Alma de Nogal : Los Chalchaleros

lunes, 29 de noviembre de 2021

Propuestas de Paz en las fronteras de los países asiáticos. Wikipedia ASIAN MONTH

 


 Propuestas de Paz en las fronteras de los países asiáticos

https://meta.wikimedia.org/wiki/Wikipedia_Asian_Month_2021

He viajado por Asia en la última década por razones laborales y también por el placer de conocer culturas y costumbres diversas. En cada oportunidad, quizás un flash, un instante fugaz, en el cual pude comprobar la convivencia en paz de comunidades de distintos orígenes.

Como mujer y viajando en solitario la mayoría de las veces o en tours con escasa participación de otras personas pude investigar acerca de la necesidad del ser humano de conectarse con otras de diferentes orígenes y de lo divertido que puede ser el intercambio, aunque el lenguaje sea un obstáculo.

De alguna forma los países van evolucionando en la integración de diferentes poblaciones, que por motivos políticos en su mayoría han debido emigrar para poder sobrevivir.

Es lamentable que a diario nos informemos de cuántas personas mueren al cruzar fronteras y cruzar ríos y mares en busca de mejores horizontes a través de un arco iris que les permitan hallar su tesoro, el lugar seguro para establecer su grupo familiar.

Con señas y bosquejos en papel la inteligencia se expresa en un diálogo abierto cuando una torre de Babel, como espiral de amonite, separa los sonidos de palabras que siguen vibrando en el aire luego de ser pronunciadas sin poder ser interpretadas.

En China, Wuhan, pude establecer comunicación con un grupo de refugiados tibetanos que vendían collares de turquesas, campanillas de bronce y ruedas de oración.

Eran niños de 12 a 15 años, se los veía alegres y con sus trajes de colores.

Hoy me pregunto a 11 años de haber visitado esa plaza si esos niños habrán progresado, quizás hoy tengan sus propios hogares en China, en Wuhan o mejor, si habrán podido volver a la tierra de sus ancestros en algún rincón del Tibet.

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Thailandia, Chiang Mai – Chiang Rai y Laos


Llegamos un 14 de Enero a Chiang Mai, luego de un largo viaje visitando templos con Budas solemnes relucientes de oro, de oro y jade, museos y mercados de artesanías, un grupo de 15 turistas de diferentes partes del mundo.

Era un día soleado, seco, y recuerdo todavía que salimos temprano a la mañana, con sandalias, faldas o bermudas y blusas livianas.

Sorpresivamente el cielo se oscureció, llovió con fuerte viento y un descenso de temperatura de 15 grados, una helada, nos dio una bienvenida, en una zona declarada tropical y no estábamos preparados, nosotros los turistas, ni tampoco los locales.

Estábamos en el templo blanco, y grandes dragones blancos, ¡¿nevados ?! nos impactaron.

Cambio climático

Nunca me iba a imaginar que el hotel con bosque tropical y orquídeas, ostentando sus cuatro estrellas, no tenía ventanas con cerramientos de vidrio.

Fue como estar en el campamento base del Himalaya, sin estarlo.

En vano tratamos de cerrar las aberturas, con ayuda del personal del hotel, que no estaba preparado para enfrentar un sorpresivo cero grado Celsius.

En el restaurante deseábamos encontrar guisos o comidas nutritivas calientes para recuperar el calor corporal.

Por la mañana viajamos en barco por el Mekong para poder llegar a una población en Laos.

Apenas presentamos pasaportes.

Recordé inmediatamente nuestras porosas fronteras en Argentina.

Un bebé de ojos rasgados y brillantes, en pañales gateaba dificultosamente, sobre unas lajas con líquenes, húmedas por el rocío.

 Una tienda de campaña, con inminentes, goteras a manera de shopping, se presentaba para poder vender productos de orígenes inciertos.

Buscaba telas de colores, diseños de estampados de algodón o seda o algodón y lana , o algodón con seda pero hallé remeras y shorts con el nombre de futbolistas famosos, del Barcelona, de Liverpool, de Argentina.

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India, China y Pakistán, la triple frontera donde la Armonía es posible.

Estoy segura de que el camino de la seda en algún momento llegó hasta Ladak, la tierra de las hadas que vuelan por los pasos elevados, “La tierra de la Unión del edelweiss azul”, o “los campos de cebada para el tsampa del Pequeño Tibet”. Muy posiblemente Leh, fue el bastión donde llegaban las caravanas por India desde China a Pakistán y partían a Zansgkar y Zangla en el margen occidental de los Himalaya.  

Príncipes, reyes ataviados con tejidos abrigados y sobrios.

Tejedores anónimos en los prados fértiles donde el Yak , pasea por solitarios senderos sin ser molestado.

El fuerte de Leh se yergue a los 4000 m.s.n.m. enhiesta y orgullosa de su pasado.

El Budismo llegó desde Gandhara, con los testimonios dejados en piedra, por arquitectos anónimos, que a su paso bosquejaron sus creencias. Una visión en medio del camino, hizo que de pronto tallaran en piedra su arte.

Habrán peregrinado por el mismo sendero miles de almas a distintos tiempos desde el siglo V después de Cristo, solos o en grupos familiares. No solo trasladaban alimentos o piezas de seda o lana, también elementos rituales para decorar los templos casi inaccesibles en las montañas.

Cada templo una escuela a trepar. Docencia del ritual, del idioma, de costumbres sin fronteras.

Sobrevivieron gracias a su ingenio, utilizando los recursos del suelo.

Casas de adobe y piedra: de dos pisos para guardar el ganado en planta baja con su alimento.

El agua helada y cristalina de los arroyos de montaña.   

El estiércol del Jack como leña, para preparar la comida y brindar calefacción a los hogares.

¡¿Desde cuando Leh, la cosmopolita, ha sido caravasar de descanso?1.

Quizás los arqueólogos no demoren en develar sus secretos.

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Camboya, Thailandia y Birmania


Budas de tres naciones testigos, de las víctimas de genocidios a inocentes campesinos y monjes azafranados por plomo salvaje y ametrallado de potencias codiciosas, que aún hoy buscan la supremacía demente, en un mundo que se les derrite en sus manos.

Shangón, stupa gigante almacena el oro de cada súplica, la fé pudo más que la codicia...

Bagán, sucesión de reinos que dejaron en roca Budas encerrados en templos blanca, doradas y labradas al sol.e

Lago Inle, un ave Fénix resucitando de las aguas y huertas flotantes.

Mandalay, rostros enarenados con diseños de flores, sonríen a la esperanza del extranjero que se acerca.

Por las terrazas de los humeantes templos que yacen al sol después de las lluvias, piedras calizas en simbiosis con sus musgos desde tiempos remotos, salen a la luz, junto a otros tantos testimonios artísticos anónimos que se van rescatando diariamente de campos cruelmente minados.

Niños y adultos amputados y las cenizas de otros miles descansan al pie de los monumentos religiosos.

¡¿Podrán juntos, la arquitectura sublime con sus techos de barrocas pagodas, y los Budas de Jade, rescatar esas almas de madres y padres cuyos brazos de bambú germinan cada día?!

Visitamos cada Museo Arqueológico, y Templos donde nos emocionaba ver las personas que ruegan a Buda por su pan de cada día, por la salud de su familia y por la Paz de los Pueblos.

Me llama la atención la densidad de gente joven de 20 años, con sus sombreros cónicos van en bicicletas carritos que al saludarme,   me dicen – Hey  Mom, apócope de mother madre en inglés, como si fuera su madre real.

Recorro cada estatua leyendo su epígrafe y una niña de 18 años corre hacia mi, me sonríe , es estudiante pero está sola. Me pregunta si quiero adoptarla.

Vivencias, interpretación de la realidad social y fotografía: Patricia Isabel Roccatagliata


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