La exposición al glifosato en Estados Unidos es muy elevada
La exposición al glifosato de los consumidores estadounidenses es muy elevada, siendo mucho mayor que la exposición al producto en la Unión Europea. La razón es que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, permite unos niveles de uso del glifosato mucho más elevados que los dictaminados por la Unión Europea.
Según un nuevo estudio publicado en la revista científica Environmental Sciences Europe, la exposición al glifosato en Estados Unidos es muy elevada, esto se debe a los cálculos realizados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) del país, que permiten unos niveles mucho más elevados para el uso del glifosato en los cultivos que los permitidos en la Unión Europea.
En Estados Unidos se utilizan cantidades ingentes de glifosato, se calcula que se han rociado durante la última década, más de 2’4 millones de libras y principalmente se han utilizado en los cultivos tolerantes a este producto que han sido modificados genéticamente.
En la actualidad, el 56% del consumo mundial de glifosato es empleado en la producción de alimentos modificados genéticamente. Parece ser que desde que los cultivos transgénicos desarrollados para soportar la acción del glifosato aparecieron en el mercado, la EPA ha ido incrementando los niveles máximos permitidos de los residuos de los herbicidas en determinados cultivos, sea para la alimentación humana o animal, siempre previa solicitud de las empresas biotecnológicas.
Se pueden citar algunos ejemplos, entre el año 1995 y el año 2015 la Agencia de Protección Ambiental aprobó aumentar al doble el nivel de tolerancia en la soja, en el maíz lo aumentó 49 veces. Desde el año 1993 la tolerancia de residuos de glifosato en cultivos como la alfalfa destinada para el consumo animal, se ha incrementado en nada menos que 2.000 veces. Si se van analizando los cultivos se puede comprobar que prácticamente en todos los casos el nivel de tolerancia máxima permitida se ha incrementado de forma significativa, lo que forzosamente provoca que se corra el riesgo de que los alimentos que llegan al consumidor integren residuos de glifosato en cantidades elevadas.
Se pueden citar algunos ejemplos, entre el año 1995 y el año 2015 la Agencia de Protección Ambiental aprobó aumentar al doble el nivel de tolerancia en la soja, en el maíz lo aumentó 49 veces. Desde el año 1993 la tolerancia de residuos de glifosato en cultivos como la alfalfa destinada para el consumo animal, se ha incrementado en nada menos que 2.000 veces. Si se van analizando los cultivos se puede comprobar que prácticamente en todos los casos el nivel de tolerancia máxima permitida se ha incrementado de forma significativa, lo que forzosamente provoca que se corra el riesgo de que los alimentos que llegan al consumidor integren residuos de glifosato en cantidades elevadas.
Al respecto merece la pena recordar que desde que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS concluyera que el glifosato, principal componente activo de herbicidas como el RoundUp, era un posible agente cancerígeno, varias asociaciones de consumidores, empresas alimentarias e investigadores contrataron los servicios de laboratorios independientes para determinar la presencia de trazas de glifosato en los productos alimentarios. Los resultados obtenidos mostraron que las trazas de glifosato estaban presentes en todo tipo de alimentos, incluso en la leche de fórmula materna o en la leche materna, de todo ello hablábamos en este post (ver aquí).
Los investigadores explican que la tendencia al alza en el uso de glifosato se mantendrá y por tanto se estará contribuyendo al aumento progresivo de exposición humana y del medio ambiente al glifosato, así como a otros tantos componentes presentes en la formulación del herbicida. Teniendo en cuenta que el glifosato es persistente y móvil, es decir, que los residuos viajan a través de las aguas subterráneas, es muy probable que siga aumentando la exposición humana y animal a este elemento químico, incluso en zonas donde no se utilice.
Los expertos apuntan que aunque el glifosato se ha considerado durante años como uno de los herbicidas con una relativa baja toxicidad, dado que nuevos estudios muestran que puede provocar cambios epigenéticos, así como el incremento de diferentes enfermedades, recomiendan que se debe llevar a cabo un seguimiento de los niveles de glifosato y controlar que su presencia elevada no suponga un riesgo para la salud y para el medioambiente.
Hay que recordar que en el reciente estudio realizado por la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) se concluía que era poco probable que el glifosato supusiera un riesgo cancerígeno, contradiciendo la conclusión proporcionada por el IARC. Esto podría provocar que además de renovar el permiso para el uso de este producto en Europa, se incrementarán los márgenes de seguridad y tolerancia tal y como ha ocurrido en Estados Unidos.
En este nuevo estudio que podéis consultar (ver aquí), no se trata la toxicidad o los riesgos para la salud, es una investigación sobre las tendencias en el uso del herbicida en Estados Unidos y en el mundo en general. En su conclusión se apunta que es muy probable que a nivel mundial siga creciendo el uso del glifosato durante los próximos años debido al alto nivel de confianza que ofrece el producto, algo en lo que otros investigadores y organizaciones no están de acuerdo.
Fuente: Gastronomía & Cía
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