Alma de Nogal : Los Chalchaleros

lunes, 4 de abril de 2016

“El glifosato mata a 50 o a 1000 metros”. Romina Vanesa Rodriguez, http://segundoenfoque.com.

Fumigación agrotóxicos

“El glifosato mata a 50 o a 1000 metros”

El ambientalista y periodista, Oscar Alfredo Di Vincensi, lucha en contra de los transgénicos y las fumigaciones con agroquímicos en Argentina y Latinoamérica. Grabó un documental de su último viaje en el cual recorrió pueblos fumigados de América Latina.
Viajó durante casi siete meses, ¿qué fue lo que más lo sorprendió?
“El viaje fue muy enriquecedor por encontrarme con un campesinado fuerte en Colombia, en Bolivia. Defienden la tierra. Lo más sorprendente es el mismo eje de corrupción en toda Latinoamérica que permite que las multinacionales contaminen. Se permite que se metan dentro de los Congresos a dictar sus propias leyes. También me sorprendió la cantidad de enfermos que hay en todos los territorios. Si el viaje no hubiese tenido fronteras, me parecía que estaba en mi país”.
“En Colombia está prohibido utilizar semillas nativas, sólo se pueden usar transgénicas. Si no obedecen, los meten presos. Así de sencillo. Justo en mi paso por Perú se estaba dando la discusión de aplazar 10 años más el ingreso de transgénicos. Por supuesto que hay contrabando e ingresan como se hizo en Argentina y Brasil. Pero me impactó que cuando hacen papa en algunas zonas del sur de Perú, se pone mucho agroquímico. Allí los campesinos resisten a un emprendimiento minero porque contaminaría el valle. Mi discusión con ellos fue que si defendían la agricultura no tenían por qué fumigar con agrotóxicos”.
¿Qué respondieron?
“Que es la única forma que tienen de producir. El mismo verso que en Argentina. Es el verso de las multinacionales. Formatean las cabezas y a partir de ahí se va creando como una ley de que si no se utilizan agroquímicos es imposible producir. Eso es una mentira. Sin agroquímicos y sin fertilizantes se puede producir en la Argentina y más. Tenemos agronazis que creen estar enriqueciéndose pero en realidad se están empobreciendo. Son pobres con 4×4″.
¿A qué se debe ese pensamiento?
Es un problema social más que económico. Nuestros abuelos trabajaban la tierra y por eso tenían las manos cuadradas. Sus hijos salieron a ser alguien porque sus viejos se lo decían. Los nietos de esos abuelos se convirtieron en parásitos que después cuando heredaron la tierra, lo único que supieron hacer es arrendarla para seguir siendo vagos en las ciudades”.
¿Por qué la meta fue llegar a Venezuela?
“Hubo un evento en la Universidad Uniojeda que fue un pretexto para hacerlo. Tenía ganas de ir por tierra y conocer la realidad. A Paraguay, Uruguay y Brasil ya había ido. Fueron 30 mil kilómetros. Hay mucha gente valiosa que está trabajando en sus lugares. La idea es conformar un movimiento socio ambiental entre todas las organizaciones que conocí“.
¿Cuándo va a estar constituído?
“Quizás para fin de año podamoa organizarnos un poco. Queremos que sea legal en todos los países y que podamos trabajar en demandas colectivas. Llevará años pero creo que el puntapié está”.
Está escribiendo un libro sobre la travesía, ¿cuándo se va a publicar?
“Para fin de año, si no se me va a mezclar con otro viaje a Costa Rica. Voy a hacer la ruta Maya. Quizás también sea posible sumar gente de Honduras y Guatemala al movimiento socio ambiental. Más aún teniendo en cuenta la muerte de muchos compañeros ambientalistas en Centro América”.
Con lo que grabó en esos meses, hizo un documental. ¿La idea surgió antes o después de tener el material?
“Ese video tenía entrevistas que había hecho antes de salir de viaje. La idea era financiar el viaje con esta película. Sin embargo, donde paraba lo regalaba. Se modificaron algunas cosas con todas las entrevistas fuera de Argentina. El primer canal que lo tuvo fue de Puerto Rico. El viaje terminó el 31 de diciembre pasado. Llegué a Buenos Aires, estuve 15 días en mi pueblo y me fui a Uruguay. Después fui a Misiones, Formosa, Corrientes, Chaco y crucé a Paraguay. Después entré a Brasil y volví por Entre Ríos”.
La lucha de los ambientalistas
¿Cuál es el reclamo principal?
Tenemos que garantizar que la Argentina esté libre de transgénicos como en Europa. Ya estamos planteando derogar la ley 10.699 de agroquímicos en la provincia de Buenos Aires. No tenemos que discutir más metros. La gente se está enfermando igual a 1000, 3000 o 50 metros. La única diferencia es que los que están más expuestos, se enferman antes. El martes 22 viajé a La Plata para entregarle a la gobernadora, María Eugenia Vidal, el documental y una carta pidiendo la derogación. Tenemos que hablar de derecho a la alimentación y para eso estar libres de transgénicos. No sabemos qué va a suceder con la inestabilidad de esa semilla que va mutando. Cuando consumimos productos también tenemos mutaciones en el ADN”.
¿Qué expectativa concreta tiene con la carta?
Me parece que más que entregarle la carta a la gobernadora, es entregarla a una madre. Quiero ver si puede sensibilizarse, que piense si la ganancia que la provincia puede obtener en impuestos para renta de soja, maíz y demás transgénicos, es equivalente al gasto público de hospitales y salas oncológicas. Si como mujer puede seguir sosteniendo eso, no tenemos nada más que hablar”.
¿Cómo es la lucha contra los transgénicos y las fumigaciones con agroquímicos?
Pelear contra una multinacional es distinto a pelear para colectivos socio ambientales. El primer caso, es seductor porque peleas contra nadie y no te expones. En las luchas territoriales donde te enfrentas al vecino que es el que fumiga. Es más fácil levantar un cartelito de “Fuera Monsanto”, “Fuera Syngenta” o “Fuera Bayer”. Hay división en el ambientalismo. Se convirtió en uno de los espacios donde más rápido se convierten en vedettes. Creen que son ambientalistas por levantar carteles y estar en una movilización. Muchas veces me frustro, otras tomo fuerzas y sigo. Estamos peleando contra monstruos que manejan el poder económico y político”.
La militancia ecológica desde lo personal
En enero del 2013 usted fue fumigado mientras registraba el incumplimiento de un recurso de amparo en su pueblo natal, Alberti. ¿Cuál es la situación actual de la causa judicial que inició?
“En 2014 salió un fallo de la fiscalía de Mercedes que decía que era un problema administrativo y que debía ser resuelto por una ordenanza en Alberti. Así, se favoreció al fumigador. Nos hemos entrampado por pelear por ordenanzas y por metros cuando en realidad tenemos que estar peleando contra el modelo agroindustrial y de transgénicos”.
¿Qué postura adoptan quienes gobiernan Alberti?
Es lo mismo que haya un intendente del Frente para la Victoria o de la Unión Cívica Radical. Todos responden al mismo patrón del poder económico Tanto la ex intendenta, Marta Médici, como el actual, no tienen intención de tratar esta problemática en serio. Ellos todavía están discutiendo los metros permitidos para fumigar”.
Usted está en constante movimiento con los viajes…
“Si, esa es la locura de estar en movimiento. Pero tengo que volver a Alberti porque tengo la huerta, quiero cuidar un poco los animales y estar un poco en mi casa. Hace mucho que no estoy”.
Sus visiones
En 2013 consideró que en 10 o 15 años iba a estar todo un poco más encaminado pero que había urgencia, ¿sigue pensándolo?
“No tenemos otro plazo. Ya tenemos mutantes en nuestras familias. Hay niñitos que están naciendo con malformaciones. No se ven porque no te lo van a mostrar. Los pueblos se están muriendo por los agrotóxicos. La soja llegó en 1996 pero estaba desde antes con ensayos. Pasaron 30 años y ahora tenemos los efectos”.
¿Qué opina del actual gobierno en relación a esta temática?
No hay cambio entre el anterior gobierno y este. Van de la mano. Lino Barañao sigue siendo el mismo monigote en Ciencia y Tecnología. Y él va a seguir impulsando eventos transgénicos a través de Inta y Senasa, que son cómplices necesarios. Se va a profundizar la mega minería, las represas en el litoral, el fracking en la Patagonia y la sojización. No va a cambiar en nada, al contrario. Se sigue vendiendo todo, entregando con leyes como en la década del 90 o peor, con mucha gente enferma, poca atención y con médicos muy hipócritas”.
¿Por qué?
La mayoría de los médicos no juran por Hipócrates, juran por hipócritas. Ellos ven en las personas clientes. Son muy serviles al modelo donde los laboratorios mandan. Muchos son dueños de campos entonces no se van a meter. El ministerio de Salud nunca se puso a la cabeza de hacer estadísticas. Mucha gente muere de cáncer y ya es algo natural”.
¿Qué opina de la Justicia?
“En 2003, la jueza Silvia Amanda Sevilla realizó el primer fallo contra las fumigaciones y la destituyeron. Sucedió en Loma Senes, Formosa. Hay una complicidad del Poder Judicial muy grande.No hay juez que no tenga campo con soja. Si se pone a hablar como productor, va a decir que el glifosato es inocuo, que es banda verde cuando en realidad es amarilla. Te mata a 50, a 100 o a 1000 metros. Si es a 50 es más rápido, a 1000 un poco menos pero el residuo tóxico queda en la sangre. Los casos de malformaciones del norte se están expandiendo”.

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