El sábado pasado, las voluntarias del comedor del barrio Cullen de Rosario se encontraron con una situación desesperante: en la plaza había dos hombres quemando residuos tóxicos mientras los chicos estaban en los juegos. No se quisieron identificar, ni frenaron cuando se lo pidieron. Todos los vecinos del lugar respiraron ese humo negro y sintieron las consecuencias durante tres días.
Ese grupo de voluntarias logró grabar todo lo que pasaba y subir su denuncia a TN y la Gente, hasta allá viajó un equipo de Arriba Argentinos, con Agustina Muda, para hablar con los vecinos, que habían llamado al 911 y hasta intentaron que los chicos abandonaran el lugar. Las madres denuncian que el patrullero llegó cuando terminó la quema. Chicos y grandes sufrieron irritaciones de garganta y ojos y dolores de cabeza que les duraron varios días.
"Se sentía olor a toxinas. Yo después empecé con dolor de cabeza y lo tuve 3 días", Claudia, vecina de Cullen.
El barrio Cullen creció durante más de 20 años en las afueras de Rosario, a 20 minutos del centro. A principios de 2017, el senado de Santa Fe aprobó la expropiación de los terrenos para que las 365 familias que viven en el lugar puedan seguir haciéndolo y sus calles puedan crecer y mejorar. Entre los muchos logros, en simultáneo se había logrado armar una plaza para los chicos en el cruce las calles Sorrento y Garzón.
"Vamos adentro a ver si te hace mal respirar eso", es el grito de una mamá en el video que llegó al portal.
Las imágenes que subieron al portal de periodismo ciudadano hablan por sí solas. Mientras que los dos hombres usaban barbijos, guantes y trajes especiales para quemar lo que algunos vecinos definieron como "una clase de pegamento", los chiquitos estaban al lado disfrutando de los juegos de la plaza.
"Los que quemaron estaban con uniformes protegiéndose con trajes y barbijos. Los chicos estaban jugando. Les preguntábamos de dónde eran y porqué estaban quemando y no nos contestaban, se tapaban los logos para que nos los identificaran", contó Érica, voluntaria del comedor, en Arriba Argentinos.
Llamaron dos veces a la central de emergencias, pero los móviles llegaron cuando ya habían terminado de quemar: "Nos decían que ya lo mandaban. Estas personas se tomaron el tiempo de quemar todo y llevárselo", contó Mariana, otra de las voluntarias con indignación. Son ellas las que están llevando adelante las denuncias, algunas mamás se sumaron: "Acá las valientes somos las mujeres", dicen orgullosas. Son pocas mujeres que salieron a denunciar lo que sufrieron con sus hijos el sábado pasado. El resto del barrio tiene miedo porque recibieron amenazas.
"Salí porque en mi casa no se aguantaba el humo. Dijeron que eran del frigorífico, pero era todo raro. Estaban quemando como una clase de pegamento. El fuego prendía y se hacía de todos colores", describió Georgina, una de las vecinas.
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Patricia
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