Comentario por Patricia Isabel Roccatagliata
Este apasionante libro te llevará a un viaje imaginario en el tiempo y en el espacio, de los valles centrales mexicanos: la tierra zapoteca del germoplasma original del MAIZ y del CACAO .
El maiz, era el sustento fundamental de estas comunidades.
Allí se encontraron misteriosas vasijas, en un principio, mal llamadas funerarias, ya que no se encontraron cenizas de fallecidos, solo formaban parte del ajuar funerario de nobles zapotecos y mixtecos.
Así surge una nueva denominación : Las vasijas efigie.
Figuras humanas, extravagantemente ataviadas: un barroco indigena, un estilo muy elaborado, pero de una esquisitez, única. De pié o sedentes, con glifos o sin ellos, pintadas, pareadas, con tocados de plumas y jaguares dedicados a su dios principal o Gran Espíritu Engendrador, o a una de sus tantas manifestaciones : por ejemplo Cocijo, arquetipo del rayo, la lluvia y por ende de la fertilidad.
Adam Sellen, hace una magnífica recopilación de datos, gráficos y sus conclusiones son contundentes :
Estas vasijas son el testimonio para el recuerdo de su pueblo, de que esas personas fallecidas son de alguna forma intermediarios entre su comunidad y su dios.
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