Historias que inspiran: Héctor Lanza
Un cirujano plástico que dona su arte a los más desfavorecidos
Además de ser el jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del hospital Eva Perón, de San Martín, Lanza recorre el país para realizar en forma gratuita operaciones reparadoras a personas de bajos recursos
Por Leandro Milán
Para LA NACION
"Esa mano que ves ahí tallada me la regaló una paciente a la que salvé de perder la suya. Siempre me gustaron las obras de arte, porque reconstruir partes del cuerpo es muy parecido a ser un artista plástico. Por ejemplo, para armar una oreja hay que tallar un cartílago a mano con una gubia (herramienta de corte que usan los carpinteros o tallistas), de la misma manera que se hace con las esculturas de mármol", reflexiona el doctor Héctor Luis Lanza mientras recorre las salas de su consultorio privado en el barrio de San Martín.
En las paredes del consultorio se destaca enmarcada la mención de honor Domingo Faustino Sarmiento, que le fue entregada el 24 de abril de este año en el Salón Azul del Senado de la Nación, en reconocimiento a su labor solidaria como cirujano plástico. "No vas a ver muchos diplomas colgados por el estudio más allá del título de la Universidad de Buenos Aires del Doctorado en Medicina, la mención que gané por el proyecto que estamos llevando a cabo en el país, y el del American AlpineWorkshop in PlasticSurgery (Aawps). Todos los diplomas de congresos y cursitos los tengo guardados en unas carpetas, porque me parece que colgarlos como logros va más por el lado narcisista."
El Dr. Lanza es así: humilde y sencillo, algo que resulta increíble si uno se interioriza en su trabajo y ve que se trata de alguien que le mejoró la calidad de vida a más de 2500 personas de bajos recursos en todo el país, operándolos con su grupo de voluntarios sin cobrar ningún honorario en el marco del proyecto Cirugías Patria Solidaria.
Lanza nació en 1949 en San Andrés, y desde muy pequeño estuvo cerca de la Iglesia Católica. A los 5 años ya había tomado la primera comunión y a los 6 comenzaba a ayudar como monaguillo en la parroquia de su barrio: Nuestra Señora de Luján. Luego de realizar la primaria en un colegio de monjas terminó la secundaria en el Colegio Nacional Nº 2 de Urquiza. " No había nadie de mi familia que hubiese ejercido la medicina, pero no me importaba, yo ya sabía desde ese momento que quería ser médico para ayudar a los demás desde otro lado, el de lo físico", recuerda Lanza mientras le ceba un mate amargo a su colega cordobés, que lo asiste en su consultorio y en sus misiones.
Aquella educación religiosa y los valores que le fueron inculcados por los curas en todos los años que convivió con ellos fueron fundamentales en la conformación de su carácter humilde y solidario, pero fue sin duda la imagen de su padre la que marcó profundamente el sendero de su vida y su forma altruista de ver el mundo. "Mi padre fue determinante en la formación de mi personalidad. No hubo un solo domingo en todo el año que yo viera a mi papá descansar. El siempre estaba ayudando a un amigo o a algún pariente a construir su casa de manera desinteresada; era su forma de ser, la solidaridad y la sencillez eran virtudes innatas en él", explica Lanza sonriendo, cómplice con sus recuerdos.
Ese ejemplo de trabajo duro que recibió y su excelente nivel académico, le dieron la posibilidad de que, recién cursando el segundo año de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, pudiera desempeñarse como practicante en el hospital Eva Perón de San Martín y realizara allí varios tipos de operaciones quirúrgicas menores.
Ya cursando cuarto año colaboró en la Unidad Vascular (bypass) en el Hospital Güemes, donde su profesor de cirugía, encantado con su dedicación y trabajo, no sólo lo incluyó en su equipo, que se dedicaba a cabeza y cuello, sino que también lo presentó a su sobrino, uno de los cirujanos plásticos más destacados del hospital Fernández. Allí encontró Lanza su pasión: "En quinto año agarraba el carrito y me iba con la enfermera a curar a todos los pacientes de la sala de plástica, que nadie quería curar. Y ahí fue que entre todas esas especialidades quirúrgicas me quedé con la plástica, que a mi criterio es mucho más grande que todas las otras. Tenés un 10% de cirugías estéticas, y el restante son operaciones reconstructivas de malformaciones, accidentes y quemados. En éstas, el profesional tiene más lugar para la creación".
Después de recibirse en 1974 se especializó en microcirugía con el padre de la microcirugía, el doctor Harry Buncke, en el Davies Medical Center de San Francisco, y volvió al país para enseñar aquí las técnicas más vanguardistas en cirugías de reconstrucción. Cuando regresó quedó como jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora en el hospital, a cargo de las operaciones más complejas.
Atender a los más pobres
Luego de serle entregado al médico mexicano Fernando Ortiz Monasterio el premio honoris causa de la Universidad Nacional de México (UNAM), mención que ostentaron personas como el ex presidente norteamericano Theodore Roosevelt o Claude Levi-Strauss, entre otros, Héctor se interiorizó por su labor y quedó admirado con el proyecto de cirugías solidarias que había iniciado en México en 1968. "Ese año, el Dr. Ortiz, con quien ahora tengo una bella amistad, estableció y financió una clínica móvil, que no era otra cosa que un camioncito con un pequeño quirófano, y recorrió los pueblos más alejados de la ciudad de México operando gratuitamente a los pacientes que sufrían alguna malformación como el labio leporino o la fisura de paladar, pero al vivir en situación de pobreza no podían someterse a un tratamiento en ningún hospital ni centro médico." Esta idea fue replicada en Estados Unidos con el nombre de OperationSmiley Smile Train, con grandes resultados. "Inmediatamente quise traer esa idea al país, pero quería hacerla más grande. Mi idea era hacer todas las cirugías plásticas reconstructivas que fuesen necesarias, desde un bebe que nacía sin orejas hasta una mujer sin los genitales o sin las mamas. Es decir, todas aquellas malformaciones que no sólo ponían en riesgo la salud del paciente, sino que además los estigmatizaban socialmente."
En 1989, ya con la intención de llevar a cabo estas operaciones solidarias en el país, el Dr. Lanza se acercó a varios funcionarios públicos para mostrarles su proyecto, pero no tuvo éxito. "Si quería llegar a algo tenía que interiorizarme en la política, así que en 2003 formé un partido vecinal al que llamé Vecinos por el Cambio, por el que salí primer concejal." En su época de concejal conoció a Sergio Berni, en aquel entonces director de Asistencia Crítica y subsecretario de Abordaje Territorial en el Ministerio de Desarrollo Social, que sirvió como nexo para que el proyecto Cirugías Patria Solidaria comenzara a dar sus primeros pasos. "Sergio Berni me acercó a José Mongeló, diputado nacional por el Chaco, que nos permitió viajar a su provincia para comenzar a ver pacientes allí. Cuando llegamos, en el Hospital Municipal no nos dejaban operar porque pensaban que estábamos ahí con fines políticos, pero a los pacientes los operábamos sin preguntar absolutamente nada, a nosotros no nos importaba su nacionalidad, su color o su afiliación política, nosotros estábamos ahí para cambiarle la vida a esas personas."
En los primeros viajes al Chaco, Lanza y un pequeño grupo de voluntarios que se costeaban sus propios viáticos lograron traer más de siete contingentes de ochenta pacientes para que fuesen operados de manera gratuita en el hospital de San Martín y pudiesen volver a su provincia para desarrollar sus vidas con normalidad. "En los contingentes había desde chicos con quemaduras o fisuras labio-palatinas hasta adultos con amputaciones, que viajaban con sus miembros en bolsas con agua y hielo para que se los reimplantáramos acá."
Como muchas de esas personas que venían a ser operadas a Buenos Aires no iban a tener la oportunidad de volver, aprovechaban para llevarlos a realizar tours por los lugares más emblemáticos de la capital. "Así fue que una vez en la Casa de Gobierno nos cruzamos con el entonces presidente Néstor Kirchner, que rápidamente se interesó en lo que hacíamos, y nos ayudó a expandir nuestra proyecto a todo el país." Allí nació el proyecto que hoy se llama Cirugías Patria Solidaria.
En la actualidad, la iniciativa ha conseguido llevar a cabo más de 2500 operaciones complejas de manera gratuita a personas de bajos recursos en todo el país. El doctor Héctor Luis Lanza y su grupo de residentes viajan dos veces al mes para realizar más de 40 cirugías reconstructivas que no sólo cambian la vida de los pacientes, sino que también acercan a la medicina a aquel concepto más puro de ella misma, quizás aquel que Hipócrates concibió en su mente cuando expresó: "En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos".
CORTA BIOGRAFIA DE UNA LARGA VIDA
HECTOR LANZA
Profesión : doctor en Medicina
Entidad : Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón de San Martín, Buenos Aires
Fecha de nacimiento : 24/09/49
Área de acción : cirugía estética
Logros: recibió el galardón Domingo Faustino Sarmiento en el Senado de la Nación por su proyecto Cirugía Patria Solidaria
2500
Cirugías solidarias
Son las que realizaron el doctor Lanza junto con el grupo de voluntarios para darle una mejor calidad de vida a las personas con menos posibilidades económicas
COMO COLABORAR
Cirugías Patria Solidaria
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Hospital Eva Perón
(011) 4724- 0564
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