Peritajes que van por sus propias vías
Desde el juzgado de Bonadío sostienen que es imposible predecir cuánto demorará el trabajo de los ingenieros. La aclaración vino como respuesta al pedido de la Presidenta de que no sea más de quince días. En qué consisten los peritajes. Hoy mismo arrancarían.
Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
Los peritajes destinados a establecer las causas del accidente ferroviario en la estación de Once comenzarían hoy a las 11 de la mañana, pero no faltan quienes predicen que tal vez se posterguen 24 horas. Según informaron desde el juzgado de Claudio Bonadío, es por ahora imposible predecir cuánto demorarán los ingenieros que los llevarán a cabo en sacar conclusiones. La aclaración vino en respuesta a la exhortación pública de la presidenta Cristina Kirchner, quien había advertido que esos estudios no deberían demorar más de quince días. Mientras el magistrado apunta la pesquisa a dilucidar si el choque del tren del Sarmiento fue producto de una falla técnica o de un error del maquinista, el fiscal Federico Delgado presentó un nuevo dictamen donde insiste en ampliar el foco a las deficiencias previas del servicio, la eficacia (o ineficacia) de los mecanismos de control aplicados desde el Estado y los aparentes incumplimientos de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), además del uso que realiza de los subsidios públicos. El fiscal cita algunas de las conclusiones alarmantes de los últimos informes de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre la empresa que hablan de “falta de mantenimiento” del “material rodante”, “falencias de señalización”, “estado deficitario” de las vías y “mal estado general de las estaciones”. Esta semana el organismo terminaría un nuevo informe sobre el Sarmiento que abarca de 2008 en adelante y arribaría a conclusiones similares a los anteriores.
Los ingenieros –dos de la Universidad de Buenos Aires y uno de la Corte Suprema– designados por Bonadío, más los peritos de la Secretaría de Transporte, los de la Comisión Nacional Reguladora de Transporte (CNRT) y los nombrados por la defensa del motorman, Marcos Antonio Córdoba, tendrán que hacer un análisis técnico sobre las razones por las que el tren no frenó al llegar a la estación, lo que derivó en la muerte de 51 personas y 703 heridos. Harán verificaciones que abarcan desde la posición de las zapatas, el nivel de aire comprimido de que disponía el sistema de frenos, cómo regulaba la velocidad, el estado del mecanismo en general, el estado del material con que está hecho el tren (por ejemplo, tienen que analizar por qué un vagón llegó a incrustarse ocho metros adentro del otro), entre otras incontables cuestiones. Allegados al juzgado insistieron en que no pueden predecir cuánto demorarán todos estos análisis “que incluyen, además de examinar el material, la necesidad de hacer toda clase de cálculos”. “Los peritajes son trabajos técnicos, no un hecho político”, advirtieron.
El camino de los peritajes será imprescindible para saldar la polémica entablada entre el gremio de los maquinistas, La Fraternidad, con la empresa concesionaria del Sarmiento. El motorman declaró el viernes que los frenos “no respondieron” a pesar de que intentó detener la formación de todas las maneras posibles, aplicando el abanico completo de alternativas para frenar de emergencia. Pero en TBA sostienen que funcionaban y que lo sucedido fue que no usó el freno de emergencia ni otro método para detener el tren, la reversa. Apuestan al argumento de que hubo una falla del maquinista que o se quedó dormido o cabeceó en los tramos finales y después no pudo detener el tren.
En el juzgado, sin embargo, descartan de plano que Córdoba haya estado alcoholizado, como sugiere la concesionaria. Explican que el resultado que dio el test de alcoholemia, si bien se lee como un 13,0 mg/dl, es equivalente a cero, “no tenía alcohol en sangre”, y que “esa cifra simplemente señala el umbral de sensibilidad del test, nada más”. En TBA insisten con que el conductor se pudo haber adormecido, quizá por cansancio. En La Fraternidad replican que hay “una campaña para desacreditar” al maquinista con informaciones “falsas y maliciosas”. Córdoba negó también rotundamente haber estado hablando por teléfono o mandando mensajes de texto en el momento del accidente. Su teléfono está siendo analizado.
Según allegados a la causa, aún no surgen datos relevantes de las comunicaciones del maquinista con la central de operaciones, pero ese trabajo no está terminado, ya que los investigadores están analizando el crudo de las comunicaciones en busca de datos que den cuenta no sólo del accidente, sino también de eventuales problemas anunciados de los trenes. Bonadío no prevé al menos por el momento citar como testigos a pasajeros del tren accidentado, pero analiza los pedidos de seis heridos para constituirse en querellantes e impulsar la investigación. Todavía no respondió tampoco a la solicitud del Estado para querellar.
Por lo que atañe a los problemas históricos del Sarmiento, Bonadío le pidió al titular de la AGN, Leandro Despouy, que le presentara los informes que elaboró el organismo en los últimos años, que son tres. El funcionario se presentó ayer en el juzgado y se comprometió a entregar también las conclusiones sobre el funcionamiento y el estado de los trenes de TBA en los últimos cuatro años, que estaría listo esta semana y oficializado la próxima. “Las tres auditorías (presentadas) dan cuenta de los incumplimientos en las inversiones básicas, en las tareas de mantenimiento y en la creciente inseguridad por la falta de reparación de cuestiones técnicas que ponen en riesgo la calidad del servicio y la posibilidad de incidentes, no sólo como los de ahora sino anteriores, por parte de TBA”, resumió el titular de la AGN.
El fiscal de la causa, Delgado, hizo una presentación en el juzgado que refleja un informe de la ONG Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia, que a su vez hace un análisis de las conclusiones de la AGN sobre TBA y dice –según cita el escrito de la fiscalía– que si bien “existe un control formal” estatal sobre los trenes “no llega al plano material”. Señala “reiterados y alarmantes incumplimientos contractuales del concesionario y la pasividad de los órganos de control, tanto la CNRT como la Secretaría de Transporte, ante las asiduas infracciones de TBA”. La CNRT, explica, reflejaría una “crisis en su funcionamiento” ligado a que está intervenida desde hace diez años. Al parecer, la CNRT señaló deficiencias e hizo reclamos a TBA, que incumplió con el argumento de que Estado no cumplía sus obligaciones contractuales. Las fallas enumeradas van desde el mantenimiento, certificados vencidos, frenos inoperantes, falencias en la señalización, mal estado de las vías y de las estaciones.
Bonadío, por su parte, apunta a los hechos concretos ocurridos a las 8.32 de aquel día, lo que se reduce a darle respuesta a lo más puntual: por qué el tren no se detuvo. Si por alguna razón el maquinista no accionó los frenos a tiempo o si los frenos –y por lo tanto el mantenimiento– fallaron. El peritaje que empezará hoy o mañana tratará de echarle luz a esa controversia.
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