Glifosato : El primer profanador
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Escrito por Redacción
Miércoles, 11 de Noviembre de 2009 10:44
El paisaje de Los Toldos cambió, al igual que la de la mayoría de los pueblos de la Provincia de Buenos Aires. La causa: el envenenamiento con glifosato y todo otro tipo de agrotóxicos. Lo que era un típico paisaje bucólico, con gente de campo yendo y viniendo con sus productos, es hoy un páramo de donde escapan hasta las aves. Es lo que describió a Medio y Medio, Margot Goycochea, participante del Foro Ambiental de ese pueblo del noroeste bonaerense, conocido por ser la cuna de Eva Perón.
El otro día enviaste un mail donde denunciabas la aparición del un avión fumigando, ¿es algo recurrente?
Antes era cosa de todos los días, pero hace tiempo que no se veía. Ante tanta denuncia y protesta, los aviones mermaron un poco, pero esto sucedió a sólo 600 metros de la zona urbana, cuando la ley habla de una distancia 2 mil metros.
¿Hay otra manera en que fumigan?
Si, con los mosquitos. Es un aparato terrestre que mete miedo. Abre sus alas como un mosquito gigante –de ahí el nombre- donde aspersan el veneno. Es como un camión enorme. También están los otros aparatos, por ejemplo, el tractor de de arrastre que es muy parecido al mosquito pero más peligroso. En este caso, no hay ninguna protección para el trabajador.
Cuando uno los ve, piensa en lo que les espera a ellos y a su descendencia.
¿Se tira solo glifosato?
No. Se tira de todo. El glifosato es uno de los tóxicos más usados, pero va formulado. Hacen mezclas y esas mezclas son todavía más letales.
¿Qué pasa en Los Toldos?
Algo que se repite en toda la provincia. Acá lo tenemos en la periferia y en la ciudad. En pleno centro lo tiran en la vereda. Ves el pasto amarillo y al lado bien verde y crecidito. Por eso queremos una ordenanza para que se prohíba.
¿Hay reacción de las autoridades?
Las autoridades pareciera que no se dan cuenta o hacen que no se dan cuenta, sobre todo los de la secretaría de salud. Hablan del dengue, de la gripe A y muchas otras cosas, pero nada dicen del envenenamiento que sufre la población por los tóxicos.
¿Tienen estudios epidemiológicos hechos?
No hay estadísticas con respecto a los venenos. Nosotros nos conocemos todos y sabemos que hay muertos por cáncer. Es sólo hacer un recorrido casa por casa para conocer hasta que punto está el problema. Hay cada vez más jóvenes con problemas de piel y malformaciones, aunque los médicos dicen que no puede ser por eso. Sin embargo, hay cada vez más nacimientos de chicos con malformaciones y hasta sin órganos internos.
¿Y en el paisaje?
Es desolador. Acá pasó de todo en los últimos 10 años y ahora se están viendo los efectos. El horizonte se ve a pleno porque quedan muy pocos bosques. Los pájaros se refugian en las ciudades. Si uno recorre el campo, no se ve gente. Está solo la soja. Antes se veía a la gente ir y venir de los campos con carros con frutos, mientras que ahora dependemos de las góndolas. Hay mucha tala de árboles y camiones pasando todo el tiempo con los troncos arrancados. Antes, donde terminaba la ciudad, se veían árboles frutales de los cuales nos alimentábamos. Estamos quedando sin alimentos sanos, sin nada.
Cualquier alimento ya no tiene los mismos nutrientes ni proteínas. ¿Pensaron en la vía judicial? Habíamos indicado una causa judicial pero hubo problemas con el abogado. Ya está el recurso hecho, pero necesitamos saber cual es el dueño del campo donde el otro día fumigaron con el avión.
¿Y la gente del pueblo?
El problema es que la gente de la ciudad cree que no les llega el veneno. Por suerte hay algunos jóvenes –no todos- que han tomado conciencia. No son todos por este juego perverso del consumismo. Pero los chicos comprometidos están trabajando mucho y bien. Para el 3 de diciembre, día internacional contra el uso de plaguicidas, muchos chicos están preparando trabajos que serán presentados el 5, cuando venga el Doctor Carrasco a hablar a Los Toldos.
¿Cómo ves el futuro?
Si no cambia ya, no soy optimista. Tiene que cambiar desde el corazón de la gente. Las corporaciones tallan muy fuertes, entonces son los pueblos los que tienen que cambiar el rumbo.
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