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- 08/08/14
Afirman que la contaminación en Ezpeleta causa más cáncer
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Medioambiente
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Expertos de cuatro universidades confirmaron que un barrio cercano a una estación eléctrica sufren más las ondas electromagnéticas. Clarín había revelado el caso en 2003. Edesur lo desmiente.
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- Silvina Heguy
El mapa casero, que desde hace más de diez años los vecinos de Ezpeleta marcan con cruces verdes y rojas a medida que sus vecinos van enfermando y muriendo, ayer tuvo un respaldo científico. En la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata se presentó un informe que les dio sustento: dice que en las manzanas que rodean a la subestación eléctrica Sobral hay siete veces más posibilidades de contraer cáncer y tres veces más de morir por él en comparación con otro barrio de Quilmes, que se tomó para compararlo. Y lo atribuyen a la “exposición a ondas electromagnéticas” que también midieron en el estudio.
El trabajo tuvo como origen la inquietud de los vecinos de Ezpeleta, que notaban que en sus barrios había demasiadas muertes. Ante las sospechas comenzaron a investigar y llevaron su caso a la Justicia. En 2003, el juez del caso pidió que el ENRE y Edesur que demostraran que la subestación de energía eléctrica y los cables de alta tensión que recorren el barrio no contaminaban. Un primer estudio de 2006 dio como resultado que no había casos de enfermos como para alarmarse, pero la metodología fue cuestionada. Entonces el caso llegó al área de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata. Un equipo formado por Edgardo O. M. Schinder –especialista en Salud Pública de la Universidad de Jerusalén y miembro de la Organización Mundial de la Salud–, Vanesa Salgado –de la UBA–, Adriana Softa –especialista en Epidemiología de la Universidad de Córdoba– y Leda Giannuzzi –doctora en toxicología de la Universidad de La Plata– comenzaron a trabajar el tema. Los resultados fueron revisados por especialistas del Conicet y de Instituto Nacional de Epidemiología de Mar del Plata, que depende del Ministerio de Salud de la Nación.
Desde Edesur dijeron a Clarín que “la empresa encargó dos informes, uno a la Universidad de La Plata y otro a la Asociación Toxicológica Argentina, que dan cuenta de que la estación eléctrica no es nociva para la salud de la gente”. Además desconocieron la existencia del trabajo difundido ayer. Y aseguraron que “el equipamiento en Ezpeleta es el mismo que se usa en cualquier parte del mundo”.
La revisión –según explicaron ayer en la presentación– fue estricta. El resultado lo escucharon vecinos del Partido de Quilmes, de Vicente López y San Nicolás. Las sospechas sobres las posibles consecuencias a la salud de las subestaciones de energía eléctrica es una problemática que se repite en otras partes.
El estudio comparó dos poblaciones –según explicó Giannuzzi– con características similares. La primera vive a 200 metros a la redonda de la subestación Sobral, entre las calles Padre Bruzzone y Río Salado; la otra, en el Barrio Rigolleau, también de Quilmes. Se usaron criterios científicos para determinar que ambas poblaciones eran similares.
Encuestadores –la mayoría estudiantes de la Universidad de La Plata, preparados para trabajar en trabajos epidemiológicos– realizaron el trabajo en octubre de 2012. Desde ese momento hasta ayer se realizó el procesamiento de datos y la revisión por especialistas externos. El resultado mostró significativas diferencias. En el barrio Sobral la población se enfermaba 7 veces (6,9) más de cáncer que en el barrio Rigolleau y los vecinos fallecidos eran casi 3 veces más. Además se detectó que había un aumento considerable de enfermedades neurológicas.
“Esto no quiere decir que no haya otros factores de riesgo en este barrio, por eso seguiremos trabajando”, dijo Giannuzzi. El estudio también midió las ondas electromagnéticas a las que están expuestos los vecinos.
Con el estudio en la mano, los abogados de los vecinos de la subestación Sobral y también de Rigollau pedirán al juez que incorpore el estudio a las dos causas en curso. Originalmente, el estudio lo había pedido en 2006 por el caso Sobral. En Rigollau, una vez finalizado el estudio presentado ayer, comenzó a funcionar una subestación de energía. También están atentos los vecinos de otra aérea de Quilmes que no quieren que instalen otra para electrificar al tren Roca. Desde la Municipalidad aseguraron ayer a Clarín que no harán nada que afecte a los vecinos.
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