Alma de Nogal : Los Chalchaleros

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El maíz transgénico: salud pública (III).MANUEL VALENCIA CASTRO

El maíz transgénico: salud pública (III)

POR: MANUEL VALENCIA CASTRO






A LA CIUDADANÍA
Un largo debate se mantiene hasta la fecha sobre el tema de la inocuidad del maíz transgénico y de los pesticidas que se utilizan en su cultivo. Para ser más preciso, se trata de una discusión que incluye a todos los cultivos genéticamente modificados, aunque algunos, por su importancia económica y amplia distribución, son mayormente estudiados. Es el caso del maíz y de la soya transgénica.







Hasta hace poco tiempo, la incertidumbre, la especulación y la publicidad triunfalista llenaban el panorama, mientras, transcurría o transcurre un experimento en el que todos, de un modo o de otro, servimos como Conejillos de Indias o para que se entienda mejor, como animales de laboratorio. Cómo saber si consumimos o no alimentos genéticamente modificados si no hay etiquetas que no lo indiquen, por eso es que somos unidades experimentales involuntarias.
Las primeras modificaciones genéticas que se le hicieron al maíz tenían dos objetivos: lograr que el maíz produjera sus propios insecticidas y así disminuir la aplicación de éstos, y hacerlo resistente a herbicidas para poder controlar las malezas, de este modo se podría aplicar cualquier cantidad del mata plantas (herbicida) sin afectar al cultivo de maíz. El impacto en el ambiente y en la salud pública de este paquete semilla transgénica-herbicida, es el que se ha estudiado últimamente con mayor detenimiento.
Junto al maíz resistente a herbicidas se desarrolló el glifosato (producto activo del Roundup), un producto químico que aplicado en pequeñas cantidades actúa como una hormona que acelera el crecimiento vegetal, pero que cuando se aplica en grandes cantidades mata a la planta. Este poderoso herbicida es supuestamente inofensivo para la salud humana y para la de los ecosistemas. Marie-Monique Robin en su libro El Mundo según Monsanto, cita dos publicidades de la Multinacional: "El glifosato es menos tóxico para las ratas que la sal de mesa ingerida en gran cantidad." El otro es un anuncio de televisión que trata de un perro llamado Rex: "si, como Rex, usted detesta tener malas hierbas en su jardín, he aquí Roundup, el primer herbicida biodegradable. Destruye las malas hierbas desde el interior hasta sus raíces y no contamina ni la tierra ni el hueso de Rex…"
La misma autora, cita el estudio publicado en 2001 por la Universidad de Saskatchewan, en el que se "demuestra que los seres humanos expuestos al glifosato más de dos días al año" tienen más posibilidad de desarrollar un linfoma no hodgkiniano que los que nunca han sido expuestos. Otros estudios citados en el libro de Marie-Monique Robin, llevados a cabo en Suecia y en los Estados Unidos, confirman lo anterior y sugieren que existe "una relación entre el uso del glifosato y el mieloma múltiple." No obstante, solamente se es contundente cuando se afirma que el Roundup, podría desencadenar la primera etapa que conduce al cáncer.
En pleno debate se encuentran un artículo científico publicado por Gilles-Eric Séralini y sus colaboradores en la revista Food and Chemical Toxicology el año pasado. El equipo de investigadores pertenecen al Departamento de Biología y Bioquímica de la Universidad de Caen, Francia y del Departamento de Ciencias Neurológicas, Neurofisiológicas y Morfológicas de la Universidad de Verona, Italia.
Estos autores alimentaron ratas hembras y machos con maíz resistente a herbicida y a otros grupos de ratas les dieron en el agua de bebida el glifosato en dosis por arriba de los límites autorizados. En estos últimos se encontró que el consumo de agua contaminada puede provocar fallas hepáticas y renales. Esto en opinión de los autores, demuestran con claridad que los niveles más bajos utilizados en las formulaciones agrícolas de glifosato, pueden inducir los problemas mencionados. Las hembras de todos los grupos tratados murieron de 2-3 veces más rápido que los controles. Esta diferencia también fue visible en tres de grupos masculinos alimentados con organismos modificados genéticamente. Las hembras casi siempre desarrollaron tumores mamarios grandes y la glándula pituitaria fue el segundo órgano más afectado. Otros efectos mutagénicos y metabólicos de los granos comestibles genéticamente modificados no pueden ser excluidas. Este estudio representa la primera documentación detallada de los efectos nocivos a largo plazo derivados del consumo de un maíz tolerante al herbicida más utilizado en todo el mundo.
En conjunto, concluyen los autores, las alteraciones bioquímicas importantes y los problemas fisiológicos documentados en este trabajo, confirman los efectos patológicos de ratas de ambos sexos alimentadas con maíz transgénico y glifosato en agua de bebida. Los autores finalizan su publicación proponiendo que los cultivos transgénicos comestibles y los plaguicidas formulados para su cultivo, deben ser evaluados cuidadosamente por estudios a largo plazo para medir sus posibles efectos tóxicos.
Desde luego, todas las publicaciones científicas aquí mencionadas, se encuentran actualmente en un momento de debate. La mayor parte constituye críticas a la forma como fueron llevados los experimentos. El punto es, que el debate aún no ha terminado.

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Muchas gracias lectores : 
Ing.agr.  Patricia Isabel Roccatagliata

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