Alma de Nogal : Los Chalchaleros

viernes, 7 de diciembre de 2012

Es una nube ...no hay duda se mueve como una nube de fosforadoooos : Para la nube tóxica comprate un carilina. Medio&Medio, con la música de pescado rabioso....

Para la nube tóxica comprate un carilina


Escrito por Redacción

Viernes, 07 de Diciembre de 2012 10:21

Las nubes tóxicas no son nuevas pero ayer cuando un olor inmundo y una nube gris atravesó una de las zonas neurálgicas de la ciudad de Buenos Aires quedó al desnudo la extrema debilidad de los sistemas. Todo falló el control, la seguridad, la comunicación, la operación y nada fue peor por un tema de escala. Si bien el puerto de Buenos Aires delegó su peligrosidad al de La Plata, Rosario y Bahía Blanca, todos en general son zonas laxas dominadas por el lucro y las concesiones. Sacar y entrar mercadería es la única razón acompañada de dinero y no es la primera vez que la hipótesis de explosión química termine con casi todo. Basta preguntarles a los vecinos de Berisso y Ensenada de Ingeniero White y de Rosario para saber de lo que se trata en distintas escalas. Y Buenos Aires no escapa del paisaje portuario donde nadie sabe nada y lo poco que se hizo quedó arrumbado. A las 9 de la mañana, un conteiner, en la Terminal 4 del puerto, se incendió con 17 toneladas de plaguicida que comenzaron a reaccionar químicamente, provocando una inmensa nube de humo se expandió por la ciudad. A esa hora nadie sabía nada más que los efectos en la calle y las medidas de seguridad fallaron una tras otra. Las autoridades comunicaron que la nube en cuestión era producto de un plaguicida de “mediana intensidad y toxicidad moderada”, algo que además no es cierto. A su vez las órdenes eran contradictorias ya que mientras muchos edificios en Retiro y el microcentro fueron evacuados, los especialistas no recomendaban esa medida para no dejar expuestos a las personas en la calle en contacto directo.

También tres líneas de subte y los ferrocarriles con cabecera en Retiro quedaron interrumpidos y el aeroparque Jorge Newbery suspendió sus vuelos. Lo único que se pudo hacer fue poner en alerta a las ambulancias y hospitales hasta el mediodía donde el viento se encargó de disipar el producto.

El conteiner en la Terminal 4 del puerto de Buenos Aires despedía una columna de humo amarillento y las causas se desconocen. Unos indicaban que se había incendiado mientras otros señalaban que el pesticida había entrado en contacto con el agua, lo que provocó la reacción.

Lo cierto es que nadie sabía que contenía precisamente la linda cajita del puerto ni como actuar.

La Ciudad y la Nación –a través del Ministerio del Interior– tienen firmado un protocolo que establece la participación de cada una de las fuerzas en cada tipo de eventos que pueden ocurrir en el distrito federal. El puerto de Buenos Aires depende de la Administración General de Puertos, federal, y cuenta con un protocolo de manejo de sustancias peligrosas. Ahora en la práctica si hay fuego tirale agua, minetras alguien mira de lo que se trata en el manual. Al lugar acudieron dotaciones de bomberos de la Federal y de la Prefectura, que en otras épocas tenían equipos e información obligatoria de conocimiento de sustancias para las operaciones.

Por su parte el responsable de Defensa Civil de la ciudad, Daniel Russo, explicaba a los medios que el contenedor “tendría basura y algún componente químico”, pero todavía no se tenía idea de qué producto era el que se volatibilizaba. Russo pedía que los residentes de la zona en cuestión, cada vez más amplia, “permanezcan en el interior de los domicilios con las puertas y ventanas cerradas y apaguen los aparatos de aire acondicionado”. Por esas casualidades la comunicación fallida era manejada por Edmundo Ferretti ex funcionario de presa de la Secretaría de Ambiente de Nación.

Dos horas más tarde, el viceministro de Seguridad, Sergio Berni, vestido de apocalipsis plástica de y máscara antigás, se ponía en zona acompañado de bomberos y funcionarios en traje y corbata con barbijo comprados en alguna farmacia. El objetivo era explicar a los medios que “la situación está totalmente controlada y volver a la idea de “un pesticida de baja peligrosidad”. El contenedor tenía 17 toneladas de “un insecticida de origen chino llamado Thiodicarb al 35 por ciento –informó el Ministerio de Salud de la Nación–, que es un órgano fosforado” y hacía circular el 0800-333-0160, donde se podían realizar consultas ante síntomas de intoxicación.

Los organofosforados son un grupo de químicos usados como plaguicidas artificiales aplicados para controlar las poblaciones plagas de insectos.

La segunda guerra mundial trajo aparejada una gran revolución de la industria química, en cuyo marco aparecieron los organofosforados como desarrollo exclusivamente militar (gases neurotóxicos) y luego de la guerra, con un amplio uso agrícola. Así aparecieron en los 50 el paratión y el malatión que se consolidaron como insecticidas principalmente agrícolas y su uso se incrementó enormemente con la prohibición del uso de los organoclorados.

El container con el pesticida sirve para el control de orugas en cultivos, llegó al puerto porteño proveniente de Shanghai, China, en el buque carguero Santa Inés. Según el Código Marítimo Internacional de Mercancías Peligrosas, la carga era “clase 6”, es decir venenos o sustancias tóxicas y sustancias infecciosas. En el puerto, el contenedor siniestrado se encuentra junto a otros 30 con la misma sustancia y otros tantos que se desconocen.



Palabras clave: nube toxica

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