El glifosato, hijo el agente naranja
El agente naranja es un veneno poderoso usado como defoliante con fines militares, que sigue matando y dañando medio siglo después en Vietnam. Fue un producto de la multinacional Monsanto, que siempre es muy reservada sobre la naturaleza de sus drogas y sobre los efectos que causan.
De todos modos, del agente naranja deriva el glifosato que se usa a raudales para matar todo vegetal que no sea la soja transgénica y que según estudios y denuncias nunca escuchadas, produce tantos daños como el agente naranja, que quizá sea el mismo.
El agente naranja se uso en Vietnam para matar toda vida, el glifosato se usa para secar yuyos sobre todo en las plantaciones de soja, convertida en resistente gracias a una alteración genética cuyas consecuencias se verán con el tiempo.
Monsanto tiene la propiedad intelectual tanto del agente naranja como del glifosato y cobra los royalties por ambos productos.
Según el Movimiento Mundial de Bosques los impactos que los herbicidas a base de glifosato pueden tener sobre la salud humana son daños genéticos, tumores en la piel, problemas de tiroides, anemia, dolores de cabeza, sangrado de nariz, mareos, cansancio, náuseas, irritaciones de ojos y piel, asma y dificultades respiratorias, entre otros.
Existe relación entre los herbicidas a base de glifosato y el linfoma Hodgkins, un tipo de cáncer. Las intoxicaciones se producen por vía de la dermis en el 95 por ciento de los casos.
Monsanto fue la misma que estuvo medio siglo vendiendo DDT y estimulando su uso sin restricciones, al punto que en los comienzos se pulverizaban las ciudades desde aviones.
El DDT se acumula en las grasas y ha aparecido hasta en los animales de la Antártida. Es cancerigeno y fue prohibido tras medio siglo de uso irrestricto.
Monsanto, que siempre presente sus productos como innovaciones tecnológicas y científicas dignas de admiración, ciencia de punta, debió pagar 80 millones de dólares en indemnizaciones a cientos de veteranos del ejército americano que sufren las consecuencias de haber estado en contacto con el agente naranja, como es posible que deba pagar a las víctimas cada vez más numerosas del glifosato con que son regadas las pequeñas poblaciones entrerrianas, incluso niños en las escuelas, ante la indiferencia de las autoridades encargadas de controlar.
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