El 2025 uno de cada dos niños de EE.UU. podría ser autista
El uso de nuevos tipos de fertilizantes agrícolas y herbicidas en EE.UU., en la producción de alimentos transgénicos de Monsanto, podrían llevar a una mayor tasa de autismo en el país, según lo advierte una Dra. del M.I.T.
Fuente: ANH-USA
Durante más de tres décadas, la Dra. Stephanie Seneff, PhD, ha investigado la biología y la tecnología, publicando a través de los años más de 170 artículos revisados por sus pares académicos. En los últimos años ella se ha centrado en la relación entre la nutrición y la salud, abordando temas tales como el Alzheimer, el autismo y las enfermedades cardiovasculares, así como el impacto de las deficiencias nutricionales y las toxinas ambientales en la salud humana.
En una conferencia a principios del 2014, en una mesa redonda especial sobre los OMG (Organismos Modificados Genéticamente), ella tomó a la audiencia por sorpresa cuando declaró: “A los índices de hoy en día, para el año 2025, uno de cada dos niños será autista”. Señalando que los efectos secundarios del autismo están relacionados con la toxicidad del glifosato, y presentó datos que muestran una correlación notablemente consistente entre el uso del (pesticida) Roundup en los cultivos (y la creación de semillas de cultivos OGM Roundup-Ready), con un aumento de las tasas de autismo. Los niños con autismo tienen biomarcadores indicativos de un exceso de glifosato, incluyendo deficiencias de zinc y hierro, bajo sulfato de suero, convulsiones, y desorden mitocondrial.
Y luego de la presentación de la Dra. Seneff, un compañero panelista informó que “Todas las 70 o más personas que asistieron a la reunión estaban conmovidos, probablemente porque ahora tenían serias dudas sobre que darle de comer a sus hijos, o que comer ellos mismos, nada con el maíz o la soya, cuyas variedades están casi todas genéticamente modificadas y contaminadas con Roundup y su glifosato”.
Presente en muchos alimentos
La Dra. Seneff señaló la ubicuidad en el uso del glifosato. Debido a que se utiliza en el maíz y la soja, todos los refrescos y caramelos endulzados con jarabe de maíz y todos los chips y cereales que contienen rellenos de soja, tienen pequeñas cantidades de glifosato en ellos, al igual que la carne de aves de corral ya que el ganado y los pollos son alimentados con maíz transgénico o de soja.
Y, a menudo, el trigo es rociado con Roundup justo antes de ser cosechadas, lo que significa que todos los panes y productos de trigo no orgánicos, también podrían ser fuentes de toxicidad del glifosato. Puede ser que la cantidad de glifosato en cada producto no sea grande, pero el efecto acumulativo (especialmente con alimentos procesados que tanto consumen los estadounidenses) podría ser devastador. Un reciente estudio mostró que las mujeres embarazadas que viven cerca de las granjas donde se aplican los pesticidas, tienen un 60% o más de riesgo de que sus niños tengan un trastorno del espectro autista.
Otros inductores de autismo
Otras sustancias tóxicas también pueden ser inductores de autismo. Usted puede recordar la historia del científico del CDC quien, en una conversación grabada secretamente, reveló la ocultación deliberada del gobierno sobre la relación entre la triple vacuna vírica (sarampión, paperas y rubéola) y un elevado riesgo de autismo, especialmente en los niños afroamericanos.
Otros estudios muestran ahora una relación entre la exposición de los niños a los pesticidas y el autismo. Los niños que viven en hogares con pisos de vinilo, que pueden emitir sustancias químicas de ftalato, son más propensos a tener autismo. Los niños cuyas madres fumaron, también tienen el doble de probabilidades de tener autismo. Las investigaciones también reconocen ahora que los contaminantes ambientales como los PCBs, PBDEs, y el mercurio pueden alterar el funcionamiento de las neuronas del cerebro, incluso antes de que nazca un niño.
Gobierno no analizó el glifosato
Y el USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.) dio a conocer un estudio, en el 2014, que descubrió que aunque hubo niveles detectables de residuos de plaguicidas en más de la mitad de los alimentos probados por la agencia, el 99% de las muestras tomadas resultaron estar dentro de los “niveles que el gobierno considera seguro”, y se encontró que el 40% no tiene ningún rastro detectable de plaguicidas en lo absoluto. El USDA añadió, sin embargo, que debido a “problemas de costos”, no analizó los residuos del glifosato.
Vamos a repetir: nunca se ha examinado (los efectos) del ingrediente más activo en el herbicida más utilizado en el mundo. “¿Preocupaciones de costos?”. Qué absurdo, a menos que lo que digan es verdad en cuanto a lo que les va a costar en términos de la relación especial entre (los científicos de) el USDA y Monsanto. Es decir, la puerta giratoria entre Monsanto y el gobierno federal, con funcionarios de la agencia convirtiéndose en ejecutivos de altos salarios (en Monsanto) y viceversa. ¡Dinero, poder, prestigio: todo está ahí! A Monsanto y el USDA les encanta rascarse las espaldas el uno al otro. Es evidente que esta omisión fue deliberada.
Además, como hemos informado anteriormente, el número de reacciones adversas de las vacunas también puede ser correlacionado con el autismo, aunque la Dra. Seneff dice que no hay una correlación tan estrecha como con el pesticida Roundup. Las mismas correlaciones entre las aplicaciones de glifosato y el autismo aparecen en las muertes por senilidad.
Por supuesto, el autismo es un problema complejo con muchas causas posibles. Los datos de la Dra. Seneff, sin embargo, son especialmente importantes teniendo en cuenta cuan cerca es la correlación y porque viene de una científica con credenciales impecables. A principios de este año, ella habló en una conferencia sobre el autismo y presentó muchos de los mismos hechos; la presentación está disponible en YouTube.
El pesticida mata las bacterias intestinales beneficiosas
Monsanto afirma que el Roundup es inofensivo para los humanos. Las bacterias, hongos, algas, parásitos y plantas utilizan una ruta metabólica de siete pasos conocida como la vía de shikimato, para la biosíntesis de aminoácidos aromáticos; el glifosato impide esta vía, haciendo que la planta muera, por lo cual es tan eficaz como herbicida. Monsanto dice que los humanos no tienen esta vía shikimato, por lo que es perfectamente seguro.
La Dra. Seneff señala, sin embargo, que nuestras bacterias intestinales tienen esta vía, y eso es crucial, ya que estas bacterias proporcionan a nuestro cuerpo con los aminoácidos esenciales. Así Roundup mata las bacterias intestinales beneficiosas, lo que permite el crecimiento de patógenos; interfiere con la síntesis de aminoácidos incluyendo la metionina, lo que conduce a la escasez de neurotransmisores críticos y ácido fólico; que remueve (elimina) minerales importantes como el hierro, el cobalto y manganeso; y mucho más.
Otros químicos no examinados
Peor aún, ella señala, los productos químicos adicionales en Roundup no han sido examinados ya que están clasificados como “inertes”, sin embargo, según un estudio del 2014 en el BioMed Research International, estos productos químicos son capaces de amplificar los efectos tóxicos del Roundup cientos de veces más.
El glifosato está presente en cantidades inusualmente altas en la leche materna de las madres estadounidenses, en cualquier lugar de Europa los límites permitidos en el agua potable son de 760 a 1,600 veces. Los análisis de orina muestra que los estadounidenses tienen diez veces de acumulación de glifosato, con respecto a los europeos.
“En mi opinión, la situación es casi más allá de cualquier arreglo”, dijo la Dra. Seneff después de su presentación. “Tenemos que hacer algo drástico”.
Traducción: A. Mondragón
En la leche materna
Según medios internacionales recientemente se informó de que el glifosato está presente en la leche materna de las madres estadounidenses en niveles peligrosos. Además, se sabe que los niños autistas cuentan con biomarcadores que indican una excesiva concentración del glifosato en su cuerpo.
El uso generalizado de Roundup, producido por la empresa de biotecnología Monsanto se intensificó particularmente desde la década de 1990 y continúa creciendo hasta ahora.
En 1975, uno de cada 5.000 niños en el país norteamericano era autista, mientras que hoy en día uno de cada 68 niños sufre de esta enfermedad.
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