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- 29/10/15
Cresta Roja ofreció pagarles con pollos a los empleados
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El de Rasic, productora de los conocidos pollos “Cresta Roja”, es ya el más insólito caso de salvataje estatal a una empresa privada. Las informalidades llegan a tal punto que ayer la firma ofreció a sus trabajadores pagarles parte del salario en cajones de pollo, para que puedan revenderlos y así obtener algo de dinero. El absurdo finalmente no prosperó y por la tarde la intervención logró algunos recursos para hacer frente a sus obligaciones.
Rasic comenzó a tener serios problemas a fin de 2013, pues acumulaba una deuda cercana a los $ 1.200 millones. En 2014 se presentó en convocatoria y, en marzo de 2015, estuvo a punto de cerrar por interminables conflictos gremiales: sus dueños decían que había que reducir 30% la plantilla, que totalizaba los 3.000 trabajadores.
Fue entonces cuando el gobernador Daniel Scioli ordenó una intervención que encarrilara las cosas: no quería conflictos sociales en plena campaña electoral. Primero fueron gestiones “de facto” encaradas por Alejandro Granados, secretario de Seguridad y hombre fuerte de Ezeiza, donde están las dos plantas. Pero desde septiembre hay un “interventor” avalado por la Justicia, el kirchnerista de Quilmes, Daniel Gurzi.
No se sabe si por decisión de éste o a pedido de los trabajadores, ayer la intervención hizo una propuesta insólita: que la gente se cobrara con cajones de pollo. “Personal de Planta: se ha habilitado una opción de canje como forma de adelanto de pago de la quincena adeudada. La misma se dará a través de la venta de pollo al personal a un precio especial de $ 160 el cajón. El limite de retiro es de 10 cajas por persona”, ofrecía la intervención. En Internet esa misma caja de 13 pollos se ofrecía luego a 320 pesos.
Pese al negocio potencial, la mayoría rechazó la oferta y se convocó en asamblea. Es que el horno no está para bollos: la semana pasada, obreros de Rasic cortaron la avenida 9 de Julio, en el centro porteño, porque por falta de alimento no llegaban del campo pollos suficientes para asegurarles el trabajo de faena. Sin pollos no hay ventas. Y se atrasan los pagos. Por ejemplo, muchos empleados acordaron el retiro voluntario, pero los cheques rebotaron y tampoco cobraron.
Por la tarde, para evitar más protestas, la intervención apeló a un fondo de $ 160 millones que el gobierno giró para comprar el balanceado para los pollos. Ahora, $ 40 o 50 millones irán a cancelar salarios. En mejor clima, ayer también ingresaron 50 camiones de maíz a las granjas, y en las plantas se avisó que hoy y mañana volverán a la faena. Pero todo es muy frágil: la intervención cesa el 10 de enero y los delegados pidieron, por las dudas, una audiencia con María Eugenia Vidal, la gobernadora electa de Buenos Aires.
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