El martes 26 de mayo de 2015 se desarrolló la III Jornada de Electropolución (CEM – contaminación electromagnética) organizada por el CePETel (Centro de Profesionales de Empresas de Telecomunicaciones) en el auditorio de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El ingeniero José Bravo disertó sobre los efectos de la contaminación electromagnética sobre el ser humano.
Nadie debería detenerse durante más de 30 minutos diarios a menos de 15 metros de una antena de telefonía celular, sin embargo, cientos de millones de personas hacen 30 o 60 minutos de llamadas diarias usando un teléfono móvil apoyado sobre el oído.
El cuerpo humano no está preparado para recibir el nivel de radiación de radiofrecuencia al que se lo expone actualmente. No tenemos en nuestro ADN respuestas adecuadas para protegernos ante esta radiación que puede producirnos mutaciones.
Por el incremento del tráfico se instalan progresivamente más antenas en las torres y las nuevas van siendo colocadas en planos de menor altura, o sea más cerca de la cabeza de las personas. En los grandes centros comerciales y las estaciones de subterráneo hay instaladas antenas de telefonía móvil casi a la altura de la cabeza de las personas, muchas veces se usan camuflajes para ocultar las antenas, lo cual dificulta a las personas advertir su presencia. En mayo de 2011 la IARC (International Agency for Research on Cancer) que es parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como carcinogénicos para los seres humanos (Grupo 2B).
Aquellas personas con más de 2.000 horas de uso acumulado corren riesgo de desarrollar un tumor en el cerebro con un incremento significativo en el riesgo de gliomas. También son susceptibles de sufrir cáncer en el nervio acústico y la glándula salival. Según estudios, existe una estrecha relación entre el uso de teléfonos celulares o inalámbricos con varios tipos de cáncer.
La mayoría de los fabricantes de teléfonos y operadores de servicios tampoco se ocupan del nivel de la radiación de sus redes y de los teléfonos por los que sus clientes acceden al servicio, ni sobre los riesgos para la salud involucrados.
En general, los distintos intereses superpuestos, no permiten la difusión masiva de estos casos ni el reconocimiento por parte de la OMS que justamente, está financiada por las más grandes corporaciones de comunicaciones y de salud del mundo que venden los costosos medicamentos para los tratamientos de cáncer.
En Israel y Francia, por ejemplo, es contra la ley vender teléfonos celulares sin auriculares.
El archivo adjunto contiene un resumen de la conferencia brindada por el ingeniero José Bravo.
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