ALERTAN POR PRESUNTOS RIESGOS PARA LA SALUD
Brandsen, en guardia por una estación de energía
Vecinos y ambientalistas piden relocalizar la planta que se construye a 20 cuadras de la sede municipal UNA DE LAS ASAMBLEAS DE VECINOS QUE SE OPONEN A LA CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA SUBESTACIÓN DE ENERGÍA La creación de usinas y centros distribuidores de energía eléctrica en centros urbanos, de un tiempo a esta parte, es sinónimo de tironeos y debates entre quienes las impulsan y quienes sostienen que su presencia cercana puede provocar trastornos sanitarios a la población. El caso de Brandsen, donde la Provincia acaba de iniciar las obras para una nueva subestación, no es la excepción a esa regla.
Un grupo de vecinos pide la “relocalización” del emprendimiento, por considerar que su ubicación actual, a la altura del kilómetro 2,5 de la ruta 29 -veinte cuadras de la sede municipal- no garantiza que el influjo de los campos electromagnéticos no alcance a decenas de personas. El megaproyecto está localizado en un predio de seis hectáreas, de las que se usará sólo una para el equipamiento y obra civil. Está en manos de la Dirección Provincial de Energía desde que hace un par de años se “bajó” Edelap, que provee el servicio a los habitantes del casco urbano de Brandsen. Concretamente, la iniciativa comenzó a cobrar fuerza hace cinco años, cuando un establecimiento fabril de gran envergadura que se radicó en ese distrito para producir huevo en polvo -insumo requerido por las industrias alimenticia y farmacéutica- se topó con restricciones energéticas tras instalarse y contratar personal. Siempre cuestionada por entidades como la Asociación Vecinos por un Brandsen Ecológico, la obra atravesó su proceso licitatorio y desde hace algunas semanas se observan movimientos de tierras vinculados con la nivelación de los lotes asignados. “En las cuadras aledañas con la futura subestación viven, de acuerdo con nuestros relevamientos, al menos 130 personas de las que el 35 por ciento son niños y el 25 por ciento adultos mayores, las franjas más vulnerables a potenciales daños” precisa Héctor Moretti, secretario de la ONG citada: “sin embargo, jamás se hizo un estudio de impacto ambiental ni social.
Y ningún funcionario se anima a firmar nada garantizando que no habrá riesgos de salud”. “La expropiación de los terrenos que se van a usar data de 1978, cuando el lugar era en efecto puro campo” recuerda Moretti: “pero ya no, y para peor en derredor del predio se permitieron loteos; hay mucha gente que compró para vivir en un ambiente más tranquilo y sano sin saber -porque nunca hubo un cartel que lo señalara- que a metros de allí se iba a construir una subestación eléctrica”. “Creemos que llevar el proyecto al Parque Industrial Brandsen sería lo más adecuado; las líneas de alta tensión pasan a sólo 200 metros y si la finalidad principal es aportar energía a las fábricas y las granjas, es el lugar ideal” consideró el dirigente: “vamos a insistir con nuestra posición, ante legisladores y funcionarios, porque el crecimiento de Brandsen es perfectamente compatible con la calidad de vida de sus habitantes”. Desde el Ministerio de Infraestructura de la Provincia se señala que el predio de la discordia fue adquirido por la antigua DEBA (Dirección de Energía de Buenos Aires), con el objetivo de instalar, en el futuro mediato, una estación transformadora. Actualmente, está cedido en comodato a la firma Transportadora de Buenos Aires (TransBA), que tiene allí una antena de telecomunicaciones.
Precisamente, será TransBA la empresa que se haga cargo de la operación y mantenimiento de la subestación, bajo la fiscalización del Estado. “Hay mucha gente que compró para vivir en un ambiente más tranquilo y sano sin saber -porque nunca hubo un cartel que lo señalara- que a metros de allí se iba a construir una subestación eléctrica”, dice Moretti “Es el sitio autorizado por el ente regulador, el que es viable desde lo técnico y el que se sometió al análisis de comunidad en audiencia pública, el 16 de abril del 2010, resultando aprobado” señalaron fuentes de Infraestructura. En este contexto, las opiniones científicas son mesuradas pero constituyen llamados de atención. Por caso, el biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (FUNAM) y premio Right Livelihood Award (2004), señaló que “la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer, organismo que trabaja junto con la Organización Mundial de la Salud, colocó claramente a los campos magnéticos en el grupo de ‘posibles cancerígenos para humanos’”.
El investigador subrayó que “no tiene sentido colocar una estación transformadora con líneas entrantes y salientes en un área urbana en la que se sabe que habrá asentamientos humanos de cierta densidad. Lo inteligente es tratar de buscar lugares en los que no haya previsiones de asentamiento residencial”. Doctora en Química de la Universidad Nacional de La Plata e integrante del CONICET, Leda Gianuzzi admite que “no existe un consenso total en la comunidad científica acerca de la influencia de los campos electromagnéticos en la salud humana, pero han sido reconocidos como posibles carcinógenos, y ante estos indicios se tiende a adoptar un principio de precaución; en el caso de una subestación eléctrica como la que se plantea en Brandsen, podría ser considerado segura una distancia mínima de 200 metros con la fuente emisora de radiaciones, complementada con el soterramiento del cableado para que no quede al aire libre generando exposición”. “El riesgo para la salud no está en debate, porque es claro” sentenció Raúl Montenegro: “tenemos que ver cómo se hace para que la gente no quede expuesta a campos magnéticos. Si Brandsen está pensando en una subestación, hay que colocarla en una zona donde no exista desarrollo urbano para que no haya riesgo”
. El casco histórico de la ciudad ubicada 40 kilómetros al sudoeste de La Plata recibe electricidad de la subestación Kaiser, en la zona de Abasto. La zona rural, de cooperativas. Datos recopilados por Edelap durante la última década hablan de un crecimiento de alrededor del 10 por ciento en cantidad de clientes del servicio, y mayor al cien por ciento en demanda de potencia. El nuevo centro de transformación y distribución consistiría en una “playa” de 132 kV, vinculada a un transformador y una segunda playa de 33 kV, con cuatro celdas de salida de línea para la alimentación de la demanda del área de Brandsen.
Káiser Brandsen recibe electricidad de la subestación Káiser, en la zona de Abasto. La zona rural, de cooperativas. Datos de Edelap hablan de un crecimiento de alrededor del 10% en los últimos diez años en cantidad de clientes del servicio, y mayor al cien por ciento en demanda de potencia
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