Alma de Nogal : Los Chalchaleros

miércoles, 5 de febrero de 2014

( GLIFOSATO) FUMIGACIONES. Los sojeros, Herman Schelender y Alfredo Laustenlager, en enero de 2003, fueron condenados por los tribunales paraguayos. Por Guido Rodríguez Alcalá, ULTIMAHORA.COM.

OPINIÓN

miércoles 5 de febrero de 2014, 01:00


Fumigaciones

Sobre esto y aquello

Por Guido Rodríguez Alcalá
http://www.ultimahora.com/fumigaciones-n764956.html
Imprimir  Agrandar Achicar
En tiempos de Stroessner, era muy frecuente la descalificación ideológica. Alguien denunciaba un abuso real, y lo descalificaban con que era un comunista, o un opositor que buscaba beneficios para su partido, etc. Cambiando lo que se debe cambiar, ahora se descalifica la resistencia a las fumigaciones agrícolas como cuestiones puramente ideológicas. Y así el Gobierno ha dicho dos cosas contradictorias: (1) que las fumigaciones son inofensivas y (2) que no puede controlarlas. Si no puede controlarlas, no puede saber si son inofensivas o no.
Un hecho que desmiente ese carácter supuestamente inocuo de los agroquímicos: la muerte de Silvino Talavera (11 años) a causa de las fumigaciones de dos sojeros, Herman Schelender y Alfredo Laustenlager, en enero de 2003. Los dos fueron condenados por los tribunales paraguayos, pero no pasaron de ser presos sambuku. No es el único caso, pero sí un caso comprobado por nuestros tribunales de la peligrosidad de los agrotóxicos. ¿Cuántos casos más hubo? No se puede saber porque no se quiere saber. Es como la deforestación del Chaco, que, según fotos satelitales de la Universidad de Maryland, es un desastre; según un "productor" no hay deforestación.
De todos modos, el temor a las fumigaciones tiene fundamento, no es el temor irracional de unos ignorantes que no saben qué es civilización. Las empresas químicas como Monsanto y otros fabricantes de OGM (organismos genéticamente modificados) no son entidades científicas y sin ningún compromiso político con nadie. Tienen una trayectoria que se podría calificar de pista barrosa en jerga local.
Monsanto produjo y vendió durante años unos productos tóxicos llamados PCB, sabiendo que eran tóxicos. Terminó pagando una multa por eso, pero no fue encausada en el fuero penal. Lo mismo vale para otro producto muy tóxico, la dioxina, que fabricó y vendió conociendo su peligrosidad, y se usó en la Guerra de Vietnam; todavía siguen naciendo niños deformes en Vietnam a causa de la dioxina. La soja transgénica entró en el Paraguay y el Brasil en forma ilegal; una vez generalizado su uso, se lo aprobó en tiempos de Nicanor y de Lula.
El glifosato, producto muy usado en los cultivos de soja transgénica, era absolutamente inofensivo según la primera propaganda de Monsanto. Se la obligó a reconocer que era ligeramente tóxico y se lo debía usar con cuidado. Como los yuyos desarrollaron resistencias contra el glifosato, se lo debe usar en cantidades mucho mayores y con otros agroquímicos. Ligeramente multiplicado por veinte se vuelve muy, muy tóxico. (La agencia norteamericana FDA aumentó la cantidad autorizada en veinte veces más). Puedo comprender el temor de quienes tienen un sojal al lado. El Gobierno también debería comprenderlo y proteger a los compatriotas amenazados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario