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Soja v/s medio ambiente
Paraguay: Comunidades afirman que defender la vida es la única salida y se levantan contra fumigaciones
Lunes 04 de noviembre de 2013
Pobladores de Tava Jopoi, Canindeyú, en Paraguay,se han declarado en
defensa de su territorio, ante los sojeros que cometen delitos
ambientales y cuentan con la defensa del propio Estado. Hasta los pozos
de agua de la comunidad están completamente rodeados de soja.
El pozo de agua de la comunidad indígena está en medio del
sojal, lo cual expone a los efectos de las fumigaciones a quienes lo
utilizan. Campesinos de Tava Jopoi se han declarado en defensa de su
territorio. /Fotos: Base IS.
La comunidad de Tava Jopoi, Canindeyú (Paraguay),
asentamiento conquistado en 1993, se ha declarado en defensa de su
territorio ante la inminente fumigación de los sojales alrededor de la
comunidad. Éstos cultivos de la zona arrasaron con todos los montes de
los alrededores y destruyeron comunidades indígenas que en un número ya
menor sobrevive en medio del territorio mecanizado, expuestas a las
fumigaciones y sus consecuencias: malformaciones en las criaturas,
enfermedades respiratorias y cutáneas agudas, y cánceres a largo y
mediano plazo.
Los sojales se extienden por kilómetros sin
barreras boscosas que precautelen las comunidades humanas, los arroyos y
una mínima biodiversidad. El abogado Abel, que acompañó una delegación
de Base ls, manifestó su asombro por tamaños delitos
medioambientales de los productores de la soja y se quejó de que sea el
propio Estado, por medio de la comitiva policial y judicial, el que
amedrente a las comunidades que se oponen a la fumigación en los lindes,
en los caminos vecinales, cerca de los arroyos. “Hacen las leyes a su
medida, pero ellos mismos la incumplen, en complicidad con el Estado
paraguayo”, dijo durante la asamblea comunitaria realizada este domingo 3
de noviembre.
La asamblea de vecinos, con dirigentes principalmente de la Federación Nacional Campesina (FNC), estuvo cargada de denuncias contra el avance irracional de la agricultura mecanizada. La comunidad Tava Jopoi y alrededores ya conocen los estragos provocados por el veneno que usan en las fumigaciones, el roundup (glifosato, con un compuesto secreto producido por la transnacional Monsanto).
Graciela S., pobladora de la zona, explicó que en la comunidad ya
tienen niños iñaka ikuipava, criaturas con un brazo más alargado que
otro, vacas acalambradas que ya no pueden levantarse del suelo y el
malestar general: nauseas, picazones… durante las fumigaciones. Otro
poblador, Cristino R. (no se publican apellidos por protección de
fuentes) señaló durante la asamblea del domingo que la guerra está
declarada: “Ose hikuei o ñase ñande. Koape neipori partido empate”.
Justo en medio del territorio mecanizado se encuentra el pozo artesano
de donde los indígenas de la comunidad atravesada por los sojales
recogen el agua, a lomos de burro, de caballo, a pie. Durante el
recorrido también se puede observar cómo un grupo de niños con su madre
se bañan en el arroyo que, a juicio de Guillermo Ortega, de Base Is
-una organización que estudia y denuncia los atropellos de la
agricultura empresarial mecanizada-, estaría ya completamente
contaminado por el veneno de las fumigaciones. La plantación de la soja
llega hasta unos treinta metros del arroyo. Con lluvias que forman
raudales, luego de una fumigación las sustancias tóxicas llegarían hasta
las aguas, infiere.
“Yma poha ñaname romonguera vaekue ore memby
pe, pero koʼág̃a ni ña Ciriaca (la médica yuyo), puede hacer nada con
las personas enfermas”, comenta Blásida M.
A la resistencia
contra las fumigaciones se han sumado unas 70 personas que aseguran que
no hay otra salida más que defender la vida. La resistencia a las
fumigaciones se presenta en varias localidades del país, donde el cuadro
se repite: fiscalía y policías protegiendo las maquinarias fumigadoras, y por el otro lado, pobladores que con sus cuerpos, honditas, machetes y garrotes de madera se oponen.
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