Lunes, 25 de febrero de 201301:00 | La región
Alvear: preocupación de los vecinos por los agroquímicos
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Denunciaron en la comuna y en la Defensoría que se fumiga a pocos metros de viviendas, plazas e instituciones educativas. Aseguran que hay muchos casos de vecinos que sufren enfermedades severas.
El alerta surgió a fines de octubre de 2012, cuando una vecina de Alvear que vive en la planta urbana, sufrió la pérdida de su mascota por causas no determinadas. El día anterior una máquina aspersora de agroquímicos había recorrido el sembrado que comenzaba a escasos metros del patio de su vivienda. Según veterinario que analizó al perro la causa de muerte se podía asociar a una intoxicación similar que habían sufrido las mascotas de otros vecinos. En total murieron veinte animales y hubo gran cantidad de personas con problemas de exposición.
Con el objetivo de buscar una explicación y de alertar a los pobladores de que podían estar expuestos a los efectos de los químicos que se utilizan en los campos la maestra Andrea Druetta, comenzó indagar sobre otras posibles consecuencias que se evidenciaran en el pueblo y los modos utilizados por los agricultores de la región.
Poco después observó que el problema podía amenazar seriamente la salud los vecinos, más si se tiene en cuenta que en esta pequeña localidad, distante 14 kilómetros al sur de Rosario, también había otras actividades que podían asociarse a la contaminación ambiental como una planta de silos, un puerto cerealero y el parque industrial. A partir de allí realizó un trabajo minucioso junto a otros 40 vecinos que se sumaron a la causa, el cual los llevó a determinar que prácticamente convivían con la actividad agraria.
"Hasta en el mismo límite de las viviendas hay campos sembrados en los que se utilizan agroquímicos", explicó Druetta y añadió que "en general se usa glifosato, 2,4 D, cipermetrina y otros plaguicidas no determinados".
El trabajo pormenorizado que realizaron los vecinos los llevó a concluir que en el pueblo hay gran cantidad de habitantes con afecciones de salud serias que los especialistas vinculan a la contaminación del ambiente. "Hay niños con problemas congénitos, muchos enfermos de cáncer de diversas edades, problemas respiratorios y afecciones en la piel", señaló la vecina y avaló sus dichos con un archivo de certificaciones médicas e historias clínicas que colectaron entre los vecinos voluntarios.
"También se pueden observar efectos en el arbolado urbano y en las quintas de verduras ubicadas en las afuera del pueblo, que también son alcanzados por las fumigaciones y esos productos llegan fumigados a los puestos de consumo", añadió y contó que en los campos linderos con la pista del Aeroclub Rosario se siembra soja y cuando la fumigan se afecta a las viviendas cercanas y a quienes transitan por la ruta 21.
Los reclamos. Los vecinos de Alvear reclamaron en conjunto a las autoridades comunales y fueron atendidos por el presidente comunal Carlos Pighin, pero hasta el momento no recibieron respuestas satisfactorias. "Nos atienden y se ocupan pero no hay soluciones de fondo" indicaron y señalaron que los procesos de siembra continúan y la preocupación en la población va en aumento.
"Ayer —por el sábado— hubo vecinos que tenían la intención de evitar el paso de una máquina aplicadora en la zona cercana a sus casas parándose delante del tractor", contó Druetta y aseguró que la tensión puede generar episodios indeseables.
"Ahora la esperanza está depositada en la intervención de la Defensoría del Pueblo", explicó. Unos 25 vecinos llegaron a la sede rosarina de la entidad y fueron atendidos por el asesor de Gabinete, Fernando Daniluk, quien recibió el reclamo y dispuso instruir a los pobladores afectados sobre los pasos a seguir. "Creemos que en no mucho tiempo habrá novedades respecto al trámite que iniciamos", relató Druetta".
Según el relato, en cercanías de la zona urbana se emplazan el Hogar Enrique Astengo, una institución que alberga a niños huérfanos o en situación de contención judicial, una escuela secundaria en la que se cultivan hortalizas y una escuela primaria, que también sufren los alcances de la aspersiones agrarias.
"Tenemos el aval de 170 vecinos entre los que se encuentran autoridades institucionales", comentó la maestra Druetta y aseguró que "muchos, aunque ven el problema, no se atreven a protestar porque de algún modo están vinculados a los productores o a las empresas que provocan contaminación en la zona".