Sábado 05 de Agosto de 2017
Advierten por enfermedades vinculadas a los
agroquímicos
Tras
conocerse una investigación realizada por el Conicet, el especialista Damián
Verzeñassi –quien llevó adelante campamentos sanitarios en la provincia–
destacó la preeminencia de determinadas patologías vinculadas a los herbicidas
Se conoció una investigación
realizada por el Conicet y otros organismos que dan cuenta de la presencia de
herbicidas y de la manera en que se acumulan en los campos argentinos. Ocurre
que tomaron como ejemplo muestras realizadas en Urdinarrain tiempo atrás y como
resultado se constató que la concentración del glifosato está entre las más
altas a nivel mundial. Especialistas y otros estudios
hablan de la preeminencia de determinadas enfermedades en la región.
El informe en
cuestión fue realizado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (Conicet) y el Espacio Multidisciplinario de Interacción
Socio Ambiental (Emisa) vinculados a la Universidad de La Plata (UNLP). El
trabajo dio cuenta de que el herbicida glifosato que se aplica en la práctica
agropecuaria no desaparece de los campos pasado el tiempo, sino que dada la
enorme cantidad pulverizada y la afectación de los microorganismos encargados
de su degradación, el producto se acumula en la tierra.
Fue en el blog de
Patricio Eleisegui en donde se dieron a conocer los resultados de la
investigación que fueron publicados por la revista internacional Environmental
Pollution. Desde el portal, también se conocieron en otros momentos, varios
resultados científicos vinculados a la temática.
El estudio en
cuestión, sujeto a muestras tomadas en lotes ubicados en Urdinarrain, sostiene
que la concentración de glifosato constatada en esa zona se encuentra entre las
más altas a nivel mundial. El equipo de científicos también ubicó rastros del
herbicida en aguas de superficie, aunque a niveles más bajos que los
comprobados en el suelo.
Conocido el
hecho UNO consultó a Damián Verzeñassi, quien está a cargo del
Instituto de Salud Socioambiental en Rosario, está al frente de la Práctica
Final Obligatoria (PFO) de la Universidad de esa ciudad santafesina y a través
de estas tareas llevó adelante más de 30 campamentos sanitarios, varios de
ellos en ciudades entrerrianas, como también investigaciones vinculadas a la
temática, entre otros desempeños.
Ha encabezado
campamentos en Bovril y un trabajo en San Salvador que están terminados y según
contó, restan los resultados de otro campamento hecho en Basavilbaso y del que
esperan tener listos los datos en los próximos meses.
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Entre sus
observaciones preliminares, a horas de conocido el resultado del informe,
sostuvo: "La presencia de la química en el territorio –en el agua, el aire
y la tierra– da cuenta de que quienes viven en la zona están expuestos y se
incrementan los riesgos de enfermedades asociadas, reconocidas por la
Organización Mundial de la Salud, y otras que están en discusión. El glifosato
está clasificado como cancerígeno". También habló de las controversias
vertidas por agencias de países vinculados a la industria como Estados Unidos y
Alemania. De todos modos reafirmó: "Hay enfermedades asociadas a la
química", y agregó: "Los resultados en la región nos muestran la
presencia de hipotiroidismo, otras vinculadas a la estructura glandular y
neurológica que llaman la atención. El hipotiroidismo aparece como una
enfermedad crónica más frecuente y se plantea como la segunda enfermedad en
cantidad, cuando a nivel nacional esto no ocurre así".
También habló de la
preocupación de sectores científicos a nivel nacional por la presencia de
enfermedades oncológicas que pueden asociarse a la exposición de estas
sustancias.
"Las
enfermedades están presentes en la población y si la química está en semejantes
niveles en el territorio, es muy probable que exista un riesgo importante",
sostuvo.
El mapa. Los lotes donde hicieron las muestras fue publicado en la
revista "Environmental Pollution".
Foto Gentileza/ Patricio Eleisegui
También habló de
los herbicidas en los alimentos, con estudios realizados y no solo del
glifosato, sino de otros que llegan al plato sin que nadie avise. Incluso
señaló que se detectó tiempo atrás la presencia del glifosato en las aguas del
río Paraná, y se preguntó cuáles fueron los tratamientos, desde entonces, para
evitar que esa contaminación llegue al vaso de todos los días.
"Esto puede generar pánico o puede convocar a quienes deben dejar de
hacerse los distraídos y con pasos específicos revertir la situación".
Para Verzeñassi,
datos como los de la investigación tienen que ser conocidos por la población
porque no es solo un problema de las escuelas fumigadas.
Argentina es uno de
los países con mayor consumo de glifosato en el planeta, en términos de
cantidad de población. Se conoció por ejemplo, que Estados Unidos usa por año
136 millones de litros y promedian 0,42 litros del herbicida por habitante;
mientras que en el país se consumen 187 millones, lo que implica 4,3 litros por
cada persona anual. El glifosato muestra afinidad por las matrices sólidas,
esto es, suelo y sedimentos. No se detectó concentración en aguas subterráneas,
concluyó el estudio que además recomendó la revisión de las prácticas
agrícolas.
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