Maíz transgénico ocasionaría diabetes y obesidad
10 millones de toneladas importa México de EU
Gabriel Gutiérrez
El maíz que se emplea en la industria alimentaria mexicana en su mayoría es importado e incorporado en alimentos de alto consumo para los mexicanos, pero representa un riesgo para la salud, entre otros, por la presencia de glifosato y otros agro-tóxicos.
Los mexicanos tenemos derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, y por lo tanto libre de tóxicos. Además, a una información clara y completa sobre el contenido en nuestros alimentos; por ello exigimos etiquetado de todos los alimentos que contengan transgénicos, como ocurre en 61 países.
“Es muy preocupante que se estén importando 10 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos y que no haya seguridad de que éste y sus agrotóxicos (2,4D, glufosinato, glifosato y combinaciones) asociados no estén llegando a nuestro alimento. Una parte importante de este maíz es transgénico y la mayor parte tiene glifosato y otras substancias nocivas. Los alimentos derivados de cultivos transgénicos de algodón, soya, canola también pueden tener estos tóxicos. A pesar de la evidencia de toxicidad, la Comisión Federal de Protección y Riesgo Sanitario (Cofepris) ha autorizado 135 líneas de transgénicos para consumo humano y un porcentaje alto de ellas son tolerantes al glifosato. Los más recientes resisten también al glufosinato, y el 2,4D, cancerígeno, entre otras”.
“Los estudios científicos muestran que el glifosato es un disruptor endócrino, que puede causar daño hepático y renal, así como malformaciones y otros daños en animales experimentales. Los químicos de los herbicidas y surfactantes penetran a las plantas y no se pueden lavar. Los granos (trigo y maíz) y oleaginosas (soya) importados de Estados Unidos tienen concentraciones altas de glifosato no permitidas en Europa”, señaló la doctora Elena Alvarez-Buylla, experta en genética molecular del Instituto de Ecología de la UNAM.
“La Cofepris ha otorgado autorizaciones para el consumo de transgénicos, de las cuales el 50% son de maíz, exponiéndonos a los mexicanos a un grave riesgo, pues en México el maíz es la base de nuestra dieta: consumimos 329 gramos de maíz al día, que representa más del 50% de la ingesta calórica y 39 % de la ingesta de proteínas. Los datos científicos que hoy se exponen nos alertan sobre la necesidad de atender de inmediato la calidad de nuestros alimentos y llamar la atención a la Secretaría de Salud. No podemos permitir que se nos exponga a un experimento al obligarnos a consumir cotidianamente maíz transgénico que, además de las secuencias genéticas incorporadas, tiene un alto contenido de herbicidas y otros tóxicos, y una muy baja calidad. El maíz que se importa de Estados Unidos tiene mayor contenido de almidones y azúcares, y menos proteína y fibra que el nativo mexicano, pues está hecho para engordar ganado. Por ello, al consumirlo los humanos se aumenta el riesgo de padecer obesidad e incluso diabetes”, declaró Adelita San Vicente, director de la Fundación Semillas de Vida y miembro de la campaña Sin Maíz no hay País.
“Por ello, exigimos que 1. Se prohíba el maíz transgénico y/o glifosato en alimentos; 2. Se etiqueten todos los alimentos que se hayan hecho a partir de cultivos transgénicos y/o tratados con faena (glifosato) u otros herbicidas (por ejemplo, el 2,4D); 3. Se regule el uso de estos tóxicos de manera más estricta; en beneficio de la salud pública, evitando que lleguen a nuestros alimentos”.
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