El infectólogo Fernando Polack con Infobae: “Hoy ya no es imposible prevenir o frenar al coronavirus”
El infectólogo pediatra condujo el capítulo argentino del estudio mundial para probar la eficacia y seguridad de la vacuna de Pfizer-Biontech contra el COVID-19. Los detalles del paper que publicó The New England Journal of Medicine
A Fernando Polack se lo nota muy contento y aliviado. Ya pasó la época en la que estuvo todos los días en el Hospital Militar al frente del capítulo argentino del estudio para probar la primera vacuna exitosa contra el coronavirus. El inicio de la inmunización en Gran Bretaña con la vacuna de Pfizer marca el fin de una etapa que comenzó hace unos meses, en medio de la pandemia. Por estas horas la Food and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos define si aprueba el uso de la vacuna en ese país. La vacuna está en proceso de evaluación en Argentina por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Polack explica que le tocó cumplir el sueño de todo investigador científico. Encabezó dos estudios que aparecen hasta ahora como la única manera de mitigar y combatir el coronavirus. Y eso lo enorgullece y le dibuja otra sonrisa. Los resultados del estudio de la vacuna de Pfizer-BioNTech se publicaron ayer en el prestigioso New England Journal of Medicine: el nombre del médico argentino es el que lidera la publicación. Polack no estuvo solo a la hora de convencer a Pfizer para hacer el estudio en Argentina. Alejandra Gurtman, otra porteña con la que Polack tiene una larga relación profesional en la investigación de enfermedades respiratorias, es vicepresidenta de la compañía y apoyó la idea de que la vacuna se probara en el país. Gurtman es una infectóloga argentina de vasta experiencia, co autora de la publicación sobre la efectividad de la vacuna y quien encabeza muchos de los estudios de Pfizer sobre enfermedades respiratorias.
Polack dirige en Buenos Aires el estudio en el que participaron más de 5700 personas. A la mitad se le aplicó placebo y a la otra mitad la vacuna de Pfizer-BioNTech. En total formaron parte del estudio unas 43.000 personas en Estados Unidos, Brasil, Alemania, Sudáfrica, Turquía y Argentina. El argentino fue el sitio donde hubo más pacientes. Polack lo dirige aún porque si bien terminó la etapa de aplicación de vacuna/placebo, continuarán monitoreando a los pacientes durante dos años.
El estudio realizado en el Hospital Militar de Palermo -donde Polack y su equipo ya han hecho estudios para vacunas de otras enfermedades- comenzó el 6 de agosto pasado y enroló voluntarios en un programa “de proporciones inéditas que requirió una profesionalidad extrema en un trabajo que despertó sorpresa en el mundo”. Las vacunas llegaron por avión desde Estados Unidos con su cadena de frío controlada ya que deben guardarse en una temperatura de 80 grados bajo cero, condición que se mantuvo en el Hospital Militar.
A los pacientes se les aplicó una inyección en el brazo. Cada uno recibió dos dosis, la primera separada de la segunda por 21 días. Se anotaron en Argentina más de 35.000 voluntarios y fueron elegidos al azar los 5762 que finalmente participaron del estudio.
Para realizar el estudio trabajaron -según cuenta Polack- más de 1000 personas, entre las que hubo unos 500 médicos, 50 enfermeras, 100 estudiantes de medicina, farmacéuticos, universitarios de varias especialidades y administrativos. La primera etapa del estudio duró cuatro semanas y se superpuso con la segunda, ya que la segunda dosis comenzó a darse en la semana cuatro.
Polack no estuvo solo en la tarea de dirigir el estudio. Junto a él trabajaron desde mucho antes del inicio del testeo de la vacuna los médicos que también lideraron las pruebas de plasma: Gonzalo Pérez Marc (“el mejor ensayista clínico que vi en mi vida”) y Romina Libster (“una combinación inusual de talento y esfuerzo”). Fueron ellos, junto a “las increíbles Virgina Braem y Alejandra Bianchi y Diego Wappner, un clínico que tranquiliza hasta a los más ansiosos” –según describe Polack- quienes lograron aceitar la enorme logística necesaria para el funcionamiento del estudio. Todo el procedimiento fue auditado por la ANMAT.
El pediatra, que además realizó una investigación sobre la efectividad del plasma de convalecientes para mitigar los efectos del coronavirus habló ayer con Infobae.
¿Cómo caracterizaría el estudio de la vacuna de Pfizer que se hizo en Buenos Aires?
-En principio, el grupo de voluntarios que participo en Buenos Aires en el Hospital Militar fue el más numeroso del mundo. Y el estudio se desarrolló con niveles extraordinarios de profesionalismo, eficiencia y compromiso. Eso se logró gracias a la dedicación de todos los profesionales que trabajaron en esto. La voluntad de la gente, desde los médicos hasta los voluntarios, fue extraordinaria. Nuestro sitio jugó un rol clave en los resultados del estudio a nivel global, ya que el equipo vacunó a más de 5700 personas en plena pandemia, alrededor de 15% del total mundial.
-Usted, sus familiares, amigos o algún colaborador participó del estudio?
-Lamentablemente no. Está absolutamente prohibido que personas vinculadas con los que hacemos los estudios participen de las pruebas. Des ser posible nos hubiésemos enrolado encantados.
¿Hubo sobresaltos durante la realización del estudio?
-No, afortunadamente ninguno. El estudio fue verdaderamente muy intenso y muy tranquilo.
¿Fueron auditados?
-Hemos tenido la mirada profesional de ANMAT que trabajó muy intensamente, rigurosamente y con mucha responsabilidad para cuidar a los argentinos que participaron en el estudio.
¿Cuál es su lectura sobre la efectividad de la vacuna ?
-Lo que se anunció acerca de que la eficacia de la vacuna es del 95 % es extraordinario. Las vacunas respiratorias normalmente tienen una eficacia del 40 por ciento. Ese es típicamente un buen resultado, un resultado deseable. Y, como regla, las vacunas solo protegen contra la enfermedad más grave y no contra las manifestaciones leves de las infecciones. Es decir que la vacuna de la gripe, por ejemplo, no pretende prevenir cualquier gripe sino específicamente las gripes severas. Que esta vacuna contra el coranavirus tenga una protección general del 95% contra toda forma de Covid-19 es verdaderamente notable.
¿Cómo sigue esto?
-La vacuna ya fue aprobada en Gran Bretaña y se está evaluando en EE.UU. Una vez autorizada para administración de emergencia, debería avanzar para comenzar a ser utilizada.
- ¿Y cuándo llega a la Argentina?
- Sé -al igual que todos- que hay conversaciones, según lo hicieron público las autoridades, entre el gobierno nacional y Pfizer. Ojalá la vacuna llegue a la Argentina lo antes posible. Es lo que deseamos para nuestros familiares, amigos y compatriotas: vacunas efectivas.
- ¿Cómo se deberían administrar las dosis que fueran llegando?
- Como no habrá inicialmente vacunas para toda la población, se priorizará a los grupos de riesgo según recomienda, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud. El personal que trabaja en salud es el más expuesto y se calcula que ese conjunto es de unas 500.000 personas en el país. Obviamente otro grupo prioritario para vacunas son las personas mayores.
-¿Qué opinión tiene sobre las otras vacunas que están en preparación?
- Nosotros en el equipo, elegimos permanecer en silencio desde hace un tiempo hasta tener datos científicos, para poder opinar con sustancia. No hacer futurología. Y aplicamos ese mismo principio para opinar sobre otras estrategias, no importa cuál sea. Evidentemente, al ser Pfizer hoy la primera vacuna con resultados finales de eficacia concretos, es temprano para opinar del resto. Ojalá todas las vacunas funcionen y lo antes posible.
- Se le nota contento, ¿es solo porque se empezó a aplicar la vacuna que se testeó en Argentina?
- No solo por eso. Es que por primera vez se empiezan a abrir las nubes negras de la pandemia. Venimos trabajando en vacunas respiratorias desde hace más de 20 años. Y lo sucedido en el estudio reafirma que el trabajo serio y planificado al final tiene su recompensa. Inclusive, combinando esta estrategia con las donaciones de plasma (siguiendo la línea de trabajo que reportamos hace unas semanas, están disponibles en la web y se verán en el futuro cercano en la literatura científica) se podría atenuar mucho la carga de enfermedad grave por Covid-19.
¿Cuál es la recompensa por todo esto?
- Pensar que entornamos la puerta al fin de la pandemia de coronavirus. Ahora sabemos que existen soluciones. Imaginemos lo que habría pasado si las vacunas hubiesen fallado... A veces, para entender mejor lo que esto implica, nosotros conversamos en el grupo que, una vez que se consiga proteger a los más vulnerables, muchas personas mayores compartirán las fiestas futuras con sus familias, mucha gente volverá a ver a sus amigos, hijos y nietos, y se reestablecerán las posibilidades de trabajar más normalmente. Hasta hoy, directamente prevenir o frenar al coronavirus antes de que se vuelva severo era imposible. Hoy ya no lo es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario