Murió la bailarina y coreógrafa Olga Ferri
00:32 18/09/2012
La bailarina y coreógrafa Olga Ferri, notable referente del ballet en la Argentina, falleció este fin de semana, pocos días antes de cumplir 84 años. Ferri, nacida el 20 de septiembre de 1928, bailó hasta los 49 años, se formó en el Instituto de Arte del Teatro Colón y a los 18 años fue primera figura de ese Ballet, pero además su carrera la llevó a Brasil, París, Berlín y Londres. Formada con Esmée Bulnes y miembro de la generación que integraba la malograda Norma Fontenla junto a otras bailarinas que descollaron entre finales de la década de 1950 y la de 1970, protagonizó ballets como "Los pájaros", de Margarita Wallmann, y "Sinfonía fantástica", de Leonide Massine. Fue primera figura en "La dama y el unicornio", sobre idea de Jean Cocteau, en 1954, y sobre el final de esa década fue dirigida por la cubana Alicia Alonso en "Giselle" y se transformó en la primera bailarina argentina en interpretarla en su versión original. Había estado casada con el primer bailarín del Teatro Colón, Enrique Lommi, varias veces su partenaire en el escenario y con quien encabezó un instituto particular del que salieron no pocas figuras destacadas. Como bailarina actuó en teatros de todo el mundo junto a estrellas como el entonces soviético Rudolf Nureyev y el recordado José Neglia, bebió la miel de los aplausos y se retiró en 1997, con "Coppélia", de Léo Delibes. Ferri fue hacia 2008 directora artística de Danza del Teatro Colón y, preocupada por la situación del primer coliseo argentino, recordó que había iniciado su carrera como solista en ese escenario y que durante 40 años representó con honores al ballet argentino en las principales plazas del mundo. En oportunidad de una charla con Télam, la bailarina y maestra señaló que el Teatro Colón "somos los bailarines, los utileros, los técnicos, la orquesta, los que dirigen y el público". "Creo que todos tenemos la obligación de apoyar al Colón, y si bien hay un apoyo, creo que el del público y la prensa debería ser mayor; ya que es un teatro muy importante y en él se trabaja con mucho sacrificio", estimó. En cuanto a la enseñanza, lamentó que en la actualidad haya menos jóvenes interesados que décadas atrás: "Los chicos que estudian ballet ingresan en un mundo mágico, de hadas, de unicornios, de cisnes... Eso les hace bien porque los introduce fácilmente en un universo sensible, de belleza y de estética", comentó. (Télam)
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