En Indonesia, miles se juegan la vida por el estaño de los celulares
Por pocos euros diarios se sumergen en el Índico sin protección
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SUNGAILIAT, Indonesia.- Paci se juega la vida buceando por el océano Índico, en Indonesia, para remover el cieno y recoger estaño, componente de lossmartphones y las tabletas, una actividad ilegal y desastrosa para el medio ambiente con la que gana unos euros diarios.
En medio de aguas de color turquesa, comienza la fabricación de productos electrónicos. Un tercio del estaño en el mundo proviene de este archipiélago al este de Sumatra. En el escalón más bajo de la cadena internacional que aprovisiona a gigantes de la electrónica como Apple o Samsung, miles de hombres se sumergen en el océano sin la protección necesaria en busca del metal blanco grisáceo.
"Es un trabajo muy peligroso, los riesgos son enormes", desde morir ahogado hasta los accidentes, dice al retornar a la superficie Paci, que va equipado con unas gafas de submarinismo y un tubo de plástico para respirar cuando remueve el fondo del océano. "Pero ¿qué quiere usted que haga? Es mi vida y esto es mi trabajo", dice.
El auge de la demanda global de estaño, usado para las soldaduras de aparatos electrónicos, incita a los particulares y a los pescadores a lanzarse sin autorización en la búsqueda del metal, más rentable que las actividades legales.
El auge de la demanda global de estaño, usado para las soldaduras de aparatos electrónicos, incita a los particulares y a los pescadores a lanzarse sin autorización en la búsqueda del metal, más rentable que las actividades legales.
Una expedición de cuatro hombres en un barco pesquero equipado con un sistema de dragado puede recoger hasta 30 kilos de estaño si hay suerte, añade Paci, que cobra unos 14 euros por día, una suma nada desdeñable en este país del sudeste asiático donde casi el 40% de la población vive con menos de dos euros diarios.
Decenas de tripulantes se aventuran en esta actividad en las costas de Bangka, cerca del lugar donde un buscador de 23 años se ahogó en octubre. Otros prueban suerte en minas ilegales.El estaño pasa por muchas manos antes de llegar a los talleres de fundición que exportan el producto refinado para aparatos electrónicos, inaccesibles para el bolsillo de los buscadores como Paci.
La extracción a pequeña escala como la practica Paci representó en 2015 alrededor del 75% del estaño recogido en Indonesia, según la ONG estadounidense Pact. Esta actividad ilegal causa por lo menos un muerto por semana, según el grupo de trabajo sobre estaño en Indonesia, un colectivo formado por compañías especializadas en la electrónica y el estaño y por defensores del medio ambiente.
Aparte del costo humano, es perjudicial para el medio ambiente y para los pescadores: remover millones de litros de cieno destruye los ecosistemas, informa la ONG ambientalista Walhi.
Actualmente los gigantes de la electrónica están sometidos a una mayor presión (hacen falta dos gramos de estaño para la fabricación de un smartphone). Varias compañías estadounidenses que se abastecen en Congo están obligadas por ley a precisar el origen del estaño. Pero en Indonesia no existe una legislación como ésta.
El grupo de trabajo sobre el estaño en Indonesia, del que forman parte diez multinacionales, como Apple, Samsung, Microsoft y Sony, prometió aprovisionarse en Bangka sólo de estaño proveniente de actividades legales. Otras empresas son reticentes a la idea de adoptar un proyecto de certificación sobre la procedencia.
La mayoría de los gigantes de la electrónica hizo poco por asegurarse de que el estaño empleado no perjudicase a los habitantes de Bangka, denunció Evert Hassink, de la ONG Amigos de la Tierra. "Algunas firmas ni siquiera saben lo que compran."
Las organizaciones dedicadas a la explotación del estaño en Indonesia afirman haber adoptado dos proyectos piloto para mejorar la seguridad de los trabajadores y recuperar los terrenos dañados.
Pero Walhi no ve ningún progreso, en particular en el distrito de Sungai Liat, donde los árboles cortados y los pozos gigantes son un ejemplo del daño causado. "Hasta hoy no ha habido casi ningún esfuerzo por restaurar nada", lamenta Retno Budi, de Walhi.
Budi señala con el dedo un cráter donde dos buscadores de estaño murieron por un deslave. Un riesgo que Nazarudin no está dispuesto a correr. Este hombre gana menos buscando estaño con un recipiente sobre el agua, como hacen los buscadores de oro, tarea que le provoca dolores de espalda, pero no se expone a morir.
"Allá no piensan en la seguridad -dice, señalando a los buscadores que provocan una explosión de arena y piedras en una pendiente-. Lo único que cuenta es el estaño, estaño, estaño."
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