Apicultores
en la puerta de la Intendencia de Canelones. Foto: Federico Gutiérrez (archivo,
noviembre de 2016)
Alemania pasó de comprar 90% de la producción de miel uruguaya a sólo
15%, debido al glifosato
31 • jul. • 2017 en Nacional
No está
fácil para los apicultores. El fuerte incremento del agronegocio que ha vivido
Uruguay en los últimos 15 años ha cercado ese sector económico. La Sociedad
Apícola Uruguaya (SAU) ha estado recorriendo comisiones de la Cámara de
Diputados para transmitir la situación del sector, que es además indicadora de
la salud del ambiente y de la población. En marzo fue a la Comisión de
Ganadería, Agricultura y Pesca; el 12 de julio fue a la de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, y ahora planea ir a la Comisión de
Salud Pública.
Ruben
Riera, presidente de la SAU, informó a la diaria que el
principal planteo es por “la liberación no controlada de agroquímicos al
medioambiente”. Explicó que esa liberación “ha bajado las posibilidades de
alimentación de la abejas, particularmente por el uso de herbicidas” y que “ha
impactado en su sobrevida y capacidad funcional, porque muchos son insecticidas
letales a corto plazo, y otros afectan el comportamiento de las abejas
generando desorientación, pérdida de memoria, tanto del olfato, como del gusto,
y que eso genera problemas a la hora de recolectar alimentos”. Comentó que eso
ocurre, particularmente, con los insecticidas neonicotinoides, como el
tiametoxam y el sulfoxaflor.
El
sulfoxaflor ha sido motivo de discordia entre la SAU y la Dirección General de
Servicios Agrícolas (DGSA). Riera explicó que ese insecticida “se introdujo
recientemente y se sigue ampliando el número de habilitaciones”, pese a que la
SAU planteó en el Grupo Asesor en Fitosanitarios y Abejas del Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que no se hiciera, por las consecuencias
en las abejas. “El día que presentamos esta discrepancia con el MGAP, el 14
noviembre [de 2016], el director técnico de la DGSA disolvió la reunión, y las
reuniones que manteníamos mes a mes quedaron suspendidas”, ilustró Riera.
Amenazas
y soluciones
El otro
gran frente de batalla es el glifosato, porque, además de limitar las fuentes
de alimentación de las abejas, ha provocado un problema comercial “severo”. En
setiembre de 2016 un importador alemán detectó que las mieles uruguayas
contenían residuos de glifosato por encima de las 50 partes por billón (ppb),
límite permitido en Alemania. “Eso motivó que hayamos perdido el mercado
alemán. Es muy poca la miel que entra. Alemania nos compraba 90% y ahora nos
compra 15%; hemos bajado una sexta parte. Alemania era nuestro mejor comprador
en términos de volumen y de precio. Venderla a precios más bajos y conseguir
mercados, con la competencia de China, hoy no es tan simple”, explicó Riera.
Agregó que la SAU discrepa con el ministro Tabaré Aguerre, quien ha dicho que
la objeción fue puesta por privados, porque a él no le llegó ningún reporte
oficial: “No nos preocupa si el rechazo de los contenedores fue informado o no
oficialmente al ministerio; es una forma de lavarse las manos, el hecho es
real. El ministerio tiene que reconocer que el problema existe y que genera
impacto negativo muy grande en el sector”. Reprobó, además, la solución que
busca impulsar el MGAP de relegar la apicultura a las zonas a las que no llegue
el glifosato, porque implica el traslado del apicultor y es una medida
provisoria, que se mantendrá hasta que se vea cercado por otro emprendimiento
similar.
Riera
comentó que el 4 de julio el subsecretario Enzo Benech concurrió a una reunión
convocada por la Mesa Apícola de Colonia, en Tarariras, para presentar un
estudio que, a largo plazo, monitorea el glifosato en mieles, para saber cuál
es la vía de llegada del herbicida al producto. Dijo que, de acuerdo con el
informe, “de 21 muestras de miel sólo dos estaban por encima de 50 ppb, pero
fue una presentación verbal sin ninguna documentación que lo avalara. Cuáles
son los niveles de glifosato en las áreas del entorno de los apiarios es algo
que no supimos”.
“De la
forma en que se están liberando estos agroquímicos, pedimos que, por lo menos,
exista una estrategia de monitoreo, no sólo de residuos en los alimentos,
incluida el agua, sino también de vigilancia de eventuales efectos secundarios
de estos agroquímicos”, planteó Riera, quien además es médico y ha seguido las
investigaciones que ligan la exposición a plaguicidas con el aumento del cáncer
y las malformaciones fetales.
La SAU
pide que haya estudios de exposición humana al glifosato por medio de análisis
de orina: según Riera, cualquier ciudadano del ámbito rural tiene derecho a
saber, por ejemplo, qué impacto ha tenido el hecho de haber vivido años en las
proximidades de plantaciones de soja.
La SAU
reclama además que el MGAP, en conversación con la Facultad de Agronomía y el
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, “desarrolle un modelo
agroproductivo que implique un manejo integrado de plagas con una disminución
de las cargas de agroquímicos sobre los campos”, algo que hacen “Estados Unidos
y Europa, pero no vemos que se vaya en ese sentido”.
Designación
oficial
Hoy
volverá a reunirse la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola con la nueva
conformación que dispuso el Poder Ejecutivo el 14 de julio. El presidente es
Julio Nino Pintos, apicultor y ex intendente de Paysandú, que
concurre en participación del MGAP. La SAU se había retirado en noviembre de
ese ámbito, porque no tenía designación oficial desde 2014, y llevaba ya tres
años pidiendo la regularización, explicó Riera a la diaria.
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