MEDIO AMBIENTE
La agencia alimenticia europea copia párrafos enteros de Monsanto sobre la seguridad del herbicidaLa UE copia en su informe sobre la seguridad de un potente herbicida párrafos enteros del fabricante
Los países miembros votarán sobre su aprobación en noviembre
El uso del glifosato, un potente herbicida comercializado desde la década de los 70por la multinacional estadounidense Monsanto, está pendiente de renovación en Europa. La aprobación está en manos de la Comisión Europea que, a través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), decidirá una vez más sobre este producto químico.
El proceso requiere que la compañía presente una solicitud y un informe propio que incluya las alegaciones por las que su utilización debería ser permitida de nuevo. Este documento, favorable a sus intereses, es evaluado por un grupo de expertos que emite a su vez un dosier con sus conclusiones, base de la decisión final que se tomará en Europa.
Tras revisar ambos escritos, este medio ha podido comprobar que el del organismo europeo ha copiado multitud de párrafos enteros -algunos de casi una página de extensión- del elaborado por la compañía norteamericana, incluyendo partes en las que se valora la seguridad del glifosato para las personas y el medio ambiente.
De este compuesto existen más de 60 estudios científicos, algunos lo relacionan y otros lo desligan del riesgo de producir cáncer. El balance resulta confuso y depende de quien los redacte. El hecho de que el documento base para decidir la renovación del glifosato en Europa contenga grandes fragmentos del estudio de la propia compañía que lo fabrica, pone en duda la independencia de la decisión que la comisión europea debe adoptar en noviembre. «Estas acusaciones constituyen un nuevo intento para crear dudas en torno al examen por parte de los pares de la UE del glifosato», asegura a EL MUNDO el responsable de comunicación de la EFSA.
De los 46 estudios sobre la toxicidad asociada a este herbicida apoyados por el consorcio Glyfosate Task Force (que engloba hasta 20 empresas que lo producen), un total de 45 descartan efectos adversos. Si se tienen en cuenta los artículos científicos esta cifra se invierte. De un total de 59 estudios, 41 relacionaban al compuesto con el riesgo de padecer cáncer y sólo 15 aportan resultados opuestos.
Una revisión exhaustiva de esta bibliografía resulta crucial, pues los informes de las autoridades competentes evalúan cada publicación, como si de un tribunal se tratase, para tener en cuenta o despreciar dichos trabajos. La tarea no es sencilla ya que incluso los autores principales de algunos documentos científicos pertenecen a entidades oficiales europeas.
En un reciente estudio publicado por instituciones tan relevantes como las universidades de Massachusetts, de California Irvine y la facultad de Medicina de Mount Sinai de Nueva York en EEUU o el King's College de Londres en Reino Unido se alerta de la falta de una investigación clínica seria sobre la seguridad del glifosato para la salud y de lo obsoletos que están los estudios ya existentes.
Documentos como el elaborado por la EFSA deben tener en cuenta las alegaciones que proceden tanto de la comunidad científica como de empresas químicas, instituciones e incluso particulares. Por ello incluyen los textos íntegros de los trabajos de investigación para ser revisados por el comité evaluador. Esto podría llevar a confusión a la hora de identificar fragmentos copiados por las instituciones si los presentan como propios.
En este sentido la EFSA ha defendido su texto y ha alegado que este es el caso del copia y pega procedente del documento de Monsanto. «Respecto a las denuncias de plagio en el Informe de Evaluación de Renovación (RAR) es importante resaltar que las referencias al grupo de trabajo sobre el glifosato son extractos y referencias a estudios disponibles públicamente, presentados por el solicitante como parte de su obligación bajo la legislación de plaguicidas para llevar a cabo una búsqueda bibliográfica», afirma la EFSA.
No obstante, la revisión de estos capítulos en ambos documentos no deja lugar a dudas y de ella se aprecia que no se trata de una mera cita, sino de contenido original de uno incluido en el otro. Además, en un examen preliminar realizado por este medio de la bibliografía de ambos informes se aprecia que las referencias evaluadas no son exhaustivas en cuanto a la inclusión de artículos científicos que sí aparecen en la base de datos estadounidense del National Center for Biotechnology Information (NCBI), que recoge la inmensa mayoría de estos estudios.
El hecho de que el informe RAR que menciona la EFSA sea de 2015 podría explicar esta carencia. Los textos copiados «pertenecen a un expediente sobre el glifosato, por parte de la UE, que se publicó en la web de la EFSA en noviembre de 2015», dice la agencia. Para este organismo «las reclamaciones se basan en un malentendido sobre el contexto y el contenido de los documentos disponibles públicamente relacionados con la evaluación del glifosato».
En un comunicado a este periódico, la empresa Monsanto niega las acusaciones de copia de su informe en la revisión del glifosato por la EFSA. "Son completamente falsas", ha afirmado. "Los activistas tratan deliberadamente de engañar a los medios de comunicación y al público para que crean que la EFSA ha cometido plagio", ha concluido.
En cualquier caso, dado que la respuesta sobre la renovación del glifosato debe emitirse en breve, cabe preguntarse si la UE estará a tiempo de basar su decisión, tanto si es a favor como si es en contra, en un informe actualizado, completo e independiente.
Los químicos agrícolas y su efecto sobre el cáncer
En 1993, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU consideró el glifosato como un compuesto de baja toxicidad y en el año 2000 aseguró que no implicaba ningún riesgo.
La Organización Mundial de la Salud lo tiene catalogado en la clase 2A (posible cancerígeno) desde que publicara un informe emitido en Lyon en 2015.
En EEUU, la Oficina de Evaluación de Peligros Ambientales para la Salud (OEHHA) ha dado un paso adelante y, tras revisar hasta 9.183 alegaciones, ha denegado la petición de Monsanto e incluido el glifosato en su lista de productos cancerígenos.
En marzo de 2017 , la Agencia europea de sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) lo considera no cancerígeno pero tóxico para la vida acuática.
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