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viernes, 30 de diciembre de 2016

Unos 23.000 olavarrienses viven en zonas fumigadas con agroquímicos. Silvana Melo www.elpopular.com.ar

24.12 | Columnistas 

Unos 23.000 olavarrienses viven en zonas fumigadas con agroquímicos


Al concejal Marcelo Latorre le preocupa la contaminación del arroyo Tapalqué y los cursos de agua. Dice que hay cánceres y malformaciones en Olavarría "que se siguen ocultando". Por Silvana Melo
Silvana Melo


De a poco el debate va abriéndose un camino. Mientras el prestigioso antropólogo Marcelo Sarlingo habló la semana pasada de agrotóxicos que jamás "nos sacaremos de nuestros cuerpos" y de los hornos de las cementeras como "gigantescos incineradores de residuos industriales peligrosos", el concejal (Frente Renovador - UNA) Marcelo Latorre recoge el guante y coloca sobre un tapete incómodo la discusión sobre los venenos del modelo extractivista. Porque una de las saetas que Sarlingo depositó sobre las conciencias dirigenciales fue que "nadie se anima" a este debate. Y Latorre avanza sobre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Sociedad Rural, entre otros. Socios esperables en la lógica de la rentabilidad irrestricta. Preocupado por las consecuencias de esa lógica en la salud de la gente, va detrás de controles en el agua del Tapalqué, restricciones a las fumigaciones, la creación de una patrulla ambiental y la producción urgente de datos acerca de los litros de glifosato que se utilizan anualmente en el Partido de Olavarría. 



En ese sentido, una resolución del Frente Renovador pide al Departamento Ejecutivo que informe "sobre análisis de agua realizados por Bromatología o resultados obtenidos de investigaciones llevadas a cabo por el INTA, Ministerio de Salud", etcétera, acerca del "uso y aplicación de plaguicidas", y del estado del agua "en los canales o zanjones que llevan agua a los arroyos, laguna Blanca Grande, arroyo Tapalqué, arroyo San Jacinto y arroyo Nievas en los que se observen consecuencias ecológicas importantes, que puedan afectar a la biodiversidad en general". Y se pide también que se promueva una utilización "racional" de los agroquímicos.



El concejal lamenta que "este año se aprobó por unanimidad la creación de una Patrulla Ambiental, el intendente no la vetó y, sin embargo, todavía no están los mecanismos ni el móvil para que actúe de oficio".



Marcelo Latorre reclama datos sobre "el glifosato que se emplea en el partido de Olavarría, ni sus efectos en la flora y fauna en la laguna Blanca Grande, arroyo Tapalqué, arroyo San Jacinto, arroyo Nievas y otros cursos de agua". Y recuerda que en 2011 "José Eseverri vetó la ordenanza 3481/11 porque, dijo, el Concejo no tenía capacidad suficiente para hacer este tipo de planteos. Sólo se pretendía establecer un control quincenal a las aguas del Tapalqué, para ver si es apta para usos de recreación". Sin embargo, "a Eseverri no le convenía el balneario municipal. Decían que había gente que iba a tomar a la noche, no tenían ganas de gastar en policía y terminaron poniendo como excusa la contaminación". Pero "hay un montón de chicos que no tienen 2.000 pesos para una colonia y no pueden acceder al agua en verano".



Mientras tanto, "las empresas de agroquímicos no hablan de la salud. Y no se le hacen análisis a la gente expuesta, porque el problema surge cuando se hacen los análisis. Especialmente cuando hablamos de leche materna: ahí saltan los agroquímicos. En Tandil ya hay malformaciones. Y nosotros no tenemos datos de la ciudad". Los gobiernos suelen manipular los datos o promover su inexistencia como protección a los grupos económicos que presionan. En este caso la lógica es muy clara.



Marcelo Latorre es concejal, profesor de Geografía, agrónomo, máster en Relaciones Internacionales, profesor de Ecología en el Instituto de Formación Docente y docente de Geopolítica en el profesorado de Geografía. Y se plantó en los 45 días de huelga ferroviaria de 1991, contra la privatización del ferrocarril. Desde ese lugar de compromiso asegura que "la utilización de agroquímicos está afectando no sólo las aguas sino el suelo; se están instalando muchas quintas, como en Mar del Plata y La Plata. Son muchas hectáreas con huertas. Y no sabemos qué estamos consumiendo con los alimentos". El concejal asegura que "este negocio mueve más de 3.000 millones de dólares al año en la Argentina. Mientras 12 millones de personas están sometidas a fumigaciones que pagan con su salud y muchas veces con la vida".



Latorre coincide con Marcelo Sarlingo en el "desinterés dirigencial por el tema". Y apunta directamente "al INTA que dice tener una posición intermedia y a la Sociedad Rural que nunca se va a meter porque está totalmente en contra de nuestro planteo".



"Son enormes las cantidades de herbicidas, más de 300 las que se venden en Olavarría". Pero las consecuencias sobre los seres humanos "se minimizan y se relativizan, además de desacreditarnos". Los agrotóxicos son "un gran comercio, un gran negocio, es muchísimo el dinero que se mueve y con el dinero tapan todo". Recordó que "fuimos en octubre a un congreso en Mar del Plata sobre Atención Primaria. Y estuvimos con un médico ambientalista de Vicente López. Empezamos a hablar de Olavarría, si tenían algún dato. Y me dijeron que los datos que tenían eran de INTA de Castelar. Porque el INTA de Olavarría no se ha movido". Es que "los INTAS de las ciudades no quieren saber nada con estos temas".



El impacto en la ganadería de la irrupción del monocultivo en pos de una rentabilidad ciega a las consecuencias, es claro: "Al utilizar mayor extensión para soja, se reducen las pasturas naturales y también el sembrado de alfalfa y avena que históricamente estaba destinado a las vacas". En ese contexto, la aparición de los feedlots con la imposición de una producción industrializada con la mecánica de las crías avícolas, ha sido una marca de los últimos quince años. "Cerca de Saladillo hay un feedlot impresionante. Estás a varios kilómetros y sentís el olor", dice Latorre.



"Se está aplicando una cantidad de glifosato y pesticidas en Olavarría que hasta hace pocos años no existía", porque "antes nosotros teníamos cría y recría; el cinturón que para la producción agrícola era la zona de Colonia Hinojo, Colonia San Miguel, Loma Negra y Sierras Bayas". Ahora "se está cultivando soja en todos lados, en suelos que antes eran de cría. Hace diez años éramos el primer o segundo partido en cría de vacunos. Hoy no tenemos datos y Olavarría se ha transformado en una zona agrícola con manchas para criar vacas".



Cuando el concejal enumera los sectores poblacionales afectados por la fumigación, agrega que "es cada vez más grande la población a la que llega y los casos de cáncer, malformaciones y otros problemas de salud que hay en Olavarría y se están ocultando". La suma de los números aproxima a 23.000 las personas fumigadas y/o fumigables en Sierras Bayas, Loma Negra, Hinojo, Sierra Chica, Colonia Hinojo, Espigas y Recalde.



Latorre volvió sobre los cursos de agua y recordó que en Azul "desde hace muchos años se realizan análisis a través del laboratorio Noceda y se publican en los medios. Los azuleños saben que pueden usar el balneario sin problemas. ¿Por qué no lo podemos hacer nosotros si incluso los agrónomos azuleños se ofrecieron a analizar el agua del arroyo Tapalqué sin cobrar nada?".



Mientras tanto, el proyecto de ley de agroquímicos para la provincia ideada por el senador Alfonso Coll Areco (que es de San Miguel pero entró junto con Héctor Vitale y Carolina Szelagowski por la Séptima Sección...) pasó por el Senado, pero es muy difícil que logre atravesar la Cámara de Diputados. Llamada por los especialistas "ley pro cáncer", permite que se fumigue con glifosato a diez metros de una escuela. Y tan discutible es el proyecto que el propio ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia, Leonardo Sarquís, no acuerda. Y fue gerente de Monsanto. 



Marcelo Latorre sintetiza que "en América Latina el uso de plaguicidas ha causado la intoxicación de millones de personas y ha cobrado miles de víctimas, muchos de ellos niños. Sin embargo, nadie ha asumido la responsabilidad por estos crímenes que permanecen impunes".



Y es una larguísima lista la de los chicos nacidos con malformaciones, piel de cristal y afecciones pulmonares, que adquieren leucemia o cáncer y que mueren sin que nadie se anime a diagnosticar que su cuerpo estaba plagado de agroquímicos.

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