Alma de Nogal : Los Chalchaleros

miércoles, 24 de marzo de 2010

¡¿ Donde tiramos tanta tecnología ?! : Basura telefónica

Informe de greenpeace
No saben qué hacer con la basura telefónica

Las autoridades sanitarias envían los equipos en desuso a rellenos comunes, a pesar del riesgo para la salud y del daño ambiental que provocan.
10.03.2010

Basura sin destino. La gente consume teléfonos móviles a una velocidad increíble y cada vez más a menudo los equipos caen desuso.

Cada vez más aparatos, con cada vez menos vida útil, hacen que el problema de deshacerse de los teléfonos celulares sea un desafío para el que la Argentina no está bien preparada. La organización ecologista Greenpeace acaba de ponerlo en números: este año serán descartados unos diez millones de móviles, de los cuales el 30% irán a parar, como cualquier residuo, a rellenos sanitarios o basurales.

Si se tiene en cuenta la toxicidad de sus componentes, es una muy mala noticia para el medio ambiente y por ende para la gente común y corriente. Otros números complementan el panorama: entre 2005 y 2009, las líneas de celulares en uso aumentaron un 53%. Ahora son 32,5 millones. El descarte de teléfonos aumentó cuatro veces en los últimos cinco años.

Cuando no terminan en el basural, los celulares quedan guardados en las casas: van a morir, generalmente, a cajones olvidados. “Son residuos tóxicos, pero que al mismo tiempo tienen valor”, explicó a Crítica de la Argentina Juan Carlos Villalonga, director de campañas de Greenpeace. Es que muchos de sus componentes podrían reintroducirse en el circuito productivo. El problema, reconoce Villalonga, es que en la Argentina “no tenés absolutamente nada para hacer” en ese sentido. Y como la basura tiene un valor económico, algunos recuperadores informales –al intentar recuperar cobre de los cables, por ejemplo– quedan expuestos a las dioxinas que se liberan al quemar el PVC, que son generadoras de cáncer y enfermedades disruptivas hormonales.

No sólo eso. El mercurio puede causar daños al sistema nervioso central y el litio de las baterías puede provocar fallas respiratorias, depresión del miocardio y edema pulmonar. Las baterías son, precisamente, los componentes con mayor potencial de contaminación de los equipos electrónicos. Todas deben ser tratadas y recicladas con la mejor tecnología disponible o, en su defecto, separadas del flujo de los residuos domiciliarios comunes y dispuestos de manera segura. En la Argentina, el inconveniente es que algunos componentes de los celulares podrían recuperarse a localmente, pero otros exigen procesos más sofisticados. La recuperación del silicio, por ejemplo, sólo puede hacerse en pocos centros especializados del Primer Mundo. Greenpeace reclama que las empresas que operan en el país se hagan cargo de los costos que ello implique.

En varios países (Japón, Estados Unidos, la Unión Europea) ya se aprobaron regulaciones que prohíben la disposición de residuos electrónicos en rellenos. Por ahora, las empresas en la Argentina se limitan a gestionar programas voluntarios de recuperación: reciben el teléfono en sus locales, pero todavía se trata de circuitos muy reducidos. “Desde Greenpeace insistimos en la necesidad de una ley nacional de gestión de este tipo de residuos, para crear de manera urgente una infraestructura especial de reciclaje y recuperación de materiales, que establezca la responsabilidad legal y financiera del productor, que prohíba la presencia de sustancias peligrosas en los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos y que asegure una mayor durabilidad de los productos”, pidió María Eugenia Testa, directora política de la organización.

Aunque en 2008 se presentó en el Senado una ley tendiente a resolver el problema, el proyecto todavía nos se debatió. “Los productores –opinó Testa– deben hacerse cargo financieramente de los aparatos que colocan en el mercado, desde la fabricación hasta el final de su vida útil, cuando son descartados como residuos”. Por ahora, en el país sólo se recicla el 6% de los residuos tecnológicos. Muy poco, si se considera que se generan 100 mil toneladas anuales de ese tipo de basura.

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