Han pasado casi 20 días del desastre socio-ambiental y sanitario ocasionado por la lluvia en algunos barrios de Capital y en varias zonas del gran Buenos Aires, particularmente en La Plata, Berisso y Ensenada. Progresivamente la noticia va desapareciendo de los diarios, quedando solo un destello de la información y de lo que se debió hacer y nunca se hizo. Nadie dijo como ni cuando lo harán, ni tampoco están identificados los responsables.
Sin embargo mientras los medios retiran el tema de sus agendas, los gobiernos avanzan en cerrar negocios que amenazan la vida de la gente de a pie. El jueves 18 de abril -
reiteramos a 20 días de las inundaciones-, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires desafectó 64 hectáreas de la Reserva Natural Laguna de Rocha para cederlas a los clubes Boca Juniors y Racing. “El proyecto presentado por el Diputado José María Ottavis Arias se trató sobre tablas, sin haber sido antes debatido en ninguna comisión, bajo el impulso político del Ministro de Justicia de la Nación Julio Alak”,
ex intendente de la Ciudad de La Plata, que ironía!
“La oportunidad que eligieron dos tercios de los diputados provinciales para desdecir “sin levantar humo” a la Ley que votaron por unanimidad hace sólo cinco meses (luego de una década de debates en la Legislatura) fue inmejorable: su primer sesión luego de la trágica inundación en La Plata el 2 de abril pasado, dedicada a ‘proyectos de todo tipo vinculados al temporal’ platense incluyendo “extender beneficios impositivos a los vecinos afectados por la inundación”, denunciaron los vecinos Colectivo Ecológico “Unidos por Laguna de Rocha” (
Ver comunicado completo).
El tiempo demuestra que el tema ganó la tapa de los medios porque esta vez las inundaciones también afectaron a los sectores medios. Algunos se horrorizaron porque se inundó el centro de la Ciudad de La Plata. Pero los medios no parecen estar preocupados por seguir las respuestas a la gente damnificada ni en saber cómo y cuando los gobiernos resolverán el problema de infraestructura escuchando a los profesionales que han explicado detalladamente los motivos por los cuales se produjo el desastre.
La decisión política fue cerrar el tema de las inundaciones, las que sucedieron y las que sucederán sin duda nuevamente si no se actúa para evitarlo.
Las respuestas fueron caridad para algunos de los que menos tienen y para los otros exceptuar del pago del impuesto Inmobiliario Urbano, disponer una exención por el plazo de seis meses para el pago de patentes de autos e Ingresos Brutos hasta 200 mil pesos y préstamos bancarios para quienes cumplen con los requisitos.
Para los más pobres, como siempre, repartieron colchones y alimentos, quizás la diferencia esté en la utilización que de ello hicieron los políticos oficialistas hablando de su heroica militancia. La realidad es que son decenas los lugares donde aún no llegó ningún tipo de ayuda humanitaria. Donde los vecinos no saben donde ir para que se los ayude, que no saben como prevenir las enfermedades que estas catástrofes traen consigo. Que deambulan por los alrededores sin un lugar fijo donde ir a vivir porque se quedaron sin casa. No se conoce aún cuantos son los chicos que no volvieron a las aulas. No se conoce aún cuantos son los muertos.
Sacaron del medio al juez Contencioso Administrativo Luis Arias, porque estaba dispuesto a ir más a fondo. Nadie escucha las denuncias de que son cientos los cadáveres que están en las morque del cementerio local o en algunos hospitales. Ningún fiscal, aunque sea de oficio, investiga las denuncias.
Sólo el movimiento social y ambiental, y algunos grupos de profesionales volcaron opiniones de por qué se producen estas catástrofes, explicando que el desastre viene de la mano del negocio inmobiliario, de los que no dudan en construir sobre las cuencas de los arroyos y ocupan los valles de inundación, empujando a los más pobres a vivir en las márgenes de los arroyos, los mismo arroyos que cuando atraviesan los cascos urbanos -donde viven los sectores medios- son entubados, cometiendo el error ambiental de entubar los cursos de agua.
A 20 días de las lluvias, son cientos que no recibieron ayuda y miles que no recibimos respuestas. Miles que reclamamos una política sanitaria de acción y prevención. Miles que queremos saber que van hacer con los arroyos, como van a reemplazar los valles de inundación. Como van asegurar que aunque lluevan 400 0 500 mm en pocas horas, no se volverán a producir estas catástrofes. Un dato: En los “países desarrollados de Europa” se ha comenzado a desentubar los arroyos, en Holanda se le está devolviendo a los ríos sus valles de inundación quitando el relleno, en estados Unidos se están recuperando humedales que habían destruido.Sres. Dinero: tengan en cuenta incluso que recuperar lo destruido es más caro que proteger lo que existe.
La desidia con la que el Gobierno nacional y provincial y los municipales, hacen de cuenta que el tema está cerrado, es la misma con la que siguen quitándole zonas de inundación al río y exponiendo así al abismo a miles de vecinos. Quizás nunca sepamos la magnitud de la tragedia que el 2 de abril se puso de manifiesto y aún no deja de gritar en las caras desencajadas de quienes aun hoy buscan a los suyos, de vecinos que saben que en sus barrios faltan familias enteras, caras talladas por la angustia, la de vivir en el margen de los arroyos y al margen de la sociedad.
Está en manos del movimiento social organizado pararles las manos a quienes por sus negocios nos ponen en peligro, hacerles respetar la naturaleza, obligar al Estado a entregar un lugar digno para que vivan los que perdieron todo, hacer las obras hidráulicas necesarias para reparar el daño ambiental producido. El futuro es hoy y no se puede esperar.
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