En jaque, el glifosato en Europa por nuevos estudios que dicen que es cancerígeno
La información revelada por el periódico francés Le Monde tiene contra las cuerdas a la multinacional Monsanto y a las empresas encargadas de evaluar la peligrosidad del producto en Europa
Christophe Portier es un toxicólogo y bioestadístico de renombre mundial. Fue director de organismos como el Programa Nacional de Toxicología (NTP) en Estados Unidos, el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) o la Agencia para Sustancias Tóxicas y Registros de Enfermedades (ATSDS) y sus revelanciones podrían poner en aprietos a la Comisión Europea en los días por venir.
De acuerdo con el periódico francés Le Monde, el investigador tuvo acceso a estudios confidenciales sobre el glifosato que entregó la multinacional Monsanto a las autoridades europeas y que evidencian la relación que existe entre este producto y varios casos de cánceres comprobados, los cuales han sido silenciados en los informes europeos.
En un correo envíado al presidente de la Comisión Europea el 29 de mayo, Portier detalla que "encontró 8 casos de aumento de incidencias significativas de diferentes tumores que no aparecen en ninguna de las publicaciones presentadas por la EFSA y ECHA", las autoridades europeas encargadas de su evaluación. Estos tumores estarían ligados con cánceres de pulmón, de riñon, de higado, de piel, de glanda mamaria, de tiroida o de tejidos blandos.
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Si el tema es tan delicado es porque concierne al Roundup, el producto faro de Monsanto y uno de los pilares de la economía de la compañía estadounidense productora de agroquímicos y biotecnología destinada a la agricultura, cuyo componente principal es el glifosato. Y porque más allá de este caso, podría poner en tela de juicio el modelo de valoración sobre los riesgos salud desarrollado hasta el momento por la Unión Europea y varias agencias pares alrededor del mundo.
Normalmente, los estudios en las que se basan la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos) y el ECHA (Agencia Europea de Productos Químicos) para rendir sus veredictos son datos privados entregados por los propios industriales que generan el producto y que nunca son dados a conocer al público.
En esta ocasión sin embargo, señalan los periodistas galos Stéphane Horel y Stéphane Foucart, la información no se pudo mantener en secreto después de que el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CICR en francés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificaron al glifosato como "cancerígeno probable" en 2015.
Desde entonces, estas posturas encontradas han dado lugar a una batalla de expertos que conocerá su epilogo en las próximas semanas, cuando la Comisión Europea se pronuncie sobre la reautorización o no de venta del pesticida más usado en el mundo por 10 años más. Aunque acusó recibo de la carta entregada por Portier, la organización presidida por Jean Claude Juncker pidió al EFSA y al ECHA responder a las acusaciones y precisó no encontrar por el momento "motivo para cuestionar las evaluaciones cientificas del glifosato llevadas por la Unión Europea", informó Le Monde.
En Colombia, la situación del producto ha sido motivo de polarización politica, sobre todo luego de que se suspendió el Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos por medio de aspersión aérea con Glifosato (PECIG), que practicó durante años el Ejército en los campos de coca y de marihuana del país.
A pesar de que las fumigaciones aéreas han sido suspendidas desde octubre de 2015, el tema sigue siendo mencionado en fallos judiciales. El último fue el del 25 de mayo, cuando la Corte Constitucional decidió mantener la interrupción del programa, y condicionó su reanudación a estrictas condiciones que permitan garantizar la ausencia de riesgos a la salud y al medio ambiente.
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Recientemente, la Justicia Federal de Estados Unidos desclasificó más de 250 páginas de correspondencia interna de la firma en una filtración conocida como Monsanto Papers.
En estos expendientes hechos públicos por el juez Vince Chhabria y descritos por el periodista Danny Hakim del New York Times, se evidencia la relación que mantuvo durante años la trasnacional con académicos que aceptaron firmar como propios varios estudios redactados por Monsanto a favor del producto que presentaron como "no cancerígeno".
Además de la aparente cooptación de funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) quienes habrían impedido que el departamento de salud estadounidense revisara el ingrediente principal de Roundup.
En este momento en el que parece que le cierra el cerco en varios países a la mayor productora de agroquímicos del mundo, la decisión de la Comisión Europea será decisiva no solamente en cuanto al futuro del uso del glifosato como herramienta agricola o de erradicación de cultivos, sino que también podría marcar un hito respecto a los métodos de evaluación empleados por las agencias internacionales para estimar el riesgo a la salud que pueden provocar productos particulares, de los cuáles el Roundup es sólo un ejemplo entre otros.
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