"La gente está muriendo por los agrotóxicos"
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El ambientalista Alfredo Di Vincensi explica el peligro que implica para la salud la fumigación con agrotóxicos y denuncia que es una práctica muy frecuente en todo el país. Además, narra las situaciones que debió atravesar durante su militancia ecológica
25 agosto 2014 |
“La Justicia mercedina parece estar más a favor de los paquetes tecnológicos que de la salud de la gente”, acusa Di Vincensi.
Además de dedicarse al periodismo, Alfredo Di Vincensi es ambientalista. Desde hace años lucha contra los transgénicos y las fumigaciones cerca de los pueblos, recorriendo el país y acompañando cada movilización de la cual tiene conocimiento. En enero del año pasado, mientras documentaba una infracción a un amparo judicial, fue rociado con el químico tóxico glifosato, por lo cual debió ser internado. Desde aquel momento no se volvió a quebrantar la disposición judicial. “Puede ser una pequeña batalla ganada, pero en el resto de la provincia de Buenos Aires se sigue fumigando a muy pocos metros de las casas y de las escuelas”.
Durante su ejercicio como comunicador, Di Vincensi fundó una revista, un periódico y una radio que ya no funcionan. Ahora planea continuar con sus viajes y retomar su actividad laboral cuando sea posible. “Voy a seguir dando vueltas por el país hasta que las velas no ardan”, aseguró.
-Hace once años que viaja por la Argentina. ¿Qué lo motiva?
-No entendía por qué referentes sociales y ambientales no eran visibles. Por eso cada vez que iba a una provincia quería hacerles una nota para que me contaran qué era lo que sucedía ahí. Eso pegó muy bien gracias a las redes sociales. Los pueblos que visité estaban acostumbrados a que nadie se movilizara. Me pone muy eufórico encontrar que hay mucha gente movilizada en contra de los transgénicos y de las fumigaciones. Si no es por un reclamo popular, no se va a lograr un cambio. Estoy al tanto de lo que sucede en todas las provincias y tengo buenos amigos donde vaya. Desde agosto de 2012 empecé a viajar muchísimo más.
-¿Por qué?
-Porque vendí la imprenta del periódico y la radio para continuar viajando. Me fundí por segunda vez porque no acepté la publicidad del gobierno municipal ni de las empresas que fumigan, ya que ambos son corruptos. Si un medio se funde, debe ser con dignidad. Yo estoy orgulloso de haber tenido que cerrarlos.
-¿Le gustaría volver a tener la radio y el diario?
-Cuando me estabilice voy a volver a tener la radio. Ya no va a ser mía, pero todos los que trabajaban conmigo quieren hacer una cooperativa. Voy a participar con un pequeño porcentaje. Y el diario no creo que lo retome porque vendí la imprenta. Ahora estoy armando un suplemento con fotos de lo que está sucediendo en el acampe en Malvinas Argentinas en contra de la instalación de una planta de Monsanto. Tenía ganas de hacerlo porque no hay mucha información al respecto.
-¿Qué opina de los medios y periodistas que sí aceptan pauta publicitaria?
-Yo puedo ser competencia de alguien que ejerce el oficio de periodista con dignidad. Una persona que se sienta detrás de un micrófono y es condescendiente con quienes le pagan no es un periodista, es un mercenario prostituto que hace gacetillas de prensa. A esas personas no puedo respetarlas. La publicidad manda, la televisión está llena de propagandas de productos que contaminan y matan personas. Sin embargo, nadie habla de ética periodística en ese momento.
-¿Cree en el periodismo independiente?
-Todos dependemos de algo. Nosotros, que trabajamos en los mal llamados medios alternativos, dependemos de la gente que nos acompaña. Creo que en los pueblos se consume más el periodismo frontal que el obsecuente. A ellos nadie les tiene confianza. El capital más grande que tiene un medio de comunicación o un periodista es su credibilidad, y eso no se compra. Hay que tener años siguiendo una línea y no dejarse arrastrar por tentaciones políticas o empresariales.
-¿Cómo se encuentra de salud luego de haber sido fumigado?
-Supongo que bien. No me gusta ir mucho al médico. Igualmente no lo voy a saber hasta que me pase algo. Estuve expuesto a demasiado veneno de golpe, lo que hace que el cuerpo lo expulse. Fue por eso que tuve náuseas, diarrea y sequedad de garganta. Todo lo que me ocurrió es lo que le puede ir pasando a cualquier persona con exposiciones pequeñas que luego desarrolla algún cáncer. No es garantía de nada que todavía esté vivo, porque no te mata directamente.
-Por ese hecho realizó una denuncia penal que aún está caratulada como investigación de ilícito. ¿Qué opina de la Justicia?
-La Justicia mercedina parece estar más a favor de los paquetes tecnológicos que de la salud de la gente. Hay que tener un poco de paciencia y ver si hay algún otro resultado a partir de la denuncia.
-Durante los años de lucha usted recibió varias amenazas, personalmente o por mensajes de texto. ¿Cómo lo vive?
-No le doy demasiada importancia porque tiene que ver con los aprietes de pueblo. El entonces secretario del ministro de Asuntos Agrarios Raúl Rivara me amenazó. Actualmente es diputado nacional y está respaldado por Felipe Solá quien aprobó la llegada de los transgénicos a la Argentina cuando era ministro. Es decir, todo tiene que ver con todo. Están acostumbrados a manejarse con códigos mafiosos en los pueblos, a quitarle planes sociales a la gente y pauta publicitaria a los medios.
-¿Cómo piensa el futuro de la lucha contra los agrotóxicos"">agrotóxicos?
-Creo que si tuviésemos la posibilidad de esperar, en 10 o 15 años todo lo que se pide ahora estaría más o menos encaminado. Pero no hay tiempo, pasaron demasiados años de exposición y la gente se está muriendo. Ahora hay resultados negativos visibles, ya no hay que demostrar nada.
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