Justicia de EE.UU. falla a favor de víctimas del glifosato
Un jurado de California condenó a Monsanto, la multinacional productora de agroquímicos y biotecnología para la agricultura, a pagar 80 millones de dólares por no haber informado los riesgos para la salud de quienes tenían contacto directo con su herbicida Roundup. El tribunal estadounidense consideró que la empresa actuó con “negligencia” y que el agrotóxico fue un factor determinante en el cáncer que sufrió un productor norteamericano que acreditó ante la justicia haber empleado durante muchos años el polémico producto.
El fallo despierta interés en todo el mundo y también en la Argentina donde más de 25 millones de hectáreas destinadas al cultivo son tratadas desde hace varios años con glifosato para erradicar hierbas. Se estima que en nuestro país se utilizan cada año millones de litro de este peligroso pesticida. La organización Greenpeace, que reclama la prohibición de este compuesto, recordó que desde hace décadas se viene denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana, sin que hasta ahora se adoptaran medidas efectivas para evitar esos daños. El glifosato se comercializó por primera vez en la década de 1970 por Monsanto, bajo el nombre comercial de Roundup. Las advertencias realizadas por investigadores independientes llevaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a efectuar una investigación con expertos en el año 2015 y a declarar luego que el glifosato debía ser considerado un producto “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, basándose en una fuerte evidencia de que es cancerígeno para los animales.
Ahora, el fallo de la justicia norteamericana llega en respuesta a una demanda presentada por Edwin Hardeman, un jubilado de la ciudad de Sonoma (California, Estados Unidos) al que los médicos diagnosticaron cáncer en 2015. El jurado consideró que el Roundup fue un “factor determinante” en el desarrollo de la enfermedad que afectó a Hardeman y por eso condenó a Monsanto a pagar 80 millones de dólares por haber ocultado deliberadamente los riesgos del agrotóxico. Pese al revés judicial, los abogados de la multinacional volvieron a negar los efectos dañinos para la salud de uno de sus productos estrella, aunque es la tercera vez que tribunales de EEUU fallan en contra de la empresa Monsanto, que fue comprada el año pasado por el gigante alemán de productos farmacéuticos Bayer en una operación que demandó 63.000 millones de dólares y que es considerada la más costosa de la historia en Alemania. Debido a que cada año se suman nuevas evidencias de la peligrosidad de los agrotóxicos, en enero pasado se puso en marcha en distintos países de Europa una iniciativa ciudadana impulsada por organizaciones de la sociedad civil que logró conseguir más de un millón de firmas para solicitar a las autoridades de la Unión Europea la urgente prohibición del glifosato y otros agroquímicos. El rechazo a estos pesticidas también crece en Estados Unidos, donde se presentaron más de 11.000 juicios contra Monsanto. En ese sentido, los abogados del productor californiano Edwin Hardeman, afectado por un cáncer, denunciaron y aportaron pruebas que revelan cómo la multinacional lleva adelante una estrategia de mercado para mantener a su cuestionado producto libre de sospechas, para lo cual destina dinero al pago de pseudo-especialistas, funcionarios y medios de comunicación que actúan como voceros de la compañía y fervientes defensores del glifosato, a pesar de que en agosto del año pasado otro tribunal de California también condenó Monsanto-Bayer a indemnizar a Dewayne Johnson con 289 millones de dólares por contraer cáncer en su trabajo, cuando se desempeñaba como jardinero en una escuela ubicada en el noreste de San Francisco. Los abogados de la multinacional apelaron y en una segunda instancia, el tribunal confirmó nuevamente la responsabilidad de Monsanto en el grave daño que sufrió la salud del trabajador pero redujo el monto de la indemnización a 78 millones de dólares.
Mientras las demandas siguen su curso, y un número aún no determinado de personas siguen utilizando estos venenos en todo el mundo, las grandes multinacionales de la industria química continúan con sus campañas de marketing para instalar la idea de la supuesta inocuidad de sus pesticidas. Frente a estos embates, es necesario que los Estados adopten urgentes medidas para proteger la salud de la población, evitando la exposición de personas a estas sustancias químicas peligrosas, y para impulsar un modelo agropecuario que sea más respetuoso con el ambiente.
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