Por Patricia Isabel Roccatagliata
La visita a Balamkú, lugar sagrado de los Mayas, es una experiencia inolvidable.
Muy cerca de Calacmul, y sobre la flamante ruta Escórcega, Chetumal , se encuentra el acceso a estas ruinas.
Una atmósfera de misterio las envuelve en medio de la selva de Campeche. Al ingresar nos recibieron unas aves similares a faisanes, con plumas llamativas de colores metalizados de verde azules, y nos miraban con curiosidad. Recorrer el sacbé, camino blanco calcáreo, fue entrar a otra dimensión en tiempo y espacio, hasta llegar a los primeros edificios escuchando solo aves escondidas en el follaje.
Un templo escondido con frisos únicos en la historia Maya, entre el cielo y el infra-mundo.
Del folleto del INAH
HISTORIA DEL SITIO
En 1990 el arqueólogo Florentino García Cruz , descubrió Balamkú, al ser comisionado por el INAH, CAMPECHE para atender una denuncia de saqueo en una zona arqueológica desconocida hasta ese momento, y solo visitada por lugareños..
"Balam" " KÚ ", en maya Jaguar Templo, se traduce como el Templo del Jaguar.
El nombre obedece a la decoración con motivos felinos del friso encontrado.
El sitio muestra una larga ocupación humana que va desde el período Preclásico medio ( 600-300 a.c.) hasta el clásico tardío ( 800-1000 d.c.).
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