El primer tren de pasajeros a la estación Limay

11 FEB 2018 - 00:00











Entre evocaciones de historias de vida ferroviarias y analizadas las causales que hicieron que Ferrocarril del Sud extendiera su línea férrea hacia nuestras tierras, tenemos el relato del nieto del hombre que, siendo foguista en Bahía Blanca, tuvo el honor de conducir la locomotora hacia estas tierras a principios del siglo XX. La controversia sobre el establecimiento real de la línea de frontera en la cordillera entre Argentina y Chile hizo que los medios periodísticos del vecino país hablaran abiertamente de una guerra entre ambas naciones, era necesario extenderla hasta el límite entre ambos países. Por todo lo expuesto se iniciaron las gestiones ante las autoridades de la Compañía Gran Ferrocarril del Sud para prolongar su vía desde Bahía Blanca hasta Neuquén; tenía una condición importante exigida por Nación: la construcción del puente que cruzara el río Neuquén. Finalmente, luego de muchos contratiempos y peripecias, el 26 de junio de 1901 se practicó la prueba de resistencia del puente.
El protagonista de la historia, Francisco José Della Negra, nació en Udine, un pueblo de Italia cercano a Trento. Se casó con Adela Sciani, también italiana, con la que tuvieron once hijos. El mayor de ellos, también llamado Francisco, es el padre de quien nos relató la presente historia, el ingeniero Roberto Della Negra.
Cuando finalizó la construcción del puente en Neuquén, la compañía del ferrocarril mandó a Francisco José a hacer las primeras pruebas, tareas que desarrolló hombro a hombro con un inglés. Su viaje iniciático los iba a traer a la Confluencia manejando el tren: en esa época no existía instrumental idóneo para probar las construcciones, por lo que las pruebas se hacían in situ: había que cruzar el puente para probarlo. Una tarea no exenta de riesgos. El peligro a lo desconocido, al camino antes no hollado por otro tren. Un error, un mal cálculo en la construcción y era el fin de la historia.
Un momento de duda, las miradas de resignación: frente a sus narices se levantaba el puente, como un fiero potro sin domar. El inglés sacó una botella de whisky para tomar coraje. Roberto Della Negra dice que su abuelo Francisco no aceptó el convite de su compañero: como estímulo le bastó el cumplimiento del deber. Río abajo se veían los álamos que bordean el río Neuquén. Al frente, lo inhóspito. Francisco hizo andar la máquina. Comenzaron a cruzar despacio. Debajo de ellos el puente crujía bajo ese peso desconocido, como si fuera un ser vivo despertándose de su letargo. La máquina llegó a la punta, habían dado el primer paso. La norma exige volver marcha atrás. Lo hicieron. Ya era de ellos, estaba domado. De vuelta hacia delante, más rápido esta vez. El puente resistía. Habían superado la prueba.
Fancisco Della Negra (hijo) nació en 1914. Roberto, su hijo, relató que cuando su padre bajó del tren se fue a una kermés a la Sociedad Española y allí conoció a Dolores Vargas. De ese encuentro surgió el amor, el matrimonio y dos hijos, Gladis Ester y nuestro entrevistado.
Señor intendente y concejales: solicito que al puente ferroviario que une Neuquén con Cipolletti se le coloque el nombre de Francisco José Della Negra, para honrar su memoria.
Beatriz Carolina Chávez
DNI 6.251.256