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jueves, 15 de marzo de 2018

La escuela de la maestra con glifosato en sangre tiene su kiosco saludable. www.eldiaonline.com

La escuela de la maestra con glifosato en sangre tiene su kiosco saludable
14 marzo, 2018


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Estela Lemes, directora de la Escuela Nº 66 “Bartolito Mitre”, es ejemplo de la lucha contra la fumigación de establecimientos rurales. La alimentación equilibrada, la concientización sobre su importancia y un proyecto de huerta, acompañan al primer kiosco saludable del establecimiento.


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Entre Ríos trabaja para que la implementación de kioscos saludables esté establecida por ley en la provincia, según confirmó a ElDía la nutricionista Evelyn Varaballe desde la Coordinación de Enfermedades Crónicas no Transmisibles del Ministerio de Salud. Sin embargo, son cada vez más las escuelas que por cuenta propia han comenzado a desandar el camino que apunta a generar conciencia alimenticia y buenos hábitos desde la edad temprana.

El caso de la Escuela Nº 66 “Bartolito Mitre”, de Costa Uruguay Sur, es simbólicamente importante. No solo porque es uno de los primeros establecimientos del Departamento que comenzó a trazar este camino, sino porque su directora, la docente Estela Lemes, se ha convertido en los últimos años en ejemplo vivo de las consecuencias que los agroquímicos generan en las poblaciones rurales cuando se le detectó glifosato en sangre.

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En diálogo con ElDía, Lemes contó que cuando planificaron el año de trabajo junto a su equipo, la necesidad de empezar a trabajar la alimentación saludable como parte de los contenidos que se dictan fue compartida por todos. En consecuencia, los maestros Martin Márquez y Claudia Puricelli fueron los que, con la colaboración de sus colegas, se pusieron el proyecto de huerta y kiosco saludable al hombro.

“Es importante que los gurises entiendan la necesidad de empezar a consumir alimentos sanos desde ahora”, expresó Lemes, al tiempo que contó que en los talleres de arte que se dan en la escuela Nina, de turno completo, están haciendo carteles para el frente de la escuela que llamen a “no fumigar”.

Por su parte, Puricelli, quien es maestra de segundo grado y está a cargo de uno de los talleres de acompañamiento al estudio, remarcó el hecho de que la alimentación saludable “es un contenido que se puede trabajar transversalmente, en todas las áreas”.

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“El profesor Martín Márquez se hizo cargo de un proyecto un poco más ambicioso, que es el de la huerta saludable, y entonces nos pareció conveniente comenzar con el kiosco saludable”, contó la docente, que desde el lunes comenzó a cambiar los clásicos chocolates por cereales, turrones y golosinas bajas en azúcar.

El kiosco funciona por la colaboración de los maestros rurales y la administración es de la cooperadora de la escuela. Además, buena parte de lo recaudado es destinado al viaje de sexto grado de los chicos.

“El límite que tenemos es que la comida saludables es siempre más cara que las clásicas golosinas, y a la escuela vienen chicos que no disponen de muchos recursos para gastar en el kiosco”, marcó la docente. Aunque aclaró que esto se equilibra porque “la nuestra al ser una escuela Nina les brinda una alimentación equilibrada a todos los alumnos” y “afortunadamente ellos comen frutas y verduras más allá del kiosco, que va más por el lado de las golosinas sin tanta azúcar, grasa y harina”.

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