Por Jennifer Ibarra *
En un país donde todo lo que en materia ambiental no tendría que pasar está pasando y está instaurado, será difícil dar un golpe de timón que nos beneficie a todos, pero que sobre todo restaure el ambiente argentino y provincial.
La estructura que se ha dado al gabinete nacional nos hace dudar de nuestra pregunta. El ministro Sergio Bergman ha manifestado que seguirá los lineamientos de la encíclica Laudato si. Pero no será aplicable si cada año los cultivos transgénicos se extienden más y ocupan ya en nuestro país las tres cuartas partes de la superficie total cultivada.
Desde la Renace (Red Nacional de Acción Ecologista) y resistencias populares se continúa promoviendo el cambio del sistema agroalimentario transgénico hegemónico debido a los daños y riesgos ambientales, sociales y económicos que produce. Altera el funcionamiento de los ecosistemas liberando al ambiente semillas transgénicas y agrotóxicos biocidas; modificando procesos ecológicos esenciales y el equilibrio biológico entre las especies y los nutrientes.
El Estado nacional guarda silencio ante evidencias irrefutables que fueron expuestas en espacios populares, políticos y académicos y desde la misma OMS (Organización Mundial de la Salud).
Acá vuelve a contraponerse otro ministro designado, Lino Barañao, lo cual aplaudo porque muestra el compromiso de continuidad con una política trazada respecto a la investigación científica. Pero no puedo dejar de recordar al lector que esta misma persona hizo la vida, cuanto menos, imposible, al ya fallecido investigador Andrés Carrasco, quien se atrevió a denunciar el poder cancerígeno y teratogénico del agrotóxico más utilizado en Argentina: glifosato. ¿Esta nueva gestión estará a la altura de hacerse cargo de aceptar lo que está ocurriendo? ¿Reconocerá que existen espacios académicos cooptados por los intereses económicos y que estos deben producir ciencia al servicio de los pueblos y de la vida?
Por suerte existe ya un grupo académico que es la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina.
Este conflicto de cientificidad da cuenta con claridad de que cuando los estudios son serios y científicos concluyen que el glifosato enferma y mata, tal como lo viene confirmando la denuncia de los pueblos fumigados en toda la zona sojera desde hace décadas, biológicamente erosionada por el modelo agrícola industrial. El oficialismo, sin importar el partido político de pertenencia, tiende a ser depredador en lo socioambiental, en beneficio de los intereses privados.
Respecto de la megaminería y políticas extractivas, es el momento de modificar la Ley de Inversiones Mineras que permite y avala la contaminación y el saqueo. Es una cuestión de soberanía. Son muchos los temas, pero no puedo dejar de comentar un párrafo acerca del agua.
El agua en Argentina se está contaminando, agotando y privatizando en una actitud incongruente, amoral y ecocida, en perjuicio de nuestras próximas generaciones. Señor presidente, hay mucho para hacer y rever.
*La autora es médica veterinaria y docente
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