“El plasma convaleciente podría convertir casos graves de coronavirus en un catarro febril ambulatorio”
Lo dijo a Infobae Romina Libster, pediatra, investigadora del Conicet y especialista en vacunas de la Fundación INFANT. Su visión sobre el tratamiento, posible vacuna y futuro de la pandemia
Romina Libster es pediatra, investigadora del Conicet y especialista en vacunas en la Fundación INFANT y Vanderbilt University. Forma parte del equipo del reconocido médico infectólogo Fernando Polack, y juntos, a través de la Fundación Infant están realizando un estudio para comprobar científicamente si el plasma de pacientes que han padecido coronavirus sirve para morigerar los efectos en los nuevos contagiados. El estudio está en pleno desarrollo y en unas semanas se conocerán los resultados.
A pesar de que aún no está comprobado científicamente que sirva para tratar el coronavirus -dice el médico- se realizan campañas de donación de plasma de convaleciente y su utilización en enfermos comenzó a discutirse públicamente.
Polack explicó a este medio de manera didáctica qué es el plasma: “La sangre tiene tres componentes. El primero de ellos son los glóbulos rojos, que viajan por el sistema circulatorio hasta el pulmón cargan oxígeno, y lo distribuyen por todo el cuerpo. El segundo componente son los glóbulos blancos que son células que nos defienden contra infecciones. Para que los glóbulos blancos y rojos puedan circular tiene que haber un líquido que es el plasma. El plasma es aceitoso, tiene proteínas, agua y sal. Una de las proteínas son los anticuerpos que son como alfileres de gancho que atrapan virus. Cuando uno se infecta de coronavirus sus glóbulos blancos secretan estos anticuerpos en el plasma. Alrededor de 28 días después de haber padecido coronavirus, una persona suele tener altas concentraciones de esos anticuerpos nadando en el plasma. Si intentara ingresar un virus al cuerpo, estos se le pegan en la superficie y lo inmovilizan. Cuanto más temprano en la infección actúen los anticuerpos más fácil es la tarea para ellos”.
En este contexto, Infobae entrevistó a Romina Libster, para conocer los avances de este estudio con plasma convaleciente, su visión sobre los tratamientos, posible vacuna y futuro de la pandemia
-¿Cuáles son las novedades respecto al estudio que llevan adelante con plasma de convaleciente?
-Éste es un estudio que lo que pretende es evaluar si el plasma de convaleciente aplicado a un adulto mayor de alto riesgo, como son los mayores de 65 años, aplicado muy tempranamente cuando recién comienza sus síntomas y tiene una sintomatología leve, puede bloquear la progresión a una enfermedad más grave. Entendiendo esto, quiero aclarar que se trata de un estudio de investigación donde está todo protocolizado y con una metodología muy rigurosa para que nos permita generar datos de calidad, y que estos datos puedan ser reproducibles y tomados por cualquier persona que tome decisiones ya sea acá en Argentina como en cualquier otro país del mundo.
Empezó con un grupo chico de gente y en muy poco tiempo muchos investigadores, médicos, autoridades se empezaron a entusiasmar y a querer participar del proyecto. Nosotros queremos evaluar si tiene la potencialidad de bloquear la progresión a una enfermedad más grave; sería una intervención con un impacto tremendo, no solo en la mortalidad sino también en la demanda del sistema de salud, lo que sería convertir a una enfermedad muy grave en un catarro febril ambulatorio.
-¿Cómo son los detalles del estudio?
-Va a incluir a más de 200 personas en varios hospitales de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, públicos y privados. Es un proyecto que tiene ciertas características, no solo para nosotros sino en el mundo de la investigación está considerada como la mejor evidencia disponible. Es un estudio clínico, multicéntrico, se hace en muchos lugares al mismo tiempo, todos siguiendo la misma receta, y en lugares de diferentes contextos, públicos y privados, sea cosa que si funciona no dependa del lugar en donde estás. Es un estudio que se hace lo que se llama randomizado: a algunas personas les damos plasma convaleciente y a otras no. Esto lo decide el azar, es como tirar una moneda al aire, y a través de un sistema electrónico el azar determina a quién le toca el plasma y a quién no. Esto es muy importante porque al decidirlo el azar, se evita cualquier sesgo que se quiere introducir.
La otra cosa que es muy importante es que hay un control doble ciego, quiere decir que ni el investigador ni el paciente saben qué es lo que ese paciente está recibiendo, entonces permite que todos los pacientes se manejen de la misma manera, siguiendo todos la misma receta y nadie esté pudiendo influenciar los resultados.
-¿Cuándo esperan poder contar con resultados?
-Esto es un proyecto de investigación, completamente voluntario, que se empezó a hacer hace un par de semanas después de las autorizaciones necesarias, desde comités de ética y las autoridades, por supuesto. Todavía estamos en proceso y vamos a tener resultados esperamos que pronto, pero estamos en proceso.
Es importante destacar que es el estudio más ambicioso del cual yo he participado en mi vida. Empezó con un grupo de personas, empezamos entrenando y de repente hoy hay más de 400 personas involucradas, entre investigadores de los lugares, gente de soporte, voluntarios que están llamando todos los días a hospitales para ver si podemos participar y encontrar a estos pacientes, que son adultos mayores que acaban de empezar con sus síntomas leves y un montón de participantes que están colaborando con nosotros. Tenemos lugares dentro de la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires y el Hospital Militar Central, por ejemplo, que tiene un rol importante en la centralización de muchos de los procesos que se están haciendo. Imaginate la magnitud de este estudio y el espíritu que tiene. En mis años de investigación nunca vi una iniciativa que genere este sentimiento y este espíritu de colaboración por algo que obviamente nos está tocando a todos.
-¿Cómo sigue ahora de aquí a futuro el estudio?
-Es un primer estudio, el propósito es generar la evidencia, y para eso hay que hacer el estudio y después analizar los datos, ahí los vamos a poder publicar y compartir con todos, no solo con las autoridades sino con la comunidad científica en general, para que quien quiera pueda tomarlos y utilizarlos. Esperemos que dentro del próximo mes, mes y medio podamos tener los resultados preliminares, eso va a ayudar un montón. Si esto se ve que funciona, y que el plasma de convaleciente cuando se administra tempranamente a una persona mayor de riesgo, con una enfermedad muy leve, bloquea realmente la progresión a una enfermedad muy grave, el próximo paso será ver si podemos tomar esas defensas y esos anticuerpos que están en el plasma de las personas que tuvieron la enfermedad, se curaron y que están donando para este estudio y para las personas que participan. Es ver si podemos tomar esos anticuerpos y en la Universidad Nacional de Córdoba y en el Instituto de Hemoderivados se podrían tomar esos anticuerpos, filtrarlos del plasma de las personas que tuvieron la enfermedad y hacer lo que se llaman las gammaglobulinas, que en vez de darles el plasma le daríamos los anticuerpos concentrados en un frasquito como si fuera una vacuna. Ese sería el próximo paso, lo que hace que sea muchísimo más accesible para toda la población, más escalable, porque esto ya se haría, se fabricaría en la Universidad de Córdoba, tomando los anticuerpos del plasma de la gente que dona.
-¿Es importante remarcarles a los recuperados la importancia de donar plasma? ¿Todos pueden hacerlo?
-Es muy importante que la gente que pueda donar plasma lo haga. No toda persona que tuvo la enfermedad y se curó puede ser donante de plasma. Hay requisitos y criterios. Por eso es importante y hay tantas campañas con respecto a esto, para aquel que tuvo COVID y generó buenas defensas, y esas defensas lo protegieron para que se cure, pueda compartirlas con una persona que lo necesita. Esto todavía es un contexto de investigación, es muy importante aclararlo. Sabemos que el plasma es seguro, ha servido y ha sido muy eficaz en otras enfermedades como el mal de los rastrojos o la gripe. Lo que no sabemos todavía es si el plasma funciona en el tratamiento del COVID-19 y eso es lo que estamos averiguando.
-¿Cuáles son los requisitos para donar plasma?
-Lo que aconsejo es lo siguiente: cuando uno tuvo la enfermedad, lo que tiene que hacer es llamar a alguno de los bancos de sangre que están autorizados para juntar plasma para los proyectos de investigación, como por ejemplo Fuesa, el Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires, el Hemocentro Buenos Aires. Hay varios centros que están autorizados por las directrices del Ministerio (de Salud) para ser aquellos lugares donde se recolecta el plasma que donan las personas para los proyectos de investigación. Una vez que se llama hay un cuestionario que evalúa dos cosas: que se está en condiciones de donar desde el aspecto de haber pasado la suficiente cantidad de tiempo después de haber tenido la enfermedad, y la salud del paciente, ya que no cualquiera puede donar. Tiene que ser mayor de edad, tener un peso determinado, no tener enfermedades graves de base... Hay un montón de requisitos por lo cual aconsejamos que la gente llame a estos números y se les hagan estas preguntas de los cuestionarios.
-Considerando que ya han pasado más de 100 días de aislamiento, cuarentena y confinamiento en la Argentina, ¿se ha observado una menor circulación de otros virus comunes entrando al invierno?
-Claramente, porque la dinámica social cambió tanto que la circulación de los virus habituales cambió por completo. Una de las cosas más importante, por ejemplo, la bronquiolitis es la principal causas de internación en el mundo todos los años, y se transmite entre los chicos, en las casas en donde hay mucha gente viviendo, hay una dinámica de mucha interacción social y más durante el invierno en ambientes cerrados y poco ventilados. La principal forma de contagiarse en compartiendo espacios con otras personas que están infectadas. Cómo estamos en cuarentena, y no hay jardín, no hay colegio, no se junta la gente, entonces los virus no pueden diseminarse como lo hacían otros años y esto trae aparejado un impacto en otras enfermedades. A medida que van pasando los días y vamos cambiando las diferentes fases del aislamiento hay que ver lo que va pasando. Lo que vemos hasta ahora es que claramente muchas de las infecciones del invierno no se están dando porque no tenés forma de que el virus se transmita de persona a persona si no te juntás con otros.
-Con respecto al tema de la vacuna, ¿cómo evalúa los desarrollos que hay en la actualidad? ¿Cuál considera que está más avanzado? ¿Para cuándo podríamos esperar la vacuna?
-Ojalá varios de ellos (tengan éxito). Si me hacían esta misma pregunta hace un mes, la respuesta hubiera sido diferente. Creo que lo que estamos viendo con esta pandemia es algo que por lo menos yo no he visto jamás, y es la velocidad con la cual se están generando potenciales vacunas y obviamente cómo se están testeando a nivel mundial. Por suerte tenemos más de diez vacunas que están en este momento en fases de evaluación en seres humanos, cosa que es muy importante, porque tal vez una sola vacuna no sea suficiente, en el contexto de la cantidad de dosis que uno va a necesitar para cubrir al mundo.
Por eso creo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) -y muchas organizaciones que están interesadas en esto- plantea que es muy positivo que haya varias vacunas que estén en carrera, no solo porque siempre cuando uno pasa del laboratorio al testeo en seres humanos muchas de ellas quedan en el camino, sino que al tener más potenciales vacunas uno tiene más posibilidades de que esto realmente llegue a buen puerto, y a tener dentro de poco tiempo una vacuna que sea segura y eficaz en protegernos contra la enfermedad. Pero también nos da la posibilidad de que si son varias haya más dosis disponibles para todo el mundo. Creo que es muy positivo y ojalá tengamos los primeros resultados tal vez para fin de año y pueda ser una solución.
-¿Es la cuarentena estricta la respuesta? ¿Qué sucede con la inmunización de rebaño?
-Nosotros estuvimos en una posición única y privilegiada cuando empezó la pandemia porque tuvimos la oportunidad de ver lo que estaba pasando en otros países. Estábamos adentro de la casa y veíamos por la ventana que se venía la tormenta y fuimos lo bastante rápidos como para tomar la decisión de cerrar la ventana a tiempo. Entró un poquito de agua pero no nos llegó a inundar la habitación. Ese poquito de agua la pudimos ir sacando un poco con la cuarentena que empezamos a hacer en un inicio. Pero, ¿qué es lo que pasa? La tormenta sigue golpeando fuerte la ventana, la lluvia sigue afuera. Entonces si uno abre la ventana toda de golpe, pues se nos inunda la casa como sucedió en otros lugares. Si uno la va abriendo despacio podríamos ir sacando el agua que va entrando de a poquito, eso es lo que hicieron otros países pudiendo controlar la circulación del virus sin tener que cerrar por completo durante mucho tiempo.
Nosotros estamos en un momento en donde tenemos agua dentro de la habitación y tenemos que ver qué hacemos para que no nos siga entrando y al mismo tiempo ver qué hacemos con el agua que tenemos adentro. El virus está, circula y creo que hay dos opciones para que esto termine: una -la única que veo posible- es la vacuna; la otra es la inmunidad de rebaño. El tema es que se necesita que haya un 70% o más de la población que haya tenido el virus para que esto naturalmente empiece a suceder y el virus deje de estar circulando, pero eso conlleva tener un 70% de la población infectada y lo que es peor aún, con un porcentaje de gente enferma gravemente y miles de persona morirían. No creo que la inmunidad de rebaño sea una alternativa posible, porque se llevaría miles de vidas y miles de enfermos que van a necesitar del sistema de salud al mismo tiempo. La única forma de poder controlar este virus va a ser cuando llegue la vacuna y nos permita llegar a una cierta normalidad para la vida.
-¿Se abre un camino de esperanza con el plasma de convaleciente?
-Totalmente. Nosotros claramente estamos haciendo este estudio porque creemos que vale la pena ser evaluado. Sabemos que el plasma funcionó muy bien para otras enfermedades como con la experiencia del mal de los rastrojos, con la fiebre hemorrágica, que mostró administrado también en forma temprana bajar la mortalidad diez veces en los pacientes. También funciona con otras enfermedades. Creemos que biológicamente tiene mucho fundamento. Desde la hipótesis y desde lo biológico es completamente posible y ahora tenemos que demostrarlo y para eso hacemos este estudio.
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