27-03-2013 |
Organizaciones apelan al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y al Secretario General del Convenio de Biodiversidad
Duras críticas al gobierno sudafricano por la aprobación de la soja transgénica “agente naranja”
Biodiversidad en América Latina y el Caribe
"Agrupaciones de la sociedad civil de Sudáfrica, de América Latina –especialmente Brasil y Argentina– y de Estados Unidos están profundamente preocupadas por la reciente decisión de las autoridades sudafricanas de otorgar la autorización para la importación al país de la variedad de soja transgénica de Dow (DAS-44406-6)".
Agrupaciones de la sociedad civil de Sudáfrica, de América Latina – especialmente Brasil y Argentina – y de Estados Unidos están profundamente preocupadas por la reciente decisión de las autoridades sudafricanas de otorgar la autorización para la importación al país de la variedad de soja transgénica de Dow (DAS-44406-6). Esta variedad ha sido modificada genéticamente para resistir aplicaciones de los agrotóxicoss 2,4-D, glufosinato y glifosato. Se piensa que esta autorización dará mayor respaldo a las solicitudes de autorización para el cultivo de esta variedad realizadas por Dow, especialmente en Brasil, Argentina y Estados Unidos.“Condenamos la decisión de las autoridades sudafricanas. Una vez más, los intereses económicos pasan por encima del deber del gobierno de proteger la salud de nuestros ciudadanos y del medioambiente. La decisión de aprobar la variedad de soja genéticamente modificada es aún más indignante a la luz de la actual moción del Partido Demócrata Cristiano de África, de anular una decisión previa de permitir las importaciones a Sudáfrica, de maíz transgénico tolerante al 2,4-D producido por Dow.”, declaró Mariam Mayet del Centro Africano para la Bioseguridad. Este maíz genéticamente modificado ha sido llamado maíz “agente naranja” por los medios de comunicación en alusión al uso del 2,4-D como un ingrediente en el tristemente célebre Agente Naranja, usado en la guerra de Vietnam con efectos devastadores.
Según las agrupaciones, esta autorización sienta un precedente peligroso y hace que las aseveraciones de la industria biotecnológica acerca de que los cultivos transgénicos permiten un menor uso de pesticidas sean una burla. Actualmente, la soja transgénica resistente a herbicidas representa cerca del 50% de la superficie mundial ocupada con cultivos transgénicos. Según explica Carlos Vicente, de la organización internacional GRAIN, “La introducción de soja transgénica resistente a herbicidas en los Estados Unidos, Argentina y Brasil ha desembocado en un aumento masivo del uso de pesticidas, predominantemente, glifosato.” En Estados Unidos el cultivo de soja resistente a herbicidas trajo como consecuencia un aumento en el uso de glifosato de 167 millones de kilos, entre 1996 y 2011 (1). Entre 1996 y 2011 la cantidad de glifosato usado en Argentina creció 11 veces, alcanzando 237 millones de litros. El volumen de las ventas de pesticidas en Brasil aumentó 360% entre los años 2000 y 2009 (2).
Se espera un aumento igualmente dramático del uso de pesticidas en toda América, pero con un impacto sobre la salud de las comunidades rurales aún más severo. Análisis independientes hechos en Estados Unidos han proyectado que la proliferación del cultivo de maíz tolerante al 2,4-D – si se autoriza - podría provocar un aumento del uso de 2,4-D en maíz hasta de 25 veces en ese país, desde los 2 millones de kilos actuales hasta más de 45 millones de kilos anuales en el año 2019 (3).
“Cualquier aumento en el uso de 2,4-D asociado al maíz resitente al 2,4-D de la Dow golpeará especialmente fuerte a las comunidades rurales, ya que numerosos estudios médicos han
relacionado al 2,4-D y herbicidas similares con una mayor tasa de cáncer y enfermedad de Parkinson, así como con un menor conteo de espermatozoides entre los agricultores y con anomalías congénitas en los niños”, señala la Dra. Marcia Ishii-Eiteman, científica de la Pesticide Action Network North America. Y añade, “Los trabajadores agrícolas y otros habitantes rurales también estarán en riesgo. Se ha demostrado que el 2,4-D causa daños hepáticos y neurológicos, así como trastornos hormonales siendo clasificado por la Organización Mundial de la Salud como posible cancerígeno”.
El 2,4-D está totalmente prohibido en Noruega, Suecia y Dinamarca. En Canadá, varias provincias han restringido su uso. Se ha observado que el glufosinato afecta negativamente los sistemas cardiovascular, nervioso y reproductivo en roedores y mamíferos.
Carlos Vicente, de GRAIN en Argentina, añade que “los graves riesgos que el glifosato representa para la salud humana y animal y para el medio ambiente, están bien documentados. Debido a la introducción de la soja tolerante al glifosato, en Argentina se está desarrollando una tragedia humana. Los campesinos se han visto obligados a abandonar sus tierras y emigrar a suburbios urbanos marginales y, aquellos que se quedan, han experimentado aumentos dramáticos de cánceres, abortos espontáneos y defectos de nacimiento.”
“La industria biotecnológica prometió una reducción en el uso de pesticidas, pero sus productos sólo han provocado una mayor dependencia de los pesticidas más antiguos y más tóxicos con el fin de controlar las “supermalezas” que surgieron por el uso de semillas transgénicas RoundUp Ready, en primer lugar.”, señaló Gabriel Fernandes de la organización brasileña, AS-PTA. “la verdad es que las semillas resistentes a herbicidas son el motor de crecimiento de las ventas de la industria de pesticidas y su estrategia de marketing. Estas semillas son parte de un paquete tecnológico expresamente diseñado para facilitar una mayor utilización de herbicidas patentados y una mayor dependencia frente a ellos.
Los críticos añaden que el 2,4-D es un herbicida volátil, propenso a propagarse más allá del campo en que se aplica dañando a cultivos vecinos y a las plantas silvestres, con consecuencias potencialmente devastadoras para la biodiversidad. La Agencia Norteamericana de Protección Medioambiental (EPA) y el Servicio Nacional de Pesca Marítima encontraron que es probable que el 2,4-D ya esté causando impactos negativos sobre varias especies en peligro de extinción en ese país, incluyendo la rana patas rojas de California, la serpiente látigo de Alameda y el salmón del Pacífico, debido al impacto causado sobre sus hábitats y sus presas (4).
Tal es la urgencia de la situación que agrupaciones de la sociedad civil de tres regiones se han sentido obligadas a acercarse al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a la Secretaría del Convenio de Biodiversidad de las Naciones Unidas para pedir su intervención urgente.
Cartas enviadas:
Carta al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos www.acbio.org.za
Carta al Secretario General del Convenio de Biodiversidad www.acbio.org.za
Notas
1- Benbrook (2012). Impacts of genetically engineered crops on pesticide use in the U.S. – the first 16 years. Environmental Sciences Europe 2012, 24:24 ver aquí.
2- Cartas a los editores [1]Vargas, G.C., Galeano, P., Agapito, S.Z., Aranda, D., Palau, T., Nodari, R.O (2012). Soybean Production in the Southern Cone of the Americas: Update on Land and Pesticide Use. GENOK ver aquí.
3- Benbrook, 2012.
4- EPA (2009). “Risks of 2,4-D Use to the Federally Threatened California Red-legged Frog (Rana aurora draytonii) and Alameda Whipsnake (Masticophis lateralis euryxanthus),” Environmental Protection Agency, Feb. 2009; NMFS (2011). “Biological Opinion: Endangered Species Act Section 7 Consultation with EPA on Registration of 2,4-D, Triclopyr BEE, Diuron, Linuron, Captan and Chlorothalonil,” National Marine Fisheries Services, June 30, 2011.
Fuente: http://www.biodiversidadla. org/Principal/Secciones/ Noticias/Duras_criticas_al_ gobierno_sudafricano_por_la_ aprobacion_de_la_soja_ transgenica_agente_naranja
Agrupaciones de la sociedad civil de Sudáfrica, de América Latina – especialmente Brasil y Argentina – y de Estados Unidos están profundamente preocupadas por la reciente decisión de las autoridades sudafricanas de otorgar la autorización para la importación al país de la variedad de soja transgénica de Dow (DAS-44406-6). Esta variedad ha sido modificada genéticamente para resistir aplicaciones de los agrotóxicoss 2,4-D, glufosinato y glifosato. Se piensa que esta autorización dará mayor respaldo a las solicitudes de autorización para el cultivo de esta variedad realizadas por Dow, especialmente en Brasil, Argentina y Estados Unidos.“Condenamos la decisión de las autoridades sudafricanas. Una vez más, los intereses económicos pasan por encima del deber del gobierno de proteger la salud de nuestros ciudadanos y del medioambiente. La decisión de aprobar la variedad de soja genéticamente modificada es aún más indignante a la luz de la actual moción del Partido Demócrata Cristiano de África, de anular una decisión previa de permitir las importaciones a Sudáfrica, de maíz transgénico tolerante al 2,4-D producido por Dow.”, declaró Mariam Mayet del Centro Africano para la Bioseguridad. Este maíz genéticamente modificado ha sido llamado maíz “agente naranja” por los medios de comunicación en alusión al uso del 2,4-D como un ingrediente en el tristemente célebre Agente Naranja, usado en la guerra de Vietnam con efectos devastadores.
Según las agrupaciones, esta autorización sienta un precedente peligroso y hace que las aseveraciones de la industria biotecnológica acerca de que los cultivos transgénicos permiten un menor uso de pesticidas sean una burla. Actualmente, la soja transgénica resistente a herbicidas representa cerca del 50% de la superficie mundial ocupada con cultivos transgénicos. Según explica Carlos Vicente, de la organización internacional GRAIN, “La introducción de soja transgénica resistente a herbicidas en los Estados Unidos, Argentina y Brasil ha desembocado en un aumento masivo del uso de pesticidas, predominantemente, glifosato.” En Estados Unidos el cultivo de soja resistente a herbicidas trajo como consecuencia un aumento en el uso de glifosato de 167 millones de kilos, entre 1996 y 2011 (1). Entre 1996 y 2011 la cantidad de glifosato usado en Argentina creció 11 veces, alcanzando 237 millones de litros. El volumen de las ventas de pesticidas en Brasil aumentó 360% entre los años 2000 y 2009 (2).
Se espera un aumento igualmente dramático del uso de pesticidas en toda América, pero con un impacto sobre la salud de las comunidades rurales aún más severo. Análisis independientes hechos en Estados Unidos han proyectado que la proliferación del cultivo de maíz tolerante al 2,4-D – si se autoriza - podría provocar un aumento del uso de 2,4-D en maíz hasta de 25 veces en ese país, desde los 2 millones de kilos actuales hasta más de 45 millones de kilos anuales en el año 2019 (3).
“Cualquier aumento en el uso de 2,4-D asociado al maíz resitente al 2,4-D de la Dow golpeará especialmente fuerte a las comunidades rurales, ya que numerosos estudios médicos han
relacionado al 2,4-D y herbicidas similares con una mayor tasa de cáncer y enfermedad de Parkinson, así como con un menor conteo de espermatozoides entre los agricultores y con anomalías congénitas en los niños”, señala la Dra. Marcia Ishii-Eiteman, científica de la Pesticide Action Network North America. Y añade, “Los trabajadores agrícolas y otros habitantes rurales también estarán en riesgo. Se ha demostrado que el 2,4-D causa daños hepáticos y neurológicos, así como trastornos hormonales siendo clasificado por la Organización Mundial de la Salud como posible cancerígeno”.
El 2,4-D está totalmente prohibido en Noruega, Suecia y Dinamarca. En Canadá, varias provincias han restringido su uso. Se ha observado que el glufosinato afecta negativamente los sistemas cardiovascular, nervioso y reproductivo en roedores y mamíferos.
Carlos Vicente, de GRAIN en Argentina, añade que “los graves riesgos que el glifosato representa para la salud humana y animal y para el medio ambiente, están bien documentados. Debido a la introducción de la soja tolerante al glifosato, en Argentina se está desarrollando una tragedia humana. Los campesinos se han visto obligados a abandonar sus tierras y emigrar a suburbios urbanos marginales y, aquellos que se quedan, han experimentado aumentos dramáticos de cánceres, abortos espontáneos y defectos de nacimiento.”
“La industria biotecnológica prometió una reducción en el uso de pesticidas, pero sus productos sólo han provocado una mayor dependencia de los pesticidas más antiguos y más tóxicos con el fin de controlar las “supermalezas” que surgieron por el uso de semillas transgénicas RoundUp Ready, en primer lugar.”, señaló Gabriel Fernandes de la organización brasileña, AS-PTA. “la verdad es que las semillas resistentes a herbicidas son el motor de crecimiento de las ventas de la industria de pesticidas y su estrategia de marketing. Estas semillas son parte de un paquete tecnológico expresamente diseñado para facilitar una mayor utilización de herbicidas patentados y una mayor dependencia frente a ellos.
Los críticos añaden que el 2,4-D es un herbicida volátil, propenso a propagarse más allá del campo en que se aplica dañando a cultivos vecinos y a las plantas silvestres, con consecuencias potencialmente devastadoras para la biodiversidad. La Agencia Norteamericana de Protección Medioambiental (EPA) y el Servicio Nacional de Pesca Marítima encontraron que es probable que el 2,4-D ya esté causando impactos negativos sobre varias especies en peligro de extinción en ese país, incluyendo la rana patas rojas de California, la serpiente látigo de Alameda y el salmón del Pacífico, debido al impacto causado sobre sus hábitats y sus presas (4).
Tal es la urgencia de la situación que agrupaciones de la sociedad civil de tres regiones se han sentido obligadas a acercarse al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a la Secretaría del Convenio de Biodiversidad de las Naciones Unidas para pedir su intervención urgente.
Cartas enviadas:
Carta al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos www.acbio.org.za
Carta al Secretario General del Convenio de Biodiversidad www.acbio.org.za
Notas
1- Benbrook (2012). Impacts of genetically engineered crops on pesticide use in the U.S. – the first 16 years. Environmental Sciences Europe 2012, 24:24 ver aquí.
2- Cartas a los editores [1]Vargas, G.C., Galeano, P., Agapito, S.Z., Aranda, D., Palau, T., Nodari, R.O (2012). Soybean Production in the Southern Cone of the Americas: Update on Land and Pesticide Use. GENOK ver aquí.
3- Benbrook, 2012.
4- EPA (2009). “Risks of 2,4-D Use to the Federally Threatened California Red-legged Frog (Rana aurora draytonii) and Alameda Whipsnake (Masticophis lateralis euryxanthus),” Environmental Protection Agency, Feb. 2009; NMFS (2011). “Biological Opinion: Endangered Species Act Section 7 Consultation with EPA on Registration of 2,4-D, Triclopyr BEE, Diuron, Linuron, Captan and Chlorothalonil,” National Marine Fisheries Services, June 30, 2011.
Fuente: http://www.biodiversidadla.
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