Carolina fue literalmente rociada por agroquímicos durante 2 hs. habiendo caído su auto en un pozo de ruta 3
Posted on08 febrero 2013.
Carolina Bersezio, quién está radicada en Justiniano Posse, viajaba hacia la localidad de Villa María junto a su hermana, quién padece una enfermedad que requiere quimioterapia. Transitando la terrible ruta 3, cae en un pozo y ahí queda el auto inutilizado. Como tenía medicamentos de su hermano que no podían romper la cadena de frío, llama a su padre para que lo vaya a buscar y lo lleve a destino. A todo esto, como si fuera poco caer en un pozo de una ruta de la cuál estamos cansados de promesas de nuestros gobernantes para su arreglo, apareció un avión que fumigaba el campo, haciendo lo mismo con la ruta y la soja de la banquina. Iba y venía de un alambrado al otro. (De ahí las dos horas de recibir el líquido continuamente). Se encerró en el auto ya empapada del líquido hasta que llegó el gomero, quién debió taparse la cabeza para poder cambiar la llanta. El auto quedó literalmente blanco de las gotas del líquido con el que el avión fumigaba. Carolina afirma que ella “veía hasta la cara de quién manejaba el avión y las letras del mismo, pero ante la preocupación de que mi hermano estuviera bien, no me percaté de tomar nota.
Mi hermano también se mojó y tiene cáncer. Él me vió que me bajé en varias oportunidades, pero siguió fumigando. Más allá de eso, hay tal cantidad de pozos en la ruta 3, que uno debe ir sorteándolos como puede. Más allá de la precaución que hay que tener, si viene alguien de frente, hay que tirarse a la banquina. El pozo que agarré me aplastó la llanta”. Continuando con la fumigación a la que fue sometida, fueron literalmente 2 hs. continuas que me estuvieron fumigando encima”. Consultada sobre si siente algo físico, dijo que “se me secaba mucho la garganta y tenía mucho dolor de cabeza. Aún la molestia de la garganta la sigo sintiendo. El olor que había afuera era impresionante. Es algo que no debe volver a pasar por la salud de todos, ya que es algo que se podría haber prevenido. El campo queda pasando el Aero Club, después hay un tramito y se encuentra un eucaliptus grande solo. Pasando para Posse, había dos pozos grandes que fue donde yo quedé. No tengo mala intención, pero le vi la cara perfectamente y él sabía que yo estaba allí”, afirmó Carolina en diálogo con informabellville. También nos comentó que había otros autos a los que el gomero les ayudó con el dolor de cabeza producido por la fumigación recibida. El auto quedó al ingreso de la ciudad de Justiniano Posse para ser lavado, pero el temor de Carolina es el no saber si el tapizado también está contaminado.
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