La Región INVESTIGACIÓN
Peligro: hay cientos de pozos petroleros descuidados
Son 3.000 los que están inactivos en Neuquén y Río Negro y muchos de ellos
deberían ser sellados por la amenaza para la seguridad y el medio ambiente.
Varios están en zonas pobladas y no pocos permanecen ocultos. Las excusas para
no clausurarlos como exigen las normas. Te mostramos perforaciones en
condiciones deplorables.
Más Información
- López y Esquivel, funcionarios neuquinos: "Hay reticencia a clausurar pozos"
- Pozos petroleros abandonados: resistencia a cumplir la ley
- El "abandono" de un pozo
- Pozos petroleros abandonados: hipocresía e irresponsabilidad
- La mitad de los sitios naturales declarados por la UNESCO están amenazados
- Provincia rescindió contrato a petrolera y la multó por más de $136.000.000
miércoles 6 Abr 2016 | 13:33
La explosión estremeció a todos. Era un sábado de abril de 2001. Dentro
del salón de usos múltiples de la Escuela 731 se hacía un curso de capacitación
docente. Metros más allá, en el patio, chicos de 4º y 5º se divertían con un
torneo de fútbol. Las escenas fueron desgarradoras: hubo 17 quemados y
golpeados. Tiempo después, se supo que debajo de la cocina de la escuela había
un viejo pozo gasífero que nunca había sido sellado.
*****
Apenas un año después, en mayo de 2002, el olor a gas se había vuelto
insoportable en las aulas y galerías de la Escuela 169. Esa vez reaccionaron
antes del estallido. Los 400 alumnos de tres ciclos de la EGB y los chiquitos
del jardín, que también funcionaba allí, fueron llevados a otro edificio.
Supieron luego que el establecimiento estaba construido encima de dos pozos que
habían dejado de producir petróleo 20 años antes.
*****
¿Está exenta nuestra región de reproducir los dramáticos hechos que
conmovieron a Comodoro Rivadavia, a partir de los cuales se reveló la existencia
de pozos sin sellar también debajo de una estación de servicios, del edificio de
la Universidad Nacional de la Patagonia, del estadio municipal, de la alcaidía
policial… de plazas y casas?
No. No está exenta.
De alto peligro y cerca de viviendas.
En nuestra zona hay casi 3.000 pozos inactivos que representan un riesgo
potencial para el medio ambiente. Y también para la seguridad de algunos
pobladores. Son 2.270 en Neuquén (1.392 fuera del ejido urbano y 878 dentro
de zonas pobladas). En Río Negro son 669. Las cifras las obtuvo "Río Negro" tras
requerírselas a los gobiernos respectivos.
Se trata de perforaciones convencionales desatendidas o desmanteladas, sea
porque dejaron de producir o porque no se les halló rendimiento. Algunas duermen
el sueño de los justos desde hace décadas. Muchas están bajo tierra sin que
se sepa exactamente dónde. Otras exhiben válvulas oxidadas y corroídas.
Están las que directamente no las tienen. ¿Y los caños interiores? Quién sabe en
qué estado están.
Cada pozo inactivo es una bomba de tiempo. Si no está responsablemente
sellado, se convierte en una amenaza para el aire, el suelo y el agua, y para la
vida misma del ser humano:
• Puede liberar niveles altos de metano que contaminan el medio ambiente.
• En un caso extremo, y en un radio urbano, esas emanaciones de gases pueden
provocar una catástrofe como la que embrionariamente se experimentó en
Chubut.
• Los residuos hidrocarburíferos pueden filtrarse por las fisuras (mala
integridad) de un caño agotado y así contaminar nuestros acuíferos.
Casas peligrosamente cerca de un pozo descuidado en Allen. El río está sólo a
1.000 m.
• La corrosión también puede provocar surgencias de gas, de hidrocarburos
livianos o aguas salobres en superficie, que deterioran el suelo y pueden entrar
en contacto con el hombre común o llegar a cauces de agua cercanos.
• El desgaste y roturas de válvulas quitan garantías frente a la presión del
gas.
Cuando se adquirió conciencia de todos estos peligros, el Estado Nacional y
la Provincia del Neuquén decidieron imponer normas. Éstas obligan a las empresas
productoras de hidrocarburos a "abandonar" pozos, es decir, sellarlos con buen
cemento y tapón, bajo rigurosas condiciones técnicas. También les exige que
informen los 31 de enero de cada año cuántos son los pozos que van a abandonar y
cuánto tiempo piensan mantener inactivas perforaciones que imaginan con chances
de ser revividas.
¿Informan? Sí, con alguna laxitud. ¿"Abandonan"? Hay bastante
reticencia.
La cuestión no es sólo sellar pozos inactivos. Hay que hacerlo como es
debido. Y dejarlos sellados bajo inapelables garantías de seguridad (ver aparte)
tiene un costo importante que no todas las empresas están dispuestas a asumir:
entre 80.000 y 500.000 dólares por unidad, dependiendo de la complejidad
de la operación y de los inconvenientes que encuentren en las profundidades.
Incluso puede llegar a un millón de dólares si hablamos de un pozo descontrolado
por un derrame de gas, por ejemplo.
Sea como fuere, no sólo la ley sino el sentido común indica que es preferible
hacer el procedimiento de abandono lo antes posible para evitar situaciones
extremas que, de milagro, aún no hemos vivido.
Un pozo delimitado pero sin clausurar entre los frutales de
Allen.
El verdadero peligro
Hay que prestar mucha atención a la cifra de los pozos inactivos, sobre todo
aquellos que están dentro del ejido urbano, porque éstos representan el
verdadero peligro.
Los 3.000 que mencionábamos son sólo los declarados. Hay que tener en cuenta
que existen, además, pozos desactivados hace muchos años cuya calidad interior
es desconocida. Es más, ni siquiera se sabe dónde están, pues la tierra o la
maleza los invisibilizaron (en Estados Unidos los llaman "pozos huérfanos").
Tengamos en cuenta que la actividad petrolera en la región supera el siglo, de
modo que a lo largo de tantas décadas de indulto en las responsabilidades, hubo
siembra a granel de perforaciones, en especial en el Octógono Fiscal de Plaza
Huincul. No hace mucho se detectaron pozos de la década del 30 que
permanecían mal sellados en el paraje rionegrino de Ñirihuau Arriba.
De modo que pozos que datan a partir de 1925 suelen tener tapones
insuficientes, si los tienen.
Puede ocurrir que algunos de esos pozos invisibles están dentro de un
yacimiento que una operadora adquirió sin conocer siquiera que existían. O la
empresa pudo recibir de legado excavaciones demasiado antiguas cuya
documentación se extravió. Es un pasivo ambiental sobre el cual tal operadora,
de todos modos, no puede hacerse la distraída.
Boca de pozo corroída y con vestigios de derrame, en Allen hacia el
sur.
"Río Negro" realizó junto a un experto de la industria petrolera una
recorrida por lugares de la región donde se documentó la existencia de pozos a
merced de la providencia. Son perforaciones inactivas sin el obligado
procedimiento de abandono. Las que más preocupan son aquellas que están cercanas
a barrios poblados y ríos.
El paisaje es temerario: caños "pelados" (sin tapón ni un mínimo perímetro
de seguridad), cuplas corroídas, válvulas oxidadas, y pozos obstruidos por
piedras, basura y tierra que han acumulado presión y cuyo gas es necesario
liberar.
Ahora bien, eso es lo que se ve arriba, en la superficie. ¿Y en las
profundidades?
Bajo tierra, puede haber sorpresas más comprometidas. Hablamos
concretamente de una seria amenaza para los acuíferos.
Cuánto se perforó en la región.
La llamarada en la canilla
En "Gasland", un documental estadounidense producido por Josh Fox, hay una
imagen fuerte: una mujer de Colorado enciende un fósforo cuando salía el agua de
la canilla de su casa y el gas natural disuelto genera una llamarada. El
Departamento de Recursos Naturales de ese Estado llegó a la conclusión de que el
gas natural en su suministro de agua derivaba de recursos naturales: el pozo de
agua penetró varias capas de carbón, que liberó el metano.
La película apunta a cuestionar seriamente el proceso de fracking. Pero
parece más probable que los riesgos de filtración se den con pozos
convencionales antiguos o mal sellados que con las perforaciones para extracción
de hidrocarburo no convencional, sometidas hoy a controles más exhaustivos.
No debería tomarse en solfa la posibilidad de que en la región ocurra una
situación similar a la del documental.
No sólo hay pozos antiguos, algunos detectados otros no, algunos
"abandonados" otros sin sellar, y no pocos mal cementados, que seguramente
tienen problemas de "integridad", es decir con el caño corroído en uno o más
niveles de profundidad.
También están los pozos inyectores y los sumideros que podrían presentar
riesgos.
Peor ubicado no podía estar este pozo sin sellar sobre un camino transitado,
en inmediaciones del basural de Cutral Co. La tierra prácticamente lo
oculta.
¿Qué son estos pozos? Los inyectores son aquellos en los que se
introduce agua –con alta salinidad mezclada con agua más dulce– para buscar
recuperar presión en el reservorio y barrer el porcentaje de petróleo a extraer
que queda en el yacimiento (una recuperación secundaria). Los sumideros
son como basureros subterráneos, donde va todo el desecho de producción: agua
más contaminada, rezagos del yacimiento o fluidos de descarte no tratados,
potencialmente más peligrosos por su alta composición de metales pesados porque
son más contaminantes y, por ende, corrosivos.
Es decir, hablamos de lo mismo: la corrosión (mucho más acelerada que
en el proceso de producción) y la probable filtración de fluidos a las
partes medias del pozo donde se sitúa el acuífero patagónico. Y ese acuífero
–que está de 50 a 600 metros de profundidad– tiene niveles de salinidad muy
variable que van desde el agua apta para el consumo humano hasta la llamada agua
"utilizable" y que tiene hasta 3.000 partes por millón de sal, y sin
contaminantes naturales o inducidos (utilizada para el consumo de animales o
para el riego de cierta variedad de plantas).
Las sorpresas de
las profundidades
Describamos entonces ese interior tan misterioso.
El ingreso vertical a las profundidades es entubado hasta el objetivo final
con un caño guía (que se exige cada vez más largo para que supere el nivel de
los acuíferos) y uno o más caños interiores.
Este sistema de conducto es llamado "casing" en la industria petrolera. Tales
caños son cementados para que se adhieran a las paredes de los pozos.
Con el tiempo, los ácidos inyectados, los gases corrosivos presentes o
generados, las bacterias o el agua con alto contenido de sal carcomen el caño
"metálico", proceso que se ve favorecido por las altas temperatura del fondo y
la eventual presencia de oxígeno.
El caño carcomido favorece la liberación de hidrocarburo o gas. En este
último caso puede ocurrir que el metano migre libremente a pozos de hogares
cercanos y, así, al agua que se consume.
Y no necesariamente la contaminación subterránea es generada dentro del radio
de acción de la operadora que la padece. La filtración puede provenir de cotas
más elevadas (por caso, más cercanas a la precordillera). Por eso deben hacerse
testeos para descartarla, lo que se dice aguas arriba.
En definitiva, la inmensa cantidad de pozos perforados y ductos que existen
en la región atraviesan todas las capas acuíferas, en un declive descendente
oeste-este, de modo que es necesario poner la lupa en la "integridad" de cada
caño y la calidad del cemento que lo circunda para estar completamente seguros
de que no habrá contaminación subterránea.
La cuestión del cementado es tan importante como el caño mismo. Si no existe
cemento recubriendo el caño (como un tornillo sin su tarugo) o el cemento se
fisura por la alta presión de las operaciones, el gas encuentra forma de
filtrarse y el daño está hecho.
La cantidad de pozos inactivos en Neuquén y Río Negro, por un lado, y la
decreciente voluntad por parte de las empresas de "abandonarlos" como marca la
ley por razones presupuestarias (ver el gráfico de la página siguiente),
enciende serias señales de alarma.
Es que no olvidemos que existen decenas de pozos en la zona de Catriel y
Cutral Co-Plaza Huincul, o Fernández Oro, así como en nuevos barrios de zonas de
chacras de Plottier –por señalar áreas pobladas– que usan el agua de la capa
acuífera desde hace años para consumo.
De modo que es imperioso proteger la zona intermedia del pozo. Una
contaminación de la capa acuífera es prácticamente irreversible.
Para saber más
López y Esquivel, funcionarios neuquinos: "Hay reticencia a clausurar pozos"
¿Controla el gobierno neuquino el abandono de pozos inactivos? ¿Cómo lo hacen? ¿Sancionan? Responden dos funcionarios.Pozos petroleros abandonados: resistencia a cumplir la ley
La conciencia de que un pozo inactivo es una bomba de tiempo para el medio ambiente y los habitantes (¡y aquí estamos hablando de 3.El "abandono" de un pozo
Un pozo sellado en superficie no es suficiente garantía de seguridad ambiental.Pozos petroleros abandonados: hipocresía e irresponsabilidad
Todo este debate relativo a "si permitir o no" a las operadoras darse tiempos, para definir qué hacer con pozos inactivos (si reentrar o no pozos viejos para objetivos convencionales) se dio con intensidad en el gobierno neuquino.La mitad de los sitios naturales declarados por la UNESCO están amenazados
A pesar de que la UNESCO declaró varios lugares como parte del Patrimonio mundial a pedido de los Estados, no tiene el poder para obligar a sus gobiernos a protegerlos.Provincia rescindió contrato a petrolera y la multó por más de $136.000.000
La decisión fue adoptada por la Secretaría de Estado de Energía de Río Negro debido a la falta de inversiones por parte de la firma Patagonia Petróleo en el área exploratoria Laguna El Loro, a medio camino entre General Roca y Casa de Piedra, según se informó a través del portal provincial.
Son 3.000 los
que están inactivos en Neuquén y Río Negro y muchos de ellos deberían ser
sellados por la amenaza para la seguridad y el medio ambiente. Varios están en
zonas pobladas y no pocos permanecen ocultos. Las excusas para no clausurarlos
como exigen las normas. Te mostramos perforaciones en condiciones deplorables.
¿Controla el
gobierno neuquino el abandono de pozos inactivos? ¿Cómo lo hacen? ¿Sancionan?
Responden dos funcionarios.
Un pozo sellado
en superficie no es suficiente garantía de seguridad ambiental.
El 97% rechaza el aumento,
además el gremio demanda que se adelante la última
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