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La aplicación del producto en una parcela de unas 15 hectáreas sembradas con soja se produjo a principios de diciembre. Algunos días después, las plantas de vid dieron claras señales de su afectación, a partir del componente más nocivo que es el 2, 4 D. En simultáneo, en una casa lindera se secó un ligustro y se intoxicaron varios perros.
A partir de estas señales, los habitantes del barrio presentaron una nota avalada por varias firmas, informando la situación al Municipio de Tandil. En principio, las autoridades habrían indicado que en esa zona sólo se puede fumigar utilizando una mochila y no herramientas de gran porte.
Los hechos
Matías Lucas, uno de los socios de Cordón Blanco, le explicó aEl Eco de Tandil el derrotero que lo llevó a perder toda la producción de uvas de 2015 del viñedo de La Elena. A pesar del golpe desde lo económico, aclaró que su máxima preocupación son las consecuencias que el 2, 4 D podría tener sobre los habitantes cercanos al campo donde aplicaron el potente herbicida.
“En el viñedo de La Elena tenemos un vecino lindero, a sólo distancia de calle que son 13 metros, que suele sembrar soja. Generalmente lo que hace antes de sembrar es fumigar con glifosato. Este año creció mucho la cantidad de pastizal que tenía y con glifosato no le alcanzaba”, indicó el enólogo.
Al observar ese panorama, alrededor del 20 de noviembre le pidió al productor sojero que le avisara cuando se dispusiera a fumigar para poder analizar la orientación del viento y prevenir los efectos sobre la vid. Es que el efecto se vería agravado porque coincidía con la época de post floración, cuando la planta es más sensible.
A pesar del pedido, a mediados de diciembre, después de las 18, ingresó un mosquito al campo y procedió a fumigar. Otro vecino le avisó y Lucas se acercó hasta el viñedo. Entonces, el tractorista que manejaba la máquina le aseguró que estaba usando glifosato.
“Cuando me voy, tengo otro vecino que trabaja en una empresa de agroquímicos que me dice que es un producto que se llama Banvel, que es 2, 4 D más dicamba más glifosato. El glifosato sería lo de menos porque si bien es perjudicial para un montón de cuestiones, a la vid no le hace nada, es un herbicida frenante. El problema era el 2, 4 D y el dicamba”, explicó.
De todos modos, por la noche llamó al arrendatario del campo, quien le volvió a aseverar que había fumigado con glifosato. Sin embargo, a los 20 días ya las plantas de todo el viñedo comenzaron a desmejorar y perdieron la totalidad de los frutos. Con las lluvias de diciembre reverdecieron, pero ya no podrán cosechar en febrero o marzo, como tenían previsto.
Zona urbana
Matías Lucas expresó que “independientemente de lo que le pasa al viñedo, que imagino que se va a recuperar y vamos a tener fruta de vuelta; más que el daño económico porque perdemos dos años, 2014 para prepararlo y 2015 en que no tenemos producción, lo grave es que la persona que fumigó sabe que eso es zona urbana. Ha pasado a cinco metros de una casa donde vive una familia”.
El campo está ubicado en el primer tobogán en dirección a la Ruta 30, al doblar a la derecha en la calle Galicia, a unos 300 metros. “Es prácticamente en la ciudad. Inclusive, la zona se ha loteado y están haciendo hasta un barrio privado. Ya tiene muchas casas cerca, hasta un almacén”, señaló.
“Me pongo en el lugar de los productores, que cuando se hizo el (Plan) de Desarrollo Territorial y el polígono de las tres rutas, tuvieron que dejar de sembrar. Si yo tuviera campo, diría 'tengo que sembrar'. Pero también hay que ver dónde empiezan los derechos de los demás; él sabía que el 2, 4 D era peligroso para la vid y no le interesó”, lamentó el responsable de Cordón Blanco.
Matías Lucas reiteró que “más allá del daño económico fue el golpe de perder. Es muy a pulmón. Empezamos los tres hermanos. No tenemos gente. Contrato gente para hacer ciertos trabajos. Realmente, tener que esperar hasta 2016 para cosechar es un golpe”.
Gestiones ante el Municipio
El enólogo contó que en el Municipio le informaron que en zona urbana sólo se puede fumigar con mochila, método que utilizan en el viñedo, focalizado a la planta.
En principio, plantearon esta inquietud ante la Dirección de Medioambiente y en la Secretaría de Desarrollo Económico Local. En las dependencias comunales les adelantaron que ya se evidencian trastornos a nivel zonal por la aplicación de 2, 4 D.
Los vecinos de La Elena están buscando que el productor no pueda volver a fumigar en esa zona, para evitar el daño ambiental que provoca en el barrio, además de los daños al viñedo. “El problema en la planta lo tengo hace cuatro años. Mandé a hacer un análisis de la hoja a Chile y a Mendoza, nadie sabía porque en zona vitivinícola está totalmente prohibido el 2, 4 D. Averiguo por mi cuenta y descubro que esta malformación en la planta era por el contacto con el herbicida, que viaja por dentro de la planta”, precisó.
Entre las consecuencias, mencionó que las vides no presentan el vigor que deberían, lucen agotadas y no han alcanzado la altura que deberían para su edad, que ronda los 7 años.
De todos modos, aclaró que el vino no resulta afectado, no queda una traza en el fruto, pero además pasó con éxito todos los rigurosos análisis del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Por otra parte, Matías Lucas adelantó que los propietarios de viñedos en Tandil le manifestaron que han tenido el mismo problema, pero no lo pueden evitar porque sus plantaciones están en el sector rural, cerca de los campos, y el herbicida tiene un alcance superior a los mil metros, además de un gran poder residual.
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