Noxa: entre el boom de la soja y el crimen de las fumigaciones tóxicas
“Hay preguntas flotando en el aire. Una es sobre la circulación del Noxa en el cuerpo”. Este es el interrogante que Marcia Meyer, la periodista que protagoniza la nueva novela de María Inés Krimer,Noxa, intentará develar.
Meyer llega al pueblo para cubrir el corte de rutas que realizan los vecinos para reclamar por el uso del noxa. El clima es enrarecido: un campo que avanza sobre los límites del pueblo y que, en ese avance, va cambiando. Si durante casi un siglo vivieron del trigo, maíz y otros cultivos destinados al consumo, ahora apareció la soja. Y con ella, la cantidad de noxa que se requiere para fumigar aumentó en forma alarmante.
Según una nota de la autora: “El glifosato es un herbicida cuyo uso se ha incrementado en los últimos años debido al desarrollo de cultivos genéticamente modificados. Un estudio realizado en Argentina da cuenta de miles de habitantes de zonas rurales afectados por las fumigaciones”.
“El problema es probarlo”, dice Diego, el médico y activista del pueblo con quien Marcia tendrá untouch and go. “Los efectos no se ven de un día para el otro, se acumulan en el cuerpo. (…) Dicen que es confiable. ¿Qué significa eso si quienes lo aseguran son las empresas que los fabrican?”
Pero los efectos ya se están viendo, y Marcia los releva: aumento de enfermedades en los últimos años, como anencefalia, hipertiroidismo, Lou Gehrig, Parkinson, abortos espontáneos, malformaciones congénitas.
“La comida me sale por la nariz, no controlo la garganta. Tengo quistes en las caderas, en los codos –dice uno de los manifestantes en la ruta-. La deformación de las manos es tal que hace pensar que lo sostiene una lazo que une las piernas y la boca al megáfono”. Al igual que en La Peste de Albert Camus, “es difícil creer en las plagas cuando uno las ve caer sobre su cabeza. (…) La plaga no está hecha a la medida del hombre, es irreal, como un sueño”.
Estas escenas recuerdan el ensayo fotográfico realizado recientemente por Pablo Piovano sobre las consecuencias del uso del glifosato. Las imágenes de personas afectadas por malformaciones congénitas, discapacidades intelectuales y motoras, así como distintos tipos de cánceres, conmueven por su trasfondo en común. Noxa o El costo humano de los agrotóxicos nos enfrentan a un horror cercano.
Y es ahí, en la complicidad de los lobbies de las corporaciones químicas, en el silencio de las autoridades que ocultan el impacto en la salud, o de los vecinos que no quieren hablar por miedo a perder el trabajo, donde el arte se eleva a su máxima potencia y se convierte en denuncia.
Como reflexiona Guillermo Saccomano, en uno de los textos curatoriales de la muestra de Piovano, “no hay inocencia que valga después de verlas”. Tampoco después de leer Noxa.
Fabiana Montenegro
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