradas, mutadas y en fin disipadas en el
espacio de la intercontextualidad de repertorios, fragmentadas en
filamentos sensibles, que se nutren ávidamente del pasado donde todo
se derrite en sonidos y tristezas, cuando caminamos contra un mundo
aparentemente unido, afirmando nuestro desacuerdo, frente al atropello
a todo derecho humano de permanecer sin guerras... como las que estas
fuerzas aliadas lanzaron contra Libia u la intromisión sistemática en
cada nación que no se comporta como mandan estos esclavistas, que nos
insultan creyendo que creemos lo que manifiestan en sus obscenos
discursos y comportamientos básicos...Brasil en su recibimiento a
Obama y sus juegos de seducción, mostró como la dignidad hoy ya no
entra dentro de los valores vigentes, que debe anteponer un país que
hasta 'ayer nomás' parecía alinearse con nuestro denominado tercer
mundo...pero no, Brasil desea la alianza estratégica con las
'potencias' asesinas y malparidas...traición para el recuerdo.


Mientras desde el Imperio reinante, se proponen modelos suaves,
débiles, tan complejos y sutiles como una caricia, manteniendo el
cuerpo para los gusanos...la realidad para el que se manifiesta
contrario a los modelos, dispone y se entrevé rotunda, agria y dura
como una trompada...estamos ante un modo de 'pluralismo
fundamentalista' que se previene contra todo cambio proclamándose la
Era del Cambio...la puerta abierta a mesianismos camuflados de
progreso...de huídas hacia atrás, en cultura, naturaleza y vida.

A través de ciertos signos notaremos el fin de esta época, el
 aburrimiento, la superficialidad y el embotamiento, como también la
aceleración, la inflación, la masturbación. Nos masturbamos
espiritualmente si nos sentimos satisfechos con las promesas,
descuidando la concreción de dichas promesas.

Pertenecen definitivamente al pasado, se han muerto sin dejar
descendencia, fenómenos tales como el desarrollo paulatino de los
talentos, su lenta maduración natural. Los nombres de grandes hombres
del pasado, ya no son más que sonidos vacíos de significado
 Frente a los desastres naturales y humanos, que se vienen produciendo
hace tiempo, se impone cambiar profundamente nuestra forma de vivir.

Tratar en paz y silencio las urgencias más inmediatas de la humanidad.
Cambios de arriba a abajo, en todo lugar, en todos los campos de la conciencia.

El enemigo del hombre sigue siendo el hombre mismo con sus mismo
prejuicios, orgullo, intolerancia. Contra eso no existe clase social
ni cultural inmunizada, ni sistema alguno que ofrezca solución a corto
ni largo plazo.

Toda guerra es una derrota del espíritu humano. La guerra no es más
que una inmensa manifestación en el género dramático de esta comedia
burlesca y vacía que nos ofrecen a diario y por todas partes los
conflictos mundiales. Queremos a toda costa conquistar, y seremos
conquistadores, pero nuestra conquista será la muerte..."Son bárbaros,
terroristas, monstruos" dijo Kadaffi...Antepongo mi entender, asignado
a nuestra condición de ser, frágiles criaturas, expuestas a nosotros
mismos, frágiles criaturas.

viernes, 11 de marzo de 2011

Eduardo Sanguinetti: "La estupidez: desde el calentamiento global-financiero y en guerra"

"La estupidez: desde el calentamiento global-financiero y en guerra"


Por Eduardo Sanguinetti Filósofo (Ph.d Cambridge, England)

Hay una película del director japonés Akiro Kurosawa llamada Los

sueños. Son los sueños del realizador. Fue una de sus postreras

creaciones, hace ya muchos años. Y lo que yo tengo para mí son sueños

de aquellos sueños filmados por Kurosawa.



Había uno que lo recordaré ahora tal y como lo tengo hoy, a tantos

años en la cabeza, con las imperfecciones del sueño. Se ve a una madre

con su hijita junto al mar. Desde el horizonte marino, con un cielo de

color impreciso, a la madre le llega de pronto la visión de un

estallido rojo, como un pequeño hongo rojo. La madre no sabe de qué se

trata. Se acerca un hombre que también mira y ella le pregunta qué fue

eso. "Estalló una usina nuclear", responde el hombre. "¡¿Y ahora?!",

dice la madre. "Ahora... ahora... vendrá una nube color rojo desde el

lugar de la explosión que matará a las plantas y a los pájaros..."

"¡Oh!, qué terrible", desespera la madre. Entonces se ve avanzar una

nube roja desde el horizonte marino que los envuelve íntegramente a

los tres. La madre abraza interminable a su niña, preguntando al

hombre: "¿Y ahora?" El hombre observa el horizonte y responde:

"Ahora... ahora vendrá una nube amarilla que matará inmediatamente a

todos, los seres humanos". Petrificada, muda, la madre abraza a su

hijita. La nube roja se disipa y, desde el horizonte, viene otra nube

magnífica y bella de densidad amarillenta. "¡¿Por qué?, ¿por qué?,

¿por qué ocurrió esto?!" grita la madre mientras la niebla amarilla

los va envolviendo. El hombre reflexiona: "Por una estupidez".



Sí, había ocurrido la peor estupidez. Finales de octubre de 2008. En

la Cumbre Mundial reunida en Pekín para tratar el calentamiento

global, las naciones ricas impusieron un cambio en la agenda.

Decidieron tratar la crisis financiera global. No cómo salvar la vida

sino cómo salvar los bancos. No de estrategias para proteger al vasto

genoma humano, sino de estrategias para proteger las ofuscadas

burbujas hipotecarias. No de amparar células sino de amparar títulos

de bolsa. En el fondo de la cumbre, sobre el horizonte con un cielo de

color indefinido, ocurrió un estallido. Primero avanzó una nube roja,

detrás la gran niebla amarillenta. Cubrió a todos los asistentes

sentados. Alguien preguntó "¿por qué?" Alguien, bebiendo de un vaso de

agua en plástico impecablemente higiénico, contestó: "Por una

estupidez".



Ya no se trata de otra cosa la suerte de la Tierra. La sensibilidad

contra la estupidez. Una pócima de lucidez contra tanta baqueteada

ineptitud.



La década del 90 ha sido la más caliente de los últimos mil años, pero

el dinero salvará la Antártida que, si se funde, el nivel del mar

aumentaría 61 metros. Indonesia podrá salvar en los próximos meses las

128 especies de mamíferos y 104 de pájaros al borde de extinción. Los

Estados Unidos proponen recuperar ya no el 11% de sus residuos sólidos

(frente al 30 de Europa) sino el 100%. Estamos al borde de otro mundo

posible. Brasil reforestará el equivalente a la superficie de Bélgica

que deforestó en los años 90. Entre 2005 y 2007, el Artico perdió en

hielos, según la NASA, el equivalente a dos Españas. Nunca más.



Si el ambiente, sino el campo de relaciones entre la naturaleza y la

cultura, de lo material y lo simbólico, del ser como existir y pensar,

del saber sobre las estrategias de apropiación del mundo y la

naturaleza, es posible intuir que la guerra próxima será

definitivamente contra el ambiente.



Estamos en los límites de la racionalidad. El itinerario

epistemológico desborda a las demarcaciones antiguas. Una guerra

contra la Tierra para beneficiarse de los resultados devengados por

salvar a la Tierra. Una Tierra como enemigo luego de dejarla al borde

del desastre por omisión de acciones y entonces sí, vencerla,

otorgándole un plan Marshall, y convocar a los pueblos para que den

todo lo de sí -que lo darán-, y que los bancos administren el Plan,

iniciando la "restauración" ambiental. Un dislate.



Abandonada en la guerra toda esperanza de complejidad, queda la

barbarie de una Tierra sin pachamama, sin retornos enriquecidos de

muertos y de vivos, de amor matrio.



Argumento que aún no comprendimos las fuentes de la aventura que

vivimos. Pero estamos en los bordes.



Podemos esperarlo todo desde ahora, lo que no podemos es transigir con

tanta criminal estupidez y en silencio el asesinato y exterminio en

acto como lo atroz de la invasión israelí al Estado Palestino, ni una

voz fuerte denuncia con las palabras exactas: Crimen, asesinato

exterminio, a lo que asiste mansamente la humanidad toda. Se suman los

Libia, Tunez, Egipto, Argelia y los que vendrán, en una marco donde

todo lo que deberá ser deshecho será deshecho, sin lugar para el grito

o el golpe contra el suelo.



La complejidad de los problemas planteados por la crisis posmoderna

del hombre, no es reductible a una crisis de burbuja financiera. Pero

la gran burbuja reventó y lo que queda es el hombre desnudo. Nosotros.

Hoy y aquí con vida.



Para detener la nube amarilla hay que descolgar el cielo. Lavarlo en

el mar de los sueños y las vigilias, y volverlo a su lugar.