México: protestan ambientalistas en zonas arqueológicas de Yucatán y Campeche
Productores de miel y ambientalistas, encabezados por activistas de Greenpeace, protestaron simultáneamente en diez zonas arqueológicas de Yucatán y Campeche contra la siembra de semillas transgénicas.
Las manifestaciones, en las que participaron unas 2 mil personas, tuvieron como escenarios las ruinas mayas de Aké, Mayapán, Kabah, Oxkintoc, Izimal, Kulubá, Dzibilchaltún, Ek Balam y Chichén Itzá, en Yucatán, así como un campo de cultivo de Xtampac, en el municipio de Hopelchén, en Campeche.
Vestidos de blanco, los participantes se pronunciaron por la salud humana, la conservación del agua, la biodiversidad, las semillas nativas y la apicultura, actividad que –destacaron– ayuda a conservar las selvas de región.
En 2011, recordaron, la transnacional Monsanto obtuvo del gobierno federal la autorización para la siembra de 30 mil hectáreas de soya transgénica, “que a fines de ese mismo año comenzó a generar daños importantes” en la región, entre los que enlistaron la introducción de polen de soya transgénica a la miel, primera fuente de ingresos de la mayor parte de las familias mayas de esta parte del país.
Esa situación, deploraron, fue detectada por los mercados en Europa, donde esta miel no podrá ser comercializada.
México, señalaron, es el sexto productor y tercer exportador mundial de miel de abeja.
Añadieron que 40% se produce en la Península de Yucatán y más de 90% de la producción anual se exporta a la Unión Europea.
Resaltaron que 40 mil apicultores y sus familias dependen de la producción melífera.
“Unas 15 mil familias producen más de 10 mil toneladas de miel, generando una derrama económica superior a los 300 millones de pesos al año”, acotaron.
La decisión del Tribunal de Justicia Europeo en el caso C-442/09, mencionaron, de prohibir la venta de miel que contenga polen de cultivos no autorizados o requerir su etiquetado cuando contenga más de 0.9% polen de cultivos transgénicos, plantea también una afectación económica para el sector apícola.
No obstante, Monsanto proyecta sembrar este año unas 253 mil 500 hectáreas de soya transgénica en cinco polígonos que se ubican en la Península de Yucatán, Chiapas y la planicie huasteca.
“¡Monsanto no ha entendido que, en maya, en español y en inglés no es no!”, acusaron.
“Los transgénicos que se proyecta cultivar en la Península de Yucatán son cultivos resistentes al glifosato, ingrediente activo en muchos herbicidas comercializados en todo el mundo, incluyendo la conocida formulación ‘faena’, que es utilizada para el control de malezas, ya que no es selectiva, elimina toda la vegetación en torno a los cultivos”, advirtieron.
Estudios recientes demuestran que los herbicidas a base de glifosato pueden tener efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente”, puntualizaron.
No obstante, los ambientalistas celebraron la determinación del gobierno de Yucatán de solicitar acuerdos para declarar a la entidad territorio libre de transgénicos.
Sin embargo, advirtieron, “ahora esperamos que los gobiernos de Campeche y Quintana Roo hagan lo propio”.
Exigieron que las medidas de salvaguarda “no se queden en papel”.
Para que se lleven a la práctica, adelantaron, el movimiento preparará los instrumentos legales y técnicos para ser presentados a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), y Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) para el establecimiento de todo el territorio como zona libre de transgénicos.
Los inconformes formaron con sus cuerpos el mensaje “Ma-ogm”, que traducido del maya significa “No-pgm”, es decir, “No a los transgénicos”.
Proceso, México, 14-5-12
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