BAYER CROP SCIENCE: DE LA ALEMANIA NAZI A LA ARGENTINA ACTUAL
ComentadoBayer Crop Science, la empresa que diseñó entre otros flagelos para la humanidad, los insecticidas fosforados como el TEPP (tetraetilpirofosfato) y el Schradan, también desarrolló además organofosforados para ser usados en guerra química: la Sarina, el Somán y el Tabún.
Entre tantos otros desarrollos químicos que han costado la vida y enfermedades a millones de personas en todo el mundo, el Malathión que es considerado cancerígeno, mutagénico, teratogénico, hepatotóxico, neurotóxico, dañino para la vista, perjudicial para el sistema reproductor, ecotóxico etc.
Bayer Crop Science también tuvo directa colaboración con el régimen nazi, a quien proveía del gas usado en los campos de exterminio para asesinar millones de personas e incluso fabricaba las substancias químicas experimentales que utilizaba el siniestro Dr. Méngele en sus monstruosas intervenciones con seres humanos.
Terminadas las guerras mundiales del siglo XX, Bayer se dedicó a aplicar sus “desarrollos científicos” a la agricultura,
Europa, que ha usufructuado económicamente los beneficios de la comercialización en el planeta de estos “adelantos”, restringe severamente su utilización en su territorio, de hecho la mayoría de los productos que desarrollan estas empresas no pueden venderlos allí, aunque paradójicamente si pueden ingresar a sus bancos los beneficios de su comercialización en el resto del mundo.
Pero para poder desarrollarlos necesitan de campos experimentales fuera del territorio europeo.
Algunos países les permiten estas estaciones experimentales, donde se prueban en escala uno a uno, con temible peligro ambiental y para los seres humanos.
Argentina, donde las autoridades facilitan a estas multinacionales de la muerte, usar suelos y personas como cobayos sin ningún control también se destaca en este temible rubro.
Bayer Crop Science posee ya en nuestro país once campos experimentales donde diseña y experimenta sin ningún control, estas drogas que mañana serán prohibidas.
En 2007, cuando inició en nuestro país la experimentación a campo masiva, Bayer realizó la inauguración del primer Campo de Innovación Tecnológica de la Argentina (CIT), en Chacabuco, Provincia de Buenos Aires, en ese momento anunciaba en sus páginas promocionales:…”Constituye el primer campo de innovación tecnológica del país y uno de los pocos en la región. La creación del CIT, implica la oportunidad de estudiar ingredientes activos en su fase más temprana y desarrollar productos que se ajusten a las necesidades locales del campo argentino.
Más de 20 hectáreas especialmente diseñadas para conducir ensayos. Una herramienta fundamental para el desarrollo de innovaciones tecnológicas para el cuidado y protección de los cultivos.”
Y para que no quedaran dudas que eran campos de experimentación, abundaba:…”Gracias al nuevo campo experimental, Bayer tendrá la oportunidad de evaluar y moldear las innovaciones tecnológicas desde una fase más temprana, presentando una oportunidad para que se desarrollen en la Argentina tecnologías pensadas para resolver problemáticas en cultivos locales”.
Pascal Cassecuelle, Director de Bayer CropScience para la región La Plata enfatizó: “buscamos trabajar cerca de los productores argentinos y para nosotros estar cerca implica involucrarnos, conocer sus necesidades y desarrollar así productos cada vez más específicos y sustentables que satisfagan sus requerimientos. El CIT es un paso fundamental para seguir creciendo en este sentido, poniendo la innovación al servicio de las necesidades de nuestros productores”
Por su parte, el Sr. Placke, Director Mundial de Desarrollo de Bayer CropScience refirió:..“Argentina presenta las condiciones para integrar la red de Campos de Innovación de Bayer, por la importancia de la actividad agropecuaria de este país, por su potencial de crecimiento y sobre todo por contar con profesionales y técnicos del sector que apuestan a la innovación tecnológica como vehículo de crecimiento”. En referencia al agro nacional agregó: “La Argentina es un mercado clave en nuestra estrategia enfocada a la innovación y confiamos que este proyecto traerá muchos beneficios a una agricultura nacional, que busca alcanzar los niveles de productividad que merece.
Los campos que actualmente forman parte de la Red CIT se encuentran en las siguientes localidades: Chacabuco, el primer campo de innovación tecnológica del país, Dorrego, Balcarce, Las Parejas, Venado Tuerto, Valle María, Pehuajó, Río III, Tucumán Las Lajitas, Charata.
El avance territorial de los campos experimentales de Bayer, permitido por la diversidad de climas y suelos, pero por sobre todo por el absoluto descontrol de nuestras autoridades nacionales a su peligroso accionar, otorga a Argentina el “privilegio” de alojar los laboratorios experimentales, sucesores de los terribles institutos que el régimen nazi facilitaba a esta empresa para sus mortales experimentos.
Bayer, en este momento esta lanzando un nuevo insecticidas, comercialmente denominado BELT que seguramente será desechado en el futuro por sus consecuencias tóxicas irreversibles para seres humanos y naturaleza como ha ocurrido con sus antecesores.
El negocio de estas empresas de la muerte no es exterminar los “enemigos de los cultivos” sino combatirlos temporalmente y facilitar su mutación, para poder entonces obtener las fabulosas ganancias que los estan llevando a controlar la alimentación mundial, vía la renovación y actualización en sus “desarrollos científicos”.
En esta cadena criminal de complicidades cruzadas juega un rol fundamental la permisividad de los sucesivos gobiernos de nuestro país que facilitan sin ningún control estos avances de las multinacionales de la muerte sobre nuestro territorio y nuestra gente (ver nota al Dr. Andrés Carrasco en nuestra página donde denuncia que nuestro país es el mayor experimento de campo de la historia de la humanidad)
FUNDAVIDA propone la profundización de este debate en nuestra sociedad, antes que sea tarde.
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