Reconocerlos
"Cuando hacemos referencia a la violencia hacia las personas mayores, hablamos de un conjunto de conductas de abuso de poder que se pueden presentar a veces por acción, como pueden ser gritar, insultar, golpear y abusar económicamente; o por omisión, a través del abandono", explica Vázquez (ver aparte).
Según la psicóloga, estas situaciones se presentan en el marco de una relación de desigualdad, donde el objetivo es someter, controlar y dominar a la persona mayor, es decir, que haga lo que no haría por su propia voluntad.
Los romanos hablaban de dos términos para definir violencia: vis absoluta o violencia física; y vis compulsiva o intimidación, que se refiere a la violencia psíquica y moral. "El famoso psicoanalista Fernando Ulloa llamaba a esta última la violencia dulce. Es la que no se ve. Es la falta de reconocimiento del derecho, la falta de contención y comprensión desde la sociedad o desde las estructuras familiares", explica Semino. El defensor de la Tercera Edad detalla que "es la violencia más extendida sobre el adulto mayor" y que se manifiesta desde el ingreso insuficiente y el no reconocimiento de sus roles, hasta tener que hacer tareas contra su voluntad para poder subsistir.
Por su parte, Sergio Costantino, secretario de Integración Social para Personas Mayores del GCBA, sostiene que hay que lograr cambiar la mirada que la sociedad tiene de las personas mayores, y la que los propios adultos tienen de sí mismos. "El cambio busca fomentar la productividad y la integración, aprovechando el valioso conocimiento y la experiencia adquirida por las personas mayores a lo largo de los años", señala.
"Cuando vemos que un jubilado o pensionado no llega a cubrir un tercio de su canasta básica de necesidades, tenemos un gran problema. Y lo peor es que la sociedad va naturalizando estas cuestiones, provocando la gerascofobia, es decir, un miedo no explícito al envejecimiento porque la imagen del futuro es la de esa decadencia, esa exclusión a la cual supuestamente vamos a ser sometidos, según los actuales parámetros sociales", advierte Semino.
Señales de alerta
Existen diferentes indicadores que pueden alertar sobre el maltrato, ayudan a prevenirlo o a ponerle fin.
- Una de las señales más evidentes pueden ser los moretones o lastimaduras. "A veces cuando la víctima se atiende en una guardia médica dicen que los golpes se produjeron por una caída y no es verdad, por eso es muy importante que los profesionales del área sanitaria reciban capacitación para que puedan detectar estas situaciones a tiempo", dice Alejandra Vázquez, coordinadora del Programa Proteger.
- Otro aspecto son los cambios bruscos del estado anímico o en el comportamiento cuando el perpetrador está presente; que tenga muy baja autoestima o que demuestre miedo hacia algún familiar o cuidador.
- Hay varios indicios que pueden ayudar a diagnosticar una situación de violencia. "Otra alerta puede ser cuando la persona está en una situación de abandono, cuando la forma en la que vive no condiga con sus ingresos, o cuando el cuidador o familiar se muestren hostiles frente a la presencia de profesionales o médicos que sí quieren asistir a la persona mayor", agrega la especialista.
- Por ejemplo, si se trata de abandono o negligencia se puede observar si hay mala nutrición, falta de acceso a medicamentos, deshidratación o mala higiene personal o de la casa.
Las formas de la violencia
- Sometimiento psicológico: la más cotidiana y denunciada. Son un conjunto de conductas de abuso de poder que buscan someter, controlar y dominar a la persona mayor, incluyen gritos e insultos.
- Maltrato físico: tirones de pelo o zamarreos suelen ser muy comunes; muchas veces puede conllevar lesiones físicas, desde moretones o rasguños hasta fracturas, provocadas por caídas.
- Abandono: cuando los familiares no se ocupan del adulto mayor y hay una gran negligencia; en algunos casos sucede porque la persona vive sola y no tiene familiares ni recursos.
- Aislamiento forzado: muchas veces se les impide vincularse con otros familiares o personas del entorno, para que no puedan pedir ayuda.
- Abuso económico: las estafas y el abuso económico suele ser uno de los graves problemas; se apropian de su jubilación, gastan su dinero o se adueñan de su inmueble.
- Exigencias absurdas: es frecuente que se las someta a pedidos que superan sus posibilidades, como obligarlas a hacer tareas domésticas o actividades con mayor rapidez de las que pueden debido a sus limitaciones físicas.
- Violencia estructural: es la ausencia de recursos del Estado y redes sociales para que las personas mayores puedan satisfacer sus derechos y necesidades básicas de vivienda, salud y alimentación.
Un espacio para proteger a las víctimas
En el Programa Proteger reciben denuncias de familiares, vecinos o de las propias víctimas -tienen que ser residentes de la ciudad de Buenos Aires- y, una vez que las personas mayores ingresan, el equipo profesional elabora un plan integral de atención y resguardo.
"Les brindamos contención, asesoramiento jurídico y se fomenta la participación en actividades preventivas a los fines de fortalecer su autoestima y potencialidades", explica Laura Macazaga, gerenta operativa de Protección de los Derechos de los Adultos Mayores dependiente de la Secretaria de Integración Social para Personas Mayores del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Las denuncias no solo llegan desde su línea telefónica: "Trabajamos mucho con organismos públicos. Hay casos que nos llegan de fiscalías otros de juzgados civiles, que nos solicitan la intervención de los equipos profesionales", detalla Macazaga.
El programa cuenta con cinco equipos que funcionan en diferentes comunas de la Ciudad con la idea de acercar el recurso a la persona mayor y evitar que tengan que movilizarse tanto.
"Lo que hacemos es pensar un plan de acción de protección para la persona mayor. En algunos casos, puede incluir el ingreso a un dispositivo de alojamiento protegido para las víctimas que presenten un riesgo alto, y que no tengan donde ir", señala Vázquez.
El refugio es un alojamiento protegido que se creó con el objetivo de ofrecer un espacio de residencia temporario con domicilio reservado, para resguardar la integridad física y psíquica de las personas mayores que se encuentren en situaciones de violencia doméstica. Allí, la contención del equipo y de los pares se vuelve una gran herramienta para salir adelante.
Dónde denunciar
- Programa Proteger : Tel.: 0800-222-4567 y proteger@buenosaires.gob.ar
- Linea 137
- Defensor del Pueblo de la Tercera Edad : Tel.: (011)4338- 4900; terceraedad@defensoria.org.ar
- Línea 144
Por: Cintia Perazo
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