Peligra la supervivencia de generaciones presentes y futuras
Buenos Aires, 31 Ago. 10 (AICA)
Simposio Espiritualidad de la EcologíaOrganizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), coordinado por el Departamento de Justicia y Solidaridad, del 20 al 25 de agosto se realizó en Buenos Aires, en la sede de las Obras Misionales Pontificias, el Simposio "Espiritualidad de la Ecología: Ambientes, economías y pueblos".
Con la presencia de 16 países de América Latina y el Caribe, Alemania e Indonesia, el objetivo fue reflexionar y profundizar de modo crítico sobre la espiritualidad de la ecología de los pueblos latinoamericanos y caribeños a la luz del espíritu misionero de Aparecida.
Como resultado de esas reflexiones -a las que contribuyeron filósofos, teólogos, científicos, moralistas, economistas, sacerdotes, laicos y miembros pertenecientes a diversas etnias latinoamericanas- se elaboró una Declaración Final cuyos ejes temáticos fundamentales son los siguientes:
- Proceso creciente de concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos:
-Avance preocupante de industrias extractivas y producción de agrocombustibles;
- Ocurrencia frecuente de actos corruptos en el proceso de concesión de territorios;
- Aniquilación progresiva de la biodiversidad latinoamericana y caribeña por:
- creciente destrucción ambiental por deforestación
- contaminación de aguas y suelos debido a residuos industriales y urbanos
- minería a cielo abierto, monocultivo extensivo
- avance de la desertificación
- extracción de hidrocarburos
- Consumo desmedido de recursos naturales renovables y no renovables por parte de una porción de la humanidad;
- Calentamiento global y cambio climático: sequías, inundaciones, tormentas;
- Despojo forzado de territorio y el nacimiento de grupos humanos desplazados y refugiados ambientales;
- Olvido de la dimensión sagrada y espiritual de la naturaleza;
- Peligra la supervivencia de generaciones presentes y futuras;>
- Encauzar una nueva espiritualidad cósmica que recupere una sana convivencia con la naturaleza;
- Necesidad de conocer mejor la sabiduría milenaria de los pueblos indígenas de Latinoamérica y El Caribe;
- Encontrar mecanismos de incidencia en los poderes públicos nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos.
Las ponencias estuvieron a cargo del padre fray Eduardo Agosta Scarel, carmelita, la licenciada Alicia Bugallo, la doctora analía Lanteri, la abogada Agnes Sibeleau, el presbítero Lucio Florio, de la arquidiócesis de La Plata, y el padre fray Luis Scozzina, franciscano, por la Argentina.
También presentaron ponencias monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas (México); el padre Jorge Arturo Chaves, dominico (Costa Rica); el padre Francisco Muguiro, jesuita (Perú); el padre Claudio Ambrosio, y Roberto Malvezzi (Brasil); el padre Sergio Bernal, jesuita (Colombia); la hermana Ernestina (Guatemala); el diácono Calixto Quispe (Bolivia); Alfonso Cachimuel (Ecuador), y el presbítero Lino Flores (Paraguay).
Declaración Final
A continuación, algunos fragmentos de la Declaración Final:
“Nos interpela el proceso creciente de concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos, amenazando los territorios de los pueblos. Parte de esta amenaza se debe al avance del uso por industrias extractivas y de producción de agrocombustibles, entre otras, porque prevalece una lógica económica del mero interés o beneficio, en desmedro del vivir bien de los pueblos. Nos preocupa la ocurrencia frecuente de actos corruptos en el proceso de concesión de territorios y sin la consulta debida a los pueblos que los habitan”.
“La enorme biodiversidad de América Latina y El Caribe ofrece servicios ambientales para todo el planeta, hecho que trasciende la significación mercantilista actual y que brinda verdaderos beneficios. Esta biodiversidad está siendo aniquilada irreversiblemente”
“Los estilos de vida predominantes en una parcela de la humanidad, de consumo desmedido, conllevan a un desequilibrio entre la creciente demanda de recursos naturales, renovables y no renovables, y la disponibilidad de la tierra -junto al riesgo de aniquilación de la biodiversidad- así como también, el agotamiento de energías de bajo costo que amenazan el desenvolvimiento de las sociedades en el mediano plazo. Diversas catástrofes ambientales sobre el planeta, tanto naturales como antropogénicas, en las últimas décadas dan prueba de ello”.
“Unido a ello, la actividad económica predominante en las culturas tecnológicamente desarrolladas, bajo la lógica de la eficiencia, maximización de la ganancia en pocas manos y socialización de la pérdida, se caracteriza por el olvido de la dimensión sagrada y espiritual de la naturaleza -como parte de la creación amorosa de Dios fuente de Vida- y de la gratuidad de los bienes y servicios ofrecidos por ella. Se evidencia la falta de responsabilidad en el manejo de las fuentes de energía y recursos naturales que se van agotando bajo patrones de producción y consumo insustentables que no asumen los costos ambientales presentes que terminan siendo pagados por los pobres y ponen en peligro la supervivencia de generaciones presentes y futuras”.
“Ante estos desafíos de la realidad en nuestro continente, necesitamos recuperar la actitud contemplativa. Es nuestra tarea ayudar a despertar en las personas y comunidades una conciencia sensible al cuidado responsable de la naturaleza, como lugar sagrado que provoca sensiblemente el descubrimiento de Dios para nosotros y las generaciones futuras”.
“Como Iglesia profética, consideramos que es urgente priorizar una economía de las necesidades humanas que sea justa, solidaria y recíproca, y de políticas de desarrollo humano integral que respeten el derecho de los pueblos y preserven las cualidades vitales de los ambientes naturales. Para ello es necesario denunciar el impacto negativo de los megaproyectos económicos y de infraestructura, así como promover y exigir el monitoreo empresarial, estatal y civil, esclareciendo las situaciones ilegales e inmorales. Nos urge encontrar mecanismos de incidencia en los poderes públicos nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos”.
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